El camino de la verdad construye la sociedad desde la caridad

lunes, 13 de febrero de 2012
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Oración

“Ven Espíritu Santo y llena nuestros corazones con tu amor. Le pedimos al Espíritu Santo que ponga en nuestros labios palabras de sabiduría y de amor. Que su Palabra pueda transformar nuestro interior. La Palabra del Señor que es siempre viva y eficaz nos regale la serenidad, nos regale la paz, nos regale la alegría en este día, nos ayude a construir una argentina cada día más justa y más fraterna. Como se lo pedimos en esta mañana al Señor en esta oración por la Patria que de alguna manera también quiere ser síntesis de aquello que nos propone para construir una sociedad más justa, un mundo nuevo, una civilización del amor, como decía el Papa Pablo VI pero que ahora lo refuerza, lo refuerza, le da ánimo y completa con esta carta encíclica el Santo Padre Benedicto XVI, por eso le decimos a Jesús: Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos, nos sentimos heridos y agobiados, precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser Nación, una Nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común, danos la valentía de la libertad de los Hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres, y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz, concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas, aquí estamos Señor, cercanos a María que desde Luján nos dice: Argentina, Canta y Camina. Jesucristo, Señor de la Historia, te necesitamos. Amén.”

 

Marcos 7, 1 – 13.

“Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar. Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras, de la vajilla de bronce y de las camas. Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?". El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres". Y les decía: "Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte. En cambio, ustedes afirman: ‘Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte…’ En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre. Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!".

 

Actualizar la Doctrina Social de la Iglesia, decíamos al comenzar este camino bastante complejo para ir descubriendo paso a paso por lo menos en la limitación del tiempo lo que le papa Benedicto XVI nos regala en esta Carta Encíclica: Caridad en la Verdad. En esta mañana vamos a poner de manera particular nuestra mirada en aquello que hace un momento nada más pedíamos al Señor para nuestra querida patria, para nuestra Argentina, para cada uno de nosotros. Le decíamos al señor: “Queremos ser Nación, una Nación cuya identidad sea la pasión por la Verdad”. Caridad en la Verdad es lo que nos dice el papa Benedicto XVI y pasión por la verdad queremos que sea nuestra identidad como Nación, es lo que le pedimos al Señor, y se lo venimos pidiendo hace tiempo ya. La oración escuchada por el Señor, pero también esa oración hecha carne vaya provocando en nosotros este deseo de vivir en la verdad. Este Documento que preparó Benedicto XVI para conmemorar los cuarenta años de la publicación de la Encíclica de Pablo VI Populorum Progressio, sobre el desarrollo integral de los pueblos, debió esperar unos meses porque el papa Benedicto quería rendir homenaje, honrar la memoria del recordado Pablo VI, siguiendo también una ruta que había ido trazando el antecesor de Benedicto, nuestro querido beato Juan Pablo II con aquella Encíclica también de la preocupación social de la Iglesia. Ayer, con algunas palabras, queríamos ir descubriendo lo que significa la Doctrina Social de la Iglesia. Este camino que es el de iluminar desde el evangelio la vida en sociedad, la vida de cada uno de nosotros, el compromiso con las cosas de la tierra. El ir haciendo que el Reino de Dios vaya haciéndose presente cada día más entre los hombres, este amor de Dios derramado, y esto no es simplemente una preocupación de este tiempo. Cuando el papa Benedicto nos regala esta Encíclica, Caridad en la Verdad, y nos va dando principios y va iluminando el camino para ir construyendo cada día una sociedad nueva desde la caridad, desde el amor, y desde la verdad, no hace más que dar continuidad a esto que hace cuarenta años el papa Pablo VI nos regalaba con el desarrollo integral de los pueblos. Aquello que en el camino nos regalara Juan Pablo II y que también recordamos con mucho cariño sobre la Preocupación Social de la Iglesia. Por eso que la Doctrina Social de la Iglesia no es otra cosa que responder a los problemas sociales de la época. Y los cuarenta años de la Populorum Progressio, allá por el 2009, coincidieron con la crisis económica y financiera del mundo, crisis que es evidente no ha terminado aún y que va más allá de la crisis que podamos vivir como argentinos, y aquella que afecta nuestro bolsillo. Comenzó allá a finales del 2008 y tal vez quienes tiene tengan un poco más de memoria recordaremos que el impacto fuerte había sido en los EEUU. Allá, en ese contexto es donde surge este regalo del papa Benedicto: Caridad en la Verdad. Si recordamos aquellos tiempos de tantas confusiones y tantas veces sin ver demasiado claro qué significa aquello de las crisis que viven los países, sin embargo todos estábamos en medio de la crisis. El papa nos deja un camino, una luz, la vuelve a dejar hoy para todos y cada uno de los cristianos, y para todos y cada uno de los hombres y mujeres de buena voluntad. De hecho, todavía hoy, estas tormentas de crisis no han terminado de acomodarse, y vemos como países están viviendo la crisis y uno no vislumbra cuál será la solución, pero sí sabemos donde está nuestra esperanza, en vivir la sabiduría que el evangelio nos propone, en vivir esta propuesta que nos hace el papa Benedicto, en vivir aquello que el papa en varias oportunidades recuerda, y así lo recuerda la doctrina social de la Iglesia, no son líneas para gobernar, eso corresponde a quienes lícita y válidamente tienen esta autoridad para hacerlo, sino que son simplemente son aquellos principios que iluminan la vida y la convivencia de los hombres.

 El esplendor de la verdad y la suave luz de la caridad de Cristo, ahora nos detenemos en esto. En el esplendor de la verdad y la suave luz de la caridad de Cristo. Comenzando la Carta Encíclica el Santo Padre nos dice Pablo VI ha iluminado el gran tema del desarrollo de los pueblos con el esplendor de la verdad y la suave luz de la caridad de Cristo. El papa Benedicto va a continuar por este camino coherente de este camino de la Doctrina Social de la Iglesia y toma la caridad como la vía maestra. Así, apenas en el número dos va a decir que la caridad, unida a la verdad, se ha de buscar, encontrar y expresar. Pero también la caridad se ha de entender, valorar y practicar a la luz de la verdad. La verdad, esta verdad que hace un momento recordaba pedimos vivirla con pasión los argentinos, es fundamental en la doctrina social de la Iglesia. Con ella, con la verdad, se combate la corrupción, y como lo han dado a conocer los expertos, precisamente aquellos que han estudiado y siguen estudiando los motivos, las causas, de aquella crisis económica del 2009, fueron justamente porque mintieron los números, más allá de las explicaciones financieras y demás, pero había una realidad que era mentirosa como tantas veces nos pasa. Dibujamos la realidad, le damos forma para que no nos incomode. Decimos, o queremos escuchar aquello que no nos molesta y que nos deja tranquilos. La verdad en la caridad es el camino, va a decir el papa, para el desarrollo de los pueblos, continuando la palabra de Pablo VI. La ética de la que nos va a hablar el papa Benedicto es el respeto a la verdad, sin verdad no se puede entender tampoco la caridad. Sin la verdad no podemos entender el amor. Nos dice claramente el santo padre que su doctrina social es la contribución de la Iglesia a la sociedad para el desarrollo de los pueblos, para todos aquellos que tienen buena voluntad, y la verdad tiene especial importancia hoy. Termina diciendo el papa Benedicto: La importancia en un contexto social y cultural que con frecuencia relativiza la verdad, o bien se desentiende de ella o bien la rechaza.

Consigna: Testigos de la verdad: El esplendor de la verdad y la suave luz de la caridad de Cristo, es el desafío que nos plantea a cada uno de nosotros esta carta encíclica del papa Benedicto XVI, y por eso, así como ayer nos deteníamos a descubrir los signos que hablaban de caridad, de amor y de compromiso con el prójimo, en esta mañana te invito a contemplar de qué manera vivimos nosotros la verdad. ¿Cuál es la verdad más grande de tu vida? Qué bueno detenernos y pensarlo. Tenemos muchas verdades sobre las que nos movemos, es más tal vez hasta recordemos aquellas verdades que fuimos aprendiendo y nos fueron enseñando desde niños en nuestra casa en la vida de familia, cuando fuimos dando nuestros primeros pasos en la catequesis y hoy ya jóvenes y adultos aquellas verdades con las que nos movemos a diario. ¿Cuál es la verdad más grande de tu vida, la que no negocias? Es la pregunta que te quiero dejar esta mañana y nos queremos regalar para reflexionar. Y muy unido a esto también nos podemos preguntar si nos molesta la mentira. ¿Cuál es la mentira que crees afecta al bien común en este tiempo a la sociedad? Pero miremos sobretodo con esperanza nuestra vida y veremos cuál es la verdad más grande, aquella que todos los días va ayudándonos a tomar decisiones en nuestra vida, aquella verdad que nos ayuda a vivir a caridad y el amor.

Sin la verdad la caridad cae en un mero sentimentalismo. De la verdad dice también Benedicto XVI que solo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente. Y afirma que la verdad es luz que da sentido y valor a la caridad. La caridad en la verdad, porque la verdad es luz. Sin verdad la caridad cae en un mero sentimentalismo. El amor se convierte sin la verdad en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente, que se va rellenando este envoltorio vacío con la moda del momento. Este es el riesgo fatal del amor del amor en una cultura sin verdad. La caridad que se pretende practicar sin verdad, explica el papa Benedicto, aunque claro, no justifica desde fallas menos graves en la vida diaria hasta crímenes de activistas sociales que abrazan las armas, que asesinan, que incendian y cuando lo hacen pretenden hacer creer que lo hacen por el bien de la gente. Profundo error de quien pretende amar sin verdad. Sentimentalismo. Ir de acuerdo a los vientos que soplan en el momento. Que providencial cuando recién escuchábamos uno de los mensajes que nos compartían y que justamente aquella gran mentira que afecta al bien común, es el enfrentamiento, y el enfrentamiento viene cuando no está esta verdad que rige el camino de los hombres y que va alimentando y fortaleciendo las decisiones desde el amor, desde la caridad. Por eso conviene recordar esto, sin verdad, sin una verdad clara y profundamente vivida, la caridad cae en un mero sentimentalismo y hasta nos hace creer y justifica la violencia como camino para lograr el bien común. Nos dice el papa: “Se nota un creciente interés por la ética”, y hace una mirada particular el Santo Padre cuando habla de la ética de los negocios. Y cuando hablamos de la ética de aquello que vivimos a Diario, de aquello que nos ayuda también a compartir la vida social. Dice el Santo Padre: “No siempre esta expresión se entiende lo mismo, cuando se afirma que algo es no es ético, no todos entienden la misma verdad”. Y se puede abusar de esta palabra. Benedicto aclara su punto de vista que es el de la Doctrina Social de la Iglesia, reclama que la actividad económica se guíe por una ética centrada en la gente. La economía no se puede centrar únicamente en el lucro, en la ganancia, en el éxito de los números. Si la actividad económica no respeta los derechos y la dignidad de la gente falla en algo fundamental. Con pocas palabras el Santo Padre cuánto nos dice, y recordemos de una manera particular iluminando allá por el 2009 este inicio de una gran crisis en el mundo, una crisis que sigue siendo actual, y esta crisis que también la vivimos nosotros los argentinos y que nos afecta concretamente en esta economía doméstica, la de llegar a fin de mes, volvemos a recordar lo que nos dice el Santo Padre: “La economía no se puede centrar únicamente en el lucro, la ganancia, el éxito de los números, que den bien las estadísticas. Si la actividad económica no respeta los derechos y dignidad de la gente falla en algo fundamental”. Entender entonces la ética cristiana, la economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento. Como se utiliza mucho este término ético hay que saber entenderlo. Entendemos la ética cristiana, y la doctrina social de la Iglesia lo fundamenta en la creación del ser humano a imagen de Dios y eso implica la inviolable dignidad de la persona y la trascendencia de las normas morales naturales, de manera que necesitamos no solamente que haya sectores de la economía que se manejen con ética sino que la misma economía lo sea. La economía es para el hombre, para el ser humano. No se da una economía en abstracto, en modelos de papel. La economía afecta la vida de todos los hombres. El papa Benedicto quiere iluminar y cuánta actualidad, porque sigue iluminando aquello que hoy nos preocupa a todos. Pero nos quedamos con esta mirada que nos deja en el número 45 de esta carta encíclica que estamos compartiendo: “La economía no se puede centrar únicamente en el lucro, la ganancia, el éxito de los números. Si la economía no respeta los derechos y la dignidad de la gente falla en algo fundamental”.

Abuso del adjetivo ético nos dice el Santo Padre. El papa nos recuerda que hoy se habla mucho de ética en el campo de la economía y nos previene que conviene tener criterio, porque hay cierto abuso del adjetivo ético. Usado de manera genérica puede abarcar también completamente distintos contenidos, a tal punto de hacer pasar por ética a opciones y decisiones contrarias a la justicia y al verdadero bien del hombre. Cuántas veces escuchaste la palabra ética en discursos, en anuncios, en defensas, en banderas que se levantan, pero cuántas veces escuchamos esta palabra, la ética, o lo ético, pero simplemente para adornar el discurso, simplemente para que suene bien a los oídos, porque cuántas veces detrás de estos discursos, de estos anuncios, y de estas defensas, la ética estuvo lejos. Y lo ético no fue más que acomodar la verdad al propio interés, hacer esta cáscara que dentro está hueca. Lo ético es algo distinto. Si vamos al diccionario de la Real Academia, la primera acepción va a decir simplemente: perteneciente a la ética. Pero la segunda acepción que nos deja la Real Academia nos dice que “Ético es ser recto conforme a la moral”. No identificar el éxito con ganar dinero, una conclusión lógica y válida de este camino que en esta mañana estamos recorriendo en torno a la verdad. Hay economistas y personas de negocios en el mundo pero también en la economía de todos los días, en la economía que vivimos con el almacenero, el quiosquero, el de la librería, en nuestro ir y venir de todos los días, el vivir, en estas situaciones hay muchos que solamente tienen la mente puesta en el ganar y ganar a cualquier precio. El éxito sin reglas de la moral o de la ética. El abuso de esta verdad que está hueca. Alguien considerado como exitoso en el siglo XX en el mundo de los negocios, habremos escuchado a este apellido, un tal señor Welch, por cuarenta años al frente de una gran multinacional, lo importante es lo que el manifestaba cuando hablaba del éxito. Cuando hablaba del éxito de una empresa y no identificaba el éxito con ganar dinero. Para él “ganar es sinónimo de triunfar, y el éxito pasa por ser honesto. Ganar es fabuloso decía este hombre, no hace falta recordar que se debe triunfar, pero triunfar con juego limpio y según las reglas es una premisa indispensable. Las empresas y las personas que no compiten honradamente no merecen triunfar”. Palabras de alguien que trabajó en el mundo de los negocios, de alguien que conocido en el ámbito o en el lugar donde se movía, pero también de alguien que conducía una empresa con este criterio. Las empresas, las personas, que no compiten honradamente no merecen triunfar. El ser ético es ser honrado, el ser honrado es obrar con rectitud. Cuántas veces, y lo escuchábamos en algunos de los testimonios que van llegando, nos molesta la mentira, nos molesta la ética dibujada, nos molesta que detrás de esta palabra ética se escondan grandes mentiras. Y a veces no está en nuestras manos el cambiarlo, pero sí podemos ir transformando la realidad desde casa, desde ser honestos y rectos allí, desde el vivir esta verdad que esta mañana nos estamos planteando: ¿cuál es la verdad más grande de tu vida?

Desde esta propuesta que nos va haciendo el papa Benedicto desde esta carta encíclica, donde nos dice que la persona y la familia están en prioridad de consideración para vivir la verdad, para vivir el amor. Sí, la persona y la familia, vivir éticamente, vivir en la verdad, es también tener en primer lugar, es dar prioridad a la persona y a la familia. Y lo vemos a diario cuánto nos cuesta poder tener una mirada o tener esta prioridad en lo que hacemos, en la persona y en la familia. Cuando muchas veces se nos quiere convencer que es virtuoso aquél que dedica todo el día a trabajar, aquél que está a full en su trabajo sacrificando tantas veces el tiempo que debería ser sagrado para la familia. En este tiempo también muchas veces lo tenemos que vivir así para conservar el puesto, el lugar de trabajo, pero es importante reconocer también esta otra verdad, la persona y la familia es prioridad en la vida de todos los días. No todo es ganar dinero. La sinceridad como valor importante para el éxito en la vida. ¿Por qué la gente no es sincera? Si tuviéramos que dar una respuesta estaríamos discutiendo toda la mañana o más. ¿Por qué nos cuesta el decir la verdad? ¿Por qué nos cuesta el testimoniarla? ¿Por qué nos cuesta poner una palabra de verdad cuando vivimos en medio del error? Muchas veces buscamos excusas, tratamos de buscar atajos para dar una justificación al no ser sinceros, pero no hay duda que no somos sinceros, no decimos la verdad, cuando queremos vivir cómodos, cuando queremos acomodar nuestra vida a la realidad y no a la verdad. Si se es sincero puede que surja malestar en otra persona. Cuando somos sinceros muchas veces corremos el riesgo de perder confianza en otra persona. Cuando somos sinceros con aquellos que están a nuestro lado, con aquellos que compartimos el trabajo, el ser sinceros y honestos con la verdad tantas veces incomoda, trae consecuencias, por ahí también hasta persecución. En muchos casos no se es sincero porque se piensa que de eso no sigue nada bueno, no vale la pena el riesgo de la verdad. Es que hay personas, solemos decir, que si no le decimos lo que quiere escuchar se sienten incómodos, nos dan vuelta la cara o dejan de saludarnos. Pero cuando no somos sinceros, no hacemos más que colaborar para que alguien viva en el error y en la mentira. El “no hago mal a nadie”, el no robar ni engañar, el no hacer nada malo, como solemos decir, no es toda nuestra vida, también tenemos que ser testigos de la verdad, y también el amor y la caridad nos tiene que hacer caminar en la verdad, no es simplemente decir no hago nada malo, no le hago mal a nadie, yo no robo, yo no engaño, es que el amor y la caridad me tienen que llevar a actuar en verdad con el hermano para acompañarlo, para ayudarlo a crecer, para ayudarlo a desarrollarse. No nos quedemos nunca con la tranquilidad de que no mentimos, sino dejar que nuestra conciencia nos muestre el camino donde tenemos que hablar, donde tenemos que anunciar la verdad, y sobre todo la gran verdad de Jesucristo. No quedarnos con la tranquilidad de que no mentimos, dar un paso más, tenemos que hablar y anunciar la verdad, la gran verdad que sin duda es Jesucristo nuestro salvador. ¿Cuál es la gran verdad de tu vida? ¿Te molesta la mentira? ¿Cuál es la mentira que afecta más a la construcción del bien común, de la sociedad?

 

 

 

Padre Gabriel Camusso

Parroquia Nuestra Señora de la Merced

Ciudad de Arroyito

Diócesis de San Francisco

 Provincia de Córdoba