El descanso en Dios

viernes, 16 de julio de 2010
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Evangelio según San Mateo 11,28-30.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".

El primer punto de nuestro encuentro descansar en Dios.
Al descanso lo traducimos en distracción, en apartarnos del ruido de lo cotidiano para encontrar  espacios de recreación para que cambiando actividad, de todos estos lugares de distensión poder
encontrar lugares y recuperar vínculos, renovar nuestras energías, reacomodar la carga, decantar la vivencia de lo que intensamente vivido se vuelve para nosotros muchas veces estresante. El descanso es sin duda una saludable experiencia que debemos aprender a administrar para poder vivir en plenitud. Es parte de la vida el saber descansar que hace a la calidad de plenitud de vida en la santidad .La propuesta del Evangelio es aprender a descansar en Dios. Lo que decíamos de las cualidades propias del descanso: la recreación, el modificar las actividades, la recuperación de los vínculos y de las energías nos permite a nosotros hoy desde la Palabra de Dios el poder vivirlo en El que nos llama y nos dice Vengan a mi todos los que están afligidos y agobiados que yo les daré descanso. Es una invitación a la centralidad en Jesús y ésta se  desarrolla a partir del diálogo en amistad con el Señor en espíritu de oración y discernimiento Es por éste camino donde la vida se desarrolla, crece, se fortalece, se rejuvenece y se encuentra claridad. En estos tiempos difíciles que nos toca vivir nos invita el Señor a volver a El. Vengan a mi, dice Jesús, los que estén afligidos y agobiados, yo les daré descanso. Es decir yo les voy a permitir apartándose de los ruidos, de las distracciónes, de los espacios de recreación, volverlos a aquel lugar de centralidad que supone el vínculo con el que nos creó y viene a recrearnos. Son tiempos para reposar en Dios no aislándose en el mudo en el que vivimos sino encontrando en El la nueva fuerza para ir sobre aquella realidad que con mucha paciencia, sobretodo con coherencia de vida evangélica, somos llamados a transformar primero en nosotros mismos en el .ámbito de nuestras familias, de  nuestros matrimonios, también desde allí testimonialmente en la sociedad. Buenos testimonios de vida  familiar ordenada y centrada en Cristo con sencillez evangélica vivida en plenitud es suficiente, es más que mil palabras, mucho más que un montón de leyes que intentan a los manotazos  ordenar lo que la ausencia de Dios en el concierto de la vida social a venido a desbarajustar. Una invitación hoy la de la Palabra a volver a Jesús, a la centralidad en El
Hablábamos del descanso como invitación que nos hace el Evangelio hoy para recuperar nuestras  fuerzas, energías, para tomar saludable distancia en la problemática en que vivimos, desde allí replanificar nuestro caminar, nuestro andar y en éste sentido el valor de la centralidad en el misterio de Jesús, recuperar las energías a partir de cortar con la actividad habitual, desde allí con serenidad y claridad elegir los caminos. ¿ Cómo ayudarte a proyectar un tiempo de descanso? ¿ Has pensado que es lo que te descansa? Que es lo que te permite entrar en ese estado de ir sobre la centralidad de tu vida y desde ese lugar centrar tu vínculo, fortalecer tu presencia en la sociedad con todo lo compleja que ella se manifiesta. El descanso en Dios es una Gracia que el Señor hoy la propone invitándonos ir a El con todos los modos que tenemos de descansar hacerlo en El. El es nuestra fortaleza, nuestro refugio, la roca en que me amparo dice el Salmo. Mientras todo se sacude, se mueve, todo se desestructura para una nueva construcción de los tiempos que vendrán encontrar aquí en la centralidad del vínculo con el Señor nuestro punto de referencia es no solamente saludable, recreativo, seguro, sino en perspectivas futuras de construcción desde éste lugar nuevo para lo que hada a nosotros a nuestra vida y en colaboración por la construcción del Reino en la sociedad plural en la que vivimos
Descansar desde la mansedumbre.
Aprendan de mi, dice Jesús cuando nos invita a descansar, porque soy manso y humilde de corazón. Jesús plantea la mansedumbre y la humildad como el lugar desde donde nosotros recuperamos la fuerza para transformar la realidad La mansedumbre es la que nos permite tener una serena y saludable distancia del fragor de la lucha de todos los días. El umbral de la tolerancia suele debilitarse cuando el cansancio se acumula y cuando planteamos mal la batalla por eso nuestra batalla va en torno a la vivencia del Evangelio, con nosotros mismos y el ámbito propio de la vida de la familia, de la comunidad donde debemos batallar para buscar la manera de configurar saludablemente de manera integral el rostro de Jesús en todo lo que hace a la vida en plenitud a latiende que Dios nos llama. Cuando planteamos mal la lucha, la batalla, es que nos gana el cansancio, desaparece el umbral de la tolerancia, perdemos capacidad de serenidad y mansedumbre y humildad también. Cuando nosotros hacemos una propasición desde una antropología cristiana del modo de entender la sexualidad y el modo de configurar los vínculos desde ésta antropología cristiana pero que supone en éste caso la unión entre un hombre y una mujer para configurar una familia desde el matrimonio estamos excluyendo el otro modo,  el otro estilo que se ha propuesto por estos días pero es propositivo y tal vez esto sea una de las grandes enseñanzas que nos deja éste debate y otras leyes que no van en relación a nuestros principios. Y¿ cómo hacemos entonces? ¿ cómo damos batalla? No va por el enojo, no va por la imposición de lo que creemos. Va por la proposición, por la clarificación de lo que creemos, el corrernos de aquellos lugares donde buscan estigmatizarnos reflejándonos el error del pasado en el que hemos cometido más de una falta contradiciendo lo que sostenemos, corriéndonos de ese lugar con inteligencia y astucia y volver a ser propositivos y a sostener desde una vivencia de claridad y coherencia el Evangelio que sostenemos. Se entiende el desacople que se da dentro de nosotros y la necesidad de serenamente ir buscando la manera de reubicarnos a partir de éste desacople. Digo esto porque en otros tiempos el Cristianismo tenía peso donde se definían las leyes que gobernaban a los pueblos. Eso mismo se ha debilitado tal vez porque el peso que tenía no era tan propositivo y valóricamente testimoniado tal vez porque haya sido más doctrinal en algunos casos y más bajo la fuerza del ejercicio de un poder más que de una convicción desde donde se proponía y en éste sentido es purificador para nosotros como Iglesia recibir éste revés respecto de nuestro modo de comprender y proponer una antropología saludable  integral e integradora de la vida de la persona en la sexualidad en éste caso en particular Tenemos que aprender a proposiciónar nuestro ser cristiano en una sociedad plural y en un mundo que no solamente no va por los caminos por donde la Iglesia propone el Evangelio sino que es contraria y a veces es desafiante a la misma proposición de la Iglesia y en más de una oportunidad es agresiva de la misma comunidad eclesial. Hoy Jesús nos dice clarito mansedumbre y humildad que no es permanecer inactivos sino poner el ojo donde corresponde, la mirada donde tenemos que ponerla, sostener los valorees donde debemos sostenerlos que es la vivencia de la radicalidad de la vida del Evangelio con toda la belleza que esconde la propuesta de Jesús para ser plenificante y transformadora de la propia vida de la sociedad sin excluir a nadie, sin discriminar pero siendo claros en cual es la propuesta del Evangelio porque cualquier cosa que sea decir algo distinto de lo que otro dice no puede ser discriminatorio. Yo no pretendo como cristiano que todo el mundo piense como yo pero pido permiso para poder expresar mi sentir y pensar y mi creer en un ámbito que se dice ser de pluralidad desde algunos lugares donde se percibe más las fuerzas de algunos sistemas económicos que presionan para que éstas leyes salgan a la luz.

                                                                                                                Padre Javier Soteras