11/07/2019 – En una nueva edición de “Por la Vida”, el equipo encabezado por el dr. Nicolás Laferriere, abordó como tema central el “Diagnóstico prenatal como acto médico”.
Se contó con la presencia de la especialista Graciela Moya, genetista, investigadora, profesora de Bioética de Universidad Católica Argentina en Buenos Aires e integrante de la Pontificia Academia por la Vida.
¿Cómo debería el médico comunicar un diagnostico de discapacidad de un niño por nacer?
“Debe hacerse desde un lugar de acompañamiento- señaló la especialista- de hacer entender a los padres que es su hijo quien está enfermo. Es un ser humano, por lo que se da el mismo informe que se daría con un recién nacido y hacer lo posible para ayudar a la familia y al niño. La ley de discapacidad dice que si se hace un diagnóstico de una patología discapacitante, en la madre o en el feto, hay que hacer los controles necesarios para mejorar la calidad de vida del niño después de nacer”.
La dra Moya afirmó que en su caso “tratamos de dar siempre una luz de esperanza. Siempre hay opciones de tratamiento, en el caso una patología que puede provocar discapacidad, hay opciones de mejora y aceptación para insertarlo desde las capacidades que pueda desarrollar en la sociedad. Y si se trata de una enfermedad que puede producir la muerte del niño durante el embarazo o después de nacer, acompañar a los padres en ese duelo.”
La investigadora señaló además que cuando se diagnostica este tipo de patologías hay dos sentimientos que surgen en los padres: la angustia y el dolor:
El dolor viene del descubrir que el proyecto y la ilusión con el hijo no se cumplirá de la manera proyectada. Pero disminuir la angustia depende del médico que da el diagnóstico: “hay que explicarles lo que va a pasar, qué esperar, darles una contención frente al diagnóstico, hablar del hijo llamándolo por el nombre, para que sientan el apoyo a esa criatura. Hay que darles lugar y espacio para que los padres consulten sus dudas.”
La especialista afirmó que “no todos los médicos o terapeutas están entrenados para entender lo que les pasa a los padres. El problema más grande es la desinformación. Hay un cambio muy importante que hacer y es el cambio de mentalidad”.
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