El encuentro de Jesús con el hombre endemoniado

viernes, 19 de agosto de 2022
image_pdfimage_print

18/08/2022 – Como cada semana nos acompañó el padre Francisco Palacios para ayudarnos a profundizar en los textos de la Palabra de Dios, en particular, aquellos que nos relatan los encuentros de Jesús con distintas personas y reflexionar a partir de ellos.

Hoy nos detuvimos en el episodio de la sanación del endemoniado de Gerasa, que se encuentra en el Evangelio de San Lucas capítulo 8, versículo 26 al 39:

“Después llegaron a la región de los gerasenos, que está situada frente a Galilea. Jesús acababa de desembarcar, cuando salió a su encuentro un hombre de la ciudad, que estaba endemoniado. Desde hacía mucho tiempo no se vestía, y no vivía en una casa, sino en los sepulcros. Al ver a Jesús, comenzó a gritar, cayó a sus pies y dijo con voz potente: «¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? Te ruego que no me atormentes». Jesús, en efecto, estaba ordenando al espíritu impuro que saliera de aquel hombre. Muchas veces el espíritu se había apoderado de él, y aunque lo ataban con cadenas y grillos para sujetarlo, él rompía sus ligaduras y el demonio lo arrastraba a lugares desiertos. Jesús le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?». «Legión», respondió, porque eran muchos los demonios que habían entrado en él. Y le suplicaban que no les ordenara precipitarse al abismo. Había allí una gran piara de cerdos que estaba paciendo en la montaña. Los demonios suplicaron a Jesús que les permitiera entrar en los cerdos. Él se lo permitió. Entonces salieron de aquel hombre, entraron en los cerdos, y desde lo alto del acantilado, la piara se precipitó al mar y se ahogó. Al ver lo que había pasado, los cuidadores huyeron y difundieron la noticia en la ciudad y en los poblados. En seguida la gente fue a ver lo que había sucedido. Cuando llegaron adonde estaba Jesús, vieron sentado a sus pies, vestido y en su sano juicio, al hombre del que habían salido los demonios, y se llenaron de temor. 36.Los que habían presenciado el hecho les contaron cómo había sido curado el endemoniado. Todos los gerasenos pidieron a Jesús que se alejara de allí, porque estaban atemorizados; y él, subiendo a la barca, regresó. El hombre del que salieron los demonios le rogaba que lo llevara con él, pero Jesús lo despidió, diciéndole: «Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti». Él se fue y proclamó en toda la ciudad lo que Jesús había hecho por él.”

“Los efectos del espíritu del mal se muestran visibles y tangibles y llevaban a esta persona a encontrarse en ese estado. No conocemos el motivo de por qué llegó a esa situación pero aquí se muestra el señorío de Dios sobre los malos espíritus.”

Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota.