25/10/2024 – El martes pasado falleció, en Perú, el sacerdote dominico, teólogo y filósofo Gustavo Gutiérrez, reconocido en todo el mundo como “el padre de la Teología de la Liberación”, un hombre que le hizo un enorme aporte a la Iglesia en su búsqueda de ser, como dice el Papa Francisco, “una Iglesia pobre para los pobres”.
Gustavo Gutiérrez nació en Lima, en 1928, en una familia de raíces quechuas y españolas. En su niñez padeció osteomielitis y pasó varios años en silla de ruedas. Tras superar esa enfermedad, en 1947, comenzó a estudiar medicina, pero luego ingresó al Seminario y se ordenó sacerdote en 1959.
Con una fuerte vocación teológica, estudió en Bélgica y en Francia con grandes maestros como Henri de Lubac e Yves Congar. Inspirado en los postulados del Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín, promovió una reflexión y una acción teológica centradas en los pobres.
Algunos aspectos de su reflexión teológica recibieron cuestionamientos por parte de sectores conservadores. En diálogo con las autoridades eclesiales de entonces, aclaró algunos puntos de su obra, pero sin renunciar a lo que él llamó “la opción preferencial por los pobres”.
Dialogamos con el padre Rafael Velasco SJ, provincial de la Provincia Argentino-Uruguaya de la Compañía de Jesús, quien impulsó en 2013 cuando era rector de la Universidad Católica de Córdoba la distinción del padre Gutiérrez con el doctorado honoris causa.
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