El estilo humano y cristiano de una auténtica defensa de la vida

jueves, 19 de noviembre de 2020
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19/11/2020 – Como rezó, en su tiempo, San Francisco de Asís, también nosotros deberíamos pedir “Señor, hazme un instrumento de tu paz”, ante el desafío que implica el debate sobre la legalización del aborto que impulsa el Gobierno nacional.

Porque siempre debemos ser instrumentos de la paz de Dios. Incluso cuando confrontamos con el mal, con el diablo, que es el único enemigo, y no ya las personas que pueden estar equivocadas o tener otra mirada o contradicciones acerca de las cuestiones morales, éticas, médicas, filosóficas, religiosas y sociales que se ponen en juego en este debate.

Los cristianos tenemos un verdadero maestro en todas estas cosas y en este tiempo. El papa Francisco ha dicho que la defensa de la vida debe ser siempre clara, firme y apasionada. Pero también nos dice que “todos somos hermanos” y que nunca debemos renunciar al diálogo y a la amistad social.

Por ese motivo nos pareció necesario plantear un ejercicio de reflexión para prepararnos y saber que estamos ante un “combate” por la vida, por el bien, contra el aborto, contra la aceptación de que el Estado promueva la eliminación de vidas humanas; pero no estamos en un combate contra las personas. Ni siquiera contra las que, por distintas circunstancias, lo promueven. Es necesario que entendamos que no podemos agredir, escrachar a otros, condenarlos, romper relaciones, ni vínculos familiares, ni el diálogo.

De esto conversamos con Memé Moscoso, abogada, integrante de la Red de Familias y del Portal de Belén, y con Natalia Villa, diputada nacional por la Provincia de Buenos Aires, integrante del bloque de Juntos por el Cambio, quien defiende la vida desde la concepción, como lo hizo saber en 2018 cuando votó en contra de aquel proyecto de legalización que luego fue rechazado en el Senado.

En el audio que adjuntamos, los diálogos completos que mantuvimos con ambas.