18/11/18 – En el Evangelio de hoy aparece San José respondiendo al anuncio del Ángel, del mismo modo que lo hace María: acepta, en fe, el regalo que Dios le hace de ser padre adoptivo del Hijo de Dios, que viene a tomar nuestra carne. Que Dios nos de la gracia de engendrar vida con nuestro amén, con nuestro si, con nuestro vínculo incondicional con un Dios que nos llama a darlo todo, por la construcción del Reino.
Mt 1,18-24
Por el don de la fe operado en respuesta a la llamada de Dios nosotros somos capaces de ser puestos en el lugar donde Dios nos quiere a la altura donde Dios pretende que estemos según sus designios y sus planes. Nosotros tenemos la posibilidad de caminar en Dios desde la fe sólo porque Él nos provoca esa posibilidad y a la vez nos da la gracia de responderle. Es el amor de Dios el que nos atrae y nos ayuda a dar respuesta. Dios hace consistente nuestro camino misionero y discipular en la medida que vamos avanzando y respondiendo a su invitación. Para eso hay que tener el corazón libre, en “santa indiferencia” y que sea lo que Dios quiera y podamos responder con una confianza grande al estilo de José y María.
Dios nunca nos pide algo que esté por encima de nuestras posibilidades, de hecho para lo que nos pide nos da la gracia.
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