25/10/2018 – Es fundamental en la vida de cualquier persona un proyecto de vida, un mapa que marque un rumbo y un itinerario de hacia qué o quienes centrar la vida. En ese proceso descubrimos que son los otros los que otorgan sentido y verdadera identidad a este proyecto que es mío (y que es irrepetible e instranferible). No vivimos solo para nosotros, sino para servir a los demás.
Para profundizar sobre esta dimensión social y de impacto en la comunidad que tiene nuestro proyecto, conversamos con la Lic en Psicología y docente universitaria, Guadalupe Díaz. Oriunda de San Juan, participó como expositora recientemente en la Asamblea Federal de Acción Católica que se desarrolló en esa ciudad.
“Si no tenés claro hacia dónde querés ir, te garantizo que vas a llegar a donde no querés estar” comentó la especialista y agregó que “ese mapa de ruta (que es el proyeto de vida) te va a permitir alcanzar un equilibrio en diferentes ejes de la vida: familia, amigos, trabajo, santidad. Y ese equilibrio es calidad de vida y bienestar. No es que lo que yo elijo lo que me hace feliz, sino que mis elecciones van hacia eso que me hace feliz. Implica un irse descubriendo a uno mismo” comenzó diciendo la Licenciada Guadalupe Díaz.
Además, invitó a mirar las crisis que todos atravesamos como grandes oportunidades para seguir creciendo: “Si no hay una búsqueda de felicidad nos detenemos y como seres humanos estamos llamados a movernos de manera permanente”. “La frustración no tiene nada de mal, al contrario, es lo que lleva a la persona a buscar aquello que desea o que le falta” indicó.
La especialista indicó que para poder hablar de la dimensión social dentro del proyecto de vida hay algunas habilidades que tenemos que desarrollar. Entre ellas, destacó la empatía como posibilidad de ponerme en el lugar del otro y el caer en la cuenta que mis acciones repercuten en los demás. Seguramente, agregó, yo soy el eslabón para que otros descubran su proyecto.
Ser proactivos: una persona que se hace cargo de sí misma y que decide en torno a sus valores. Preguntarme “¿a quién tengo a mi derecha e izquierda, y cómo los ayudo o no?”.
“Primero va lo primero, y eso es que somos seres sociales y que nuestro proyecto incluye a otros. Debemos buscar el ganar-ganar que implica un aprendizaje colectivo” agregó.
Desde Roma, el joven argentino que participa como auditor del Sínodo de Obispos sobre Jóvenes, fe y discernimiento vocacional, comentó que ya se está transitando la última semana de este proceso. Mariano García contó que la comisión de redacción ya presentó un boceto del documento final, y se está trabajando en las correcciones finales.
Mariano, quien representa a la Pastoral de Juventud Argentina, aclaró que el Sínodo termina con el documento, pero en realidad “comienza a seguir su camino en la vida de tantas conferencias episcopales, diócesis, movimientos y grupos parroquiales. A estar atentos, porque este camino recién comienza. Sigamos soñando porque la Iglesia necesita de la vida de cada joven”.
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