12/02/2020 – Esta semana continuamos junto al padre Héctor Espósito en el ciclo “Las Postrimerías”. En programas pasados hemos hablado de la muerte, del juicio y del purgatorio.
Iniciamos este espacio sobre la realidad del Infierno, con la lectura del texto bíblico de San Mateo 25:31-46:
“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.”
“Ciertamente el infierno está en una crisis de fe porque hay muchos que no creen, otros que se burlan, otros que creen que es un cuento para portarse bien y la tremenda realidad es que el infierno existe”, afirmó el sacerdote.
“Si hemos contemplado con los ojos, escuchado con el oído y abierto el corazón, vemos que la Palabra de Dios nos ha respondido. El infierno no fue hecho para ti ni para mí, el mismo Satanás y sus ángeles caídos lo inventaron. El mismo demonio armó la tremenda realidad del infierno”.
“Jesús enumera en este texto del Evangelio obras de amor, de caridad, de presencia y de juicio ¿hemos hecho estas cosas?”, se preguntó.
“Tenemos miedo, nos asustamos, pero el infierno no es para ti ni para mí. ¿Quien va al infierno? No es nuestra conducta la que nos manda al infierno, es el sí o el no”.
El Catecismo de la Iglesia Católica dice en el punto 1033: “Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: “Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él” (1 Jn 3, 14-15). Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él si omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf. Mt 25, 31-46). Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra “infierno”.
“La conciencia de la libertad y la voluntad frente al “no” a Dios, “no” al prójimo y “no” a mi mismo es propia y libre elección. Dios no te manda al infierno ni nadie te manda al infierno. Vas tú porque lo eliges”, señaló el sacerdote y expresó, a modo de oración: “¿puede ser Señor que me autoexcluya de tu Misericordia y de tu Amor ?”
“Nadie esta condenado,– dijo el padre Héctor- no importa el pecado que haya cometido, la importante es la valentía de pedir perdón y arrepentirnos. La terrible desgracia de Satanás es que, en su soberbia, jamas pidió perdón. Eso es el infierno: no poder, ni querer pedir perdón. Ése es el pecado contra el Espíritu Santo.”
Sor Consolata Bertrone, religiosa y mística capuchina, recibió estas palabras de Jesús: “No, no es la multitud de los pecados lo que condena al alma, porque Yo los perdono si ella se arrepiente, sino la obstinación en no querer mi perdón, en querer condenarse”.
“Al infierno lo elige uno mismo si comentemos el mismo pecado de Satanás”, concluyó el padre Espósito.
Te invitamos a escuchar el programa completo al inicio de etsa nota y a compartirla en tus redes sociales
Este martes, en nuestro ciclo de espiritualidad junto al padre Héctor Espósito, abordaremos el tema del Infierno. ¿Qué… Posted by Radio María Argentina on Tuesday, February 11, 2020
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