Más allá de los algoritmos: el “conocimiento desde el corazón” (“Dilexit Nos” – puntos 20 al 24)

miércoles, 9 de abril de 2025

09/04/2025 – ¿En un mundo dominado por la inteligencia artificial, qué es lo que realmente nos hace humanos? ¿Acaso un algoritmo podrá replicar la ternura de un recuerdo familiar o la calidez de una mirada sincera? En este ciclo “Enseñanzas desde el magisterio de la Iglesia” que venimos llevando adelante de la mano del Padre Javier Soteras con quien profundizamos la encíclica “Dilexit Nos” del Papa Francisco, en esta ocasión él nos invita a sumergirnos en los puntos 20 al 24, para redescubrir el poder del corazón que une nuestros fragmentos.

“En el tiempo de la inteligencia artificial, no podemos olvidar que para salvar lo humano hacen falta la poesía y el amor. Lo que ningún algoritmo podrá albergar será, por ejemplo, ese momento de la infancia que se recuerda con ternura…” Con estas palabras evocadoras del Papa Francisco, el Padre Javier, nos sitúa en el centro del debate. ¿Podrá la tecnología reemplazar la esencia de nuestras vivencias, esos pequeños detalles que dan sentido a nuestra historia personal?

El Padre Javier destaca cómo Francisco, al reflexionar sobre la inteligencia artificial, nos alerta sobre la “omnipotencia” que esconde el proyecto de una “posthumanidad” donde la tecnología y las finanzas buscan construir un mundo sin el sentimiento de las personas. Frente a esta perspectiva tecnócrata, el Papa nos invita a rescatar una “cardiognosis”, una inteligencia que nace del corazón y se nutre de sentimientos. “En esa integralidad de la persona es donde se juega el proyecto de humanidad que viene hacia adelante” afirma el sacerdote.

“Salvar lo humano” , esta frase resonante del Padre Javier subraya la preocupación central del Papa. Los recuerdos entrañables, como aprender a sellar empanadillas con la abuela o jugar con una pelota de trapo, son tesoros que ningún algoritmo podrá replicar. Estos momentos, impregnados de ternura y afecto, son los cimientos de nuestro ser, tal como lo señala la encíclica: “El tenedor, las bromas, la ventana, la pelota, la caja de zapatos, el libro, el pajarito, la flor se sustentan en la ternura que se guarda en los recuerdos del corazón”.

Por otra parte también el Padre Javier enfatiza cómo el Papa nos invita a apartar la mirada de la pantalla para volver al territorio de los vínculos simples y humanos, donde se juega una parte crucial de nuestro desarrollo. No se trata de demonizar la tecnología, sino de evitar endiosarla y relegar a un segundo plano lo afectivo y lo cognitivo que nacen de la capacidad de “conocer con el corazón”. “Lo que los espirituales llaman la cardiognosis, es el conocimiento desde el corazón”.

Continuando con el punto 21, el Papa nos recuerda que “ese núcleo de cada ser humano, su centro más íntimo íntimo, no es el núcleo del alma, sino de toda la persona en su identidad única que es anímica y corporal. Todo se unifica en el corazón que puede ser la sede del amor con la totalidad de sus componentes espirituales, anímicos y también físicos” . Es en el amor donde alcanzamos nuestra plena identidad, pues “cada ser humano ha sido creado ante todo para el amor. Está hecho en sus fibras más íntimas para amar y ser amado” .

El Padre Javier nos introduce en la sabiduría de Santa Teresa del Niño Jesús: “El amor es ciencia” . Un conocimiento que nace de la “connaturalidad” de los vínculos afectivos, como el saber de una madre sobre su hijo, que trasciende la mera observación. Este “saber que da el hecho de amar a la persona y acompañarla en su camino” es una gracia que debemos pedir, especialmente en tiempos de cambios culturales acelerados.

“Conocimiento por connaturalidad” , esta expresión clave nos conecta con la fuerza de la piedad popular, donde el pueblo sencillo entiende los misterios de Dios desde el vínculo de amor, sin necesidad de estudios teológicos. Este mismo saber debe guiar nuestras relaciones humanas, evitando que nos dejemos llevar por delante por un conocimiento puramente racional por eso el director de Radio María Argentina dice: No abandonemos este saber que no dejemos llevar por delante el saber que está en el corazón y en las entrañas de nuestro ser”.

En el punto 22, el Papa nos confronta con la realidad de las guerras y la indiferencia global, preguntándose si “la sociedad mundial está perdiendo el corazón” . La imagen desgarradora de las abuelas llorando a sus nietos asesinados nos interpela directamente. Ver llorar a las abuelas sin que se nos vuelva intolerable es un mundo sin corazón” .

El Padre Javier nos recuerda cómo a veces es necesario apelar a lo más básico de la humanidad, como el amor materno, para despertar conciencias endurecidas por el poder. Ir contra las raíces, contra el amor esencial, es un camino destructivo.

¿Estamos permitiendo que la tecnología nos aleje de los vínculos humanos esenciales? La invitación del Papa Francisco, a través de la profunda guía del Padre Javier Soteras, es un reconectar con nuestra humanidad más profunda, aquella que reside en el corazón que uno de los fragmentos de nuestra existencia.