El martirio diario como testimonio de una vida cristiana

lunes, 23 de febrero de 2015

 

23/02/2015 – El martirio del Monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien fue asesinado en 1980 en San Salvador mientras celebraba una misa, fue el punto de partida que utilizó Sebastián García, sacerdote de la Congregación Sagrado Corazón de Jesús de Betharram, Capital Federal, en diálogo con Radio María. “El martirio de Romero es por su asesinato, pero no fue sólo eso lo que hizo santa su vida”, comenzó el sacerdote sobre el Monseñor, que será beatificado.

“Mártir viene del griego, significa testigo. No se limita sólo al que entrega su vida o lo matan, sino a los que están dispuestos a morir día a día, generando actitudes coherentes a una vida cristiana. Martirio significa el testimonio vivo de nuestra vida de acuerdo a los valores del Evangelio. No es ser masoquista y buscar la muerte, el cristiano es un militante de la vida”, comentó el padre Sebastián.

Con respecto a las enseñanzas del Monseñor Romero, explicó que tiene una visión fuerte de la Iglesia como pueblo de Dios. “Sus homilías no van dirigidas sólo a los cristianos, sino a personas que, con otra fe, adherían a sus denuncias. La opción que toma es apartidaria, de opción por los pobres, lo que lo asemeja con los antiguos profetas”.

Para ser testigos y anunciadores en el día a día, sostuvo: “Hay que buscar momentos de silencio habitado por Dios, que me permitan  vincularme con Él, y en la presencia del hermano, sobre todo aquel que sufre, para ir muriendo al propio ego. La presencia del otro a veces es molesta, porque hay descontentos, pero eso no debe afectar a nuestro ser cristiano diario. Si el testimonio de mi vida es coherente, va a generar nuevas vocaciones”.

“El testigo es aquella persona que haya hecho una experiencia de amor de Dios, por mínima que sea. El saber que el amor que Dios tiene por mí nunca va a faltar. Se trata de poner en pequeños gestos cotidianos ese amor que siento, hacer las cosas de cada día con un espíritu renovado. Día a día debemos convertirnos para escuchar más y mejor la palabra de Dios. Es un esfuerzo cotidiano por vencer mi zona de confort”, agregó el sacerdote, invitando a que en esta Cuaresma los cristianos seamos un poco más testigos en ese martirio diario de morir a nosotros mismos por el Evangelio.

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