El matrimonio: alianza de amor

miércoles, 21 de marzo de 2007
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Les daré un corazón nuevo, les infundiré un Espíritu nuevo. Pondré en ustedes la gracia de un Espíritu nuevo. Les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra. Les daré un corazón de carne .Infundiré mi Espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos y que observen y practiquen mis leyes. Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi pueblo, yo seré su Dios. Los salvaré de todas sus impurezas. Llamaré al trigo y lo multiplicaré y no enviaré más el hambre sobre ustedes. Multiplicaré los frutos de los árboles ,los productos de los campos, para que ya no tengan que soportar entre las naciones el oprobio del hambre. Ustedes se acordarán de su mala conducta y de sus acciones perversas y sentirán asco de ustedes mismos a causa de sus culpas y de sus abominaciones. Yo no obro por consideración a ustedes. Sépanlo bien –oráculo del Señor- sientan vergüenza y confusión, por su conducta, pueblo de Israel.

Ezequiel 36, 26 – 30
El profeta Ezequiel en el capítulo 36, 26-30 nos acerca la nueva alianza con la que Dios va a sellar un vínculo con su pueblo. No se trata de cualquier pacto. Es un intercambio de lo más hondo del corazón de Dios con lo más hondo del corazón humano. Yo les daré un Espíritu nuevo. Es el Espíritu de Dios el que se derrama sobre su pueblo.

Les infundiré éste Espíritu arrancando primero desde la raíz, desde dentro, desde lo más hondo, todo aquello que en ustedes hoy es una dureza y que les impide vivir en clave de alianza. Yo voy a poner ahora si mi corazón en ese lugar. Un corazón de carne, dice Dios, no uno de piedra como el de ustedes. Este trasplante de corazón que Dios hace para establecer la alianza ocurre en el sacramento del matrimonio por esa presencia de Dios que hace del amor humano, un amor en Cristo, distinto, que se expresa en, yo te recibo por esposo o por esposa, a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad, en la adversidad, en la salud, en la enfermedad, amándote y respetándote durante toda mi vida, y la otra persona dice lo mismo.

Es allí donde se produce por gracia de Dios, éste transplante de corazón. El esposo le dice a la esposa, yo pongo mi corazón, lo arranco de mi, en el tuyo y la esposa le dice al esposo lo mismo, yo arranco lo más hondo de mi ser para ponerlo en el tuyo, para darte la vida que me dieron. Es una Pascua lo que ocurre. Dispuestos a morir para dar la vida. A dar lo mejor de si para que el otro viva. Este gesto de amor termina por expresarse plenamente y terminar de ser una realidad honda y profunda en la unión de los cuerpos que expresan eso mismo que han dicho las palabras en el sacramento.

Por eso es que forma parte del sacramento la unión de los esposos en el lecho nupcial. No solamente la unión matrimonial está lejos de ser un pecado o considerado cualquier aspecto como pecaminosa , como por allí algún bicho raro puede querer entenderlo o querernos hacernos desviar de lo que Dios quiere que en la unión de uno con otro lleguen a ser un solo ser expresión final, completa del sacramento.

Eso que se dice en, yo te doy mi vida y yo recibo tu vida, yo te doy mi corazón y recibo tu corazón, éste trasplante de corazón en Dios, para hacernos uno en el amor a los esposos, está expresado después en la unión matrimonial, en el lecho nupcial y está significado durante todo el tiempo en la alianza que el esposo lleva en su dedo índice y la esposa lleva también en su dedo índice. Que están diciendo con ésta alianza? Eso mismo que han expresado en el consentimiento, aquello mismo que han expresado cuando se han entregado mutuamente en un amor de entrega corporal hasta ser uno. Porque la entrega corporal es eso. Es decirse en el lenguaje del cuerpo, yo no puedo vivir sin vos, vos no podés vivir sin mí.

No podemos vivir sino el uno para el otro. Nos hacemos uno, expresado en ésta entrega. Es por eso que no puede ocurrir sino cuando están dadas ciertas condiciones para que así sea.. Un mismo proyecto de vida, una misma suerte en las venturas y en las desventuras, un mismo lecho y un mismo techo, una misma responsabilidad frente a los frutos que nacen de esa entrega de amor. No puede ocurrir ésta entrega en cualquier momento. La entrega de amor ocurre cuando ha madurado el amor y puede expresarse de éste modo comprometido. Pero vayamos sobre la alianza.

Qué es la alianza que acompaña como signo la mano en la esposa y el esposo aquello otro celebrado. El anillo es presencia de Dios, por esto es sagrado. Y lo sagrado uno no se lo pone y se lo saca cuando quiere. Lo lleva incorporado a si mismo. Expresa el compromiso en Dios de ésta entrega para siempre. Lo coloqué en la mano del otro, manos que son acariciables podríamos decir, cariñosas, manos que generan deseo de estrecharse en un mismo vínculo.

Que hermoso que es ver a los esposos darse la mano como signo de esa expresión de unión. Manos que trasmiten un mundo de sentimientos que expresan tanto. Está allí en la mano la alianza. Alianza que está hecha a la medida del otro, a la medida del esposo, a la medida de la esposa , que expresa me hago a tu medida, me decido a hacerme a la altura de lo tuyo. He tomado la determinación de ponerme a tu servicio.

La alianza de ella lleva el nombre de el. El le está diciendo con la entrega de su alianza , que está hecha a la medida de su dedo, yo he decidido, he tomado la determinación de salir de mi mismo para ponerme a tu altura, para vincularme empáticamente a tus deseos, a tus gustos, a tus anhelos, a tus sueños, no a tus caprichos, no a tus berrinches, a tus auténticos proyectos, al modelo de mujer que Dios ha querido construir.

Quiero colaborar con Dios en éste proyecto y con vos si así lo querés. Lo mismo le dice ella a el. Esta alianza que es mía pero que va en tu dedo, está hecho a tu medida, es signo de la expresión de mi amor de mujer que quiere ser complemento de tu proyecto de hombre y me pongo a la altura de tu búsqueda, de tu necesidad, de tus expectativas, de lo más hondo del signo que Dios ha puesto en tu corazón cuando te llamó a la vida y allí me quedo porque soy lo que Dios eligió para que seas el hombre que estás llamado a ser. Eso se expresa cuando se entrega la alianza. Uno ve por allí cuando a los novios se le entrega la alianza, digo que me siento incómodo al poco tiempo cuando los veo que han recibido la alianza, porque es algo nuevo que se incorpora al esquema de vida.

Antes no lo llevaba, ahora lo llevo. Ahora está claro que éste que era soltero está casado, ésta que era soltera ahora está casada. Hay una cierta como incomodidad, es decir, una cierta como no adaptación a lo nuevo, y está bien que así sea. Porque hacerse al otro es incómodo. Nos saca de lo que a nosotros nos ha resultado hasta aquí cómodo, acomodado, conocido, sabido.

El vínculo del amor matrimonial es un lugar de peregrinación, de donde yo estoy a donde está el otro, es un éxodo, es un aprender a salir, es una Pascua, es un saber morir para vivir en el otro, es dejar que el otro llegue a mi, es un lugar de hospitalidad también. Es el lugar donde el otro llega desde su peregrinación en amor hacia mi y yo lo recibo. Por eso la expresión en la palabra y en la escucha como espacio, lugar donde peregrinamos, por donde andamos y por donde hospitalariamente recibimos al otro.

Este salir de nosotros es incómodo, no es el anillo. Lo que resulta incómodo no es la alianza que llevo en mi dedo, es éste disponerme a salir de mi mismo lo que me incomoda. Cuando uno está cómodo? Uno está cómodo cuando el ambiente en el que se mueve le resulta familiar, conocido, habitual, sabido. Entonces me muevo como pez en el agua.

Uno está cómodo cuando el ambiente en el que se mueve, donde uno está, le resulta desconocido no familiar, no habitual, el otro en cierto modo siempre le va a resultar desconocido y está bien que así sea. El otro siempre será un misterio y si no fuera un misterio y no me resultara conocido, corro el riesgo de hacerlo tan familiar que termino por manipular el vínculo con el otro, constituirlo en un objeto.

Que es lo manipulable? Es manipulable lo que para mi es una cosa. Yo puedo manipular ésta caja de los lentes que tengo en mis manos y éste libro y ésta Biblia que tengo aquí, puedo manipular el mouse que está aquí, lo puedo manejar, pero las personas no. Las personas son siempre como en cierto modo desconocidas. Siempre hay para mi un costado no conocido, ni de mi mismo ni del otro. Por eso nos diferenciamos de las cosas. Somos distintos de ellas.

Es el misterio de la alianza celebrado en el sacramento del matrimonio con el que Dios se compromete y es el anillo, simplemente el anillo el lugar donde hoy estamos paraditos para contemplar lo que guarda, lo que significa, lo que importa, lo que esconde y desde allí renovar nuestros vínculos en el matrimonio.

A la hora de trampear en el amor algunos se quitan la alianza. Como se dice vulgarmente está de trampa y entonces como está de trampa se sacan lo que lo vinculan al otro como si fuera descartable la relación. Que te recuerda la alianza en tu dedo de esposo o de esposa? Puede ser un recuerdo doloroso de una infidelidad pero también puede ser el recuerdo bello de historias compartidas detrás del vínculo.

Que historias de amor esconde tu alianza? Por ahí nos decían recién aquí en el chat, hay una historia que encierra con mi marido un dolor grande. Hace más de siete años me robaron la alianza y eso ocurre más de una vez, más en el tiempo de inseguridad. Y la tuya que historia? Esta es la consigna. Que historias de amor se esconden detrás de tu alianza? De la alianza que llevas en tu dedo.

Para alguno puede haber costado mucho conseguirlas, porque quisieron hacer una alianza cara. Para otros puede haber sido un momento muy lindo cuando estaban de novio, que se las entregaron en compromiso y después renovaron ese compromiso en un amor maduro en el si para siempre en torno a la presencia de Dios. Para cada uno tiene una historia distinta.

El anillo puede ser al principio incómodo. Lo que es cierto es que cuando es de buen metal, que suele ser en muchos casos de buen metal, de oro, o algo de oro tiene el anillo, está expresando que es una realidad muy preciada, muy preciosa. Es un metal precioso, es una cosa apreciada, querida , de valor, importante. A veces hemos perdido tanto la significación de los gestos, de los signos, que perdemos la dimensión que significa llevar algo de oro o una alianza con un signo precioso, una pequeña piedrita, que no necesariamente tiene que ser de valor económico, puede ser una piedrita de valor afectivo, bien puesta, en un lugar justo.

Cuando le perdemos el valor le perdemos el sentido, cuando le perdemos el sentido ya no nos dice lo que nos debería decir. Empieza como a hacérsenos costumbre y perdemos la orientación que guarda el signo.

Cuando es de un valor preciado, oro, por ejemplo, ese metal ha pasado por el fuego, para sacarle todo lo que es escoria en el. Lo cual está diciendo que esto que nosotros somos para alcanzar aquello que significamos en la alianza preciada, necesariamente va a pasar por el fuego. Por el fuego del amor que purifica, por el fuego del amor no entendido solo bajo el signo de la pasión que siempre tiene que estar presente en el vínculo matrimonial, sino por éste otro fuego del amor que es pasión en cuanto que me se sufrir a mi mismo en lo que no se superar, en lo que no puedo en mi límite, en mis imposibilidades y se sufrirlo al otro en sus límites, en sus errores, en sus vicios, en sus imposibilidades. Este saber sufrirnos mutuamente que claro no es decir es insufrible el otro. No, si es sufrible es por que hay amor.

Si yo te puedo sufrir es por que te amo y si yo me puedo sufrir a mi mismo es porque se me amado y porque me amo. Este sabernos sufrir positivamente es purificador. Es tan purificador como purificado está ese metal precioso que llevas sobre tu dedo, alianza, que para alcanzar el valor que hoy tiene ha tenido que pasar por el fuego. Es de oro, o de un metal que brilla o tiene una piedra que sin brillar guarda una relación de afecto, que brilla como afecto, como signo de lo que debe brillar en la vida matrimonial.

El sabernos orgullosos de pertenecernos mutuamente. Con el orgullo de los humildes, si vale la contradicción en la expresión. El orgullo de los humildes cual es? El saberse que con lo que se tiene y con lo que se puede es feliz. Porque hay algo que sostiene lo que somos. Es el amor que se nos ha entregado y se nos ha regalado, Este es el orgullo de los simples.

El anillo que llevas en tu dedo como signo de alianza es cerrado. Es símbolo y señal de que no hay salida, no hay alternativa, no hay dos puntas, no podes jugar a dos puntas. Hay una punta, la de tu corazón, con otra punta la del corazón de la persona amada, tu esposo, tu esposa, que se cierran en un mismo lugar. Es el misterio de estar unidos. Es el misterio de estar hecho uno con el otro.

El matrimonio es una sola carne, un solo corazón, buscando juntos todo, los puntos de encuentro para mirar hacia la misma dirección. Si te ponés el anillo sobre el ojo no podés mirar para muchos lados. Solo podés mirar hacia lo que tenés adelante y eso es lo que se te invita a trabajar desde tu ofrenda de vida, a ligarte con otro porque te ofreciste al otro y el otro se ofreció a vos a un mismo sentido, en la misma dirección. Es todo un ejercicio que hay que hacer para alcanzar ésta mirada común.

Se habla mucho de esto hoy en la empresa. Visiones compartidas en una planificación de participación. Se busca justamente alcanzar por el diálogo en el consenso bajo el signo del que tiene la autoridad, se busca tener ésta mirada compartida, consensuada, acordada. Cual es el camino para eso? El verse, el dialogar con uno mismo, el dialogar con otro, el hacer contacto con uno y desde ahí poder hacer contacto con el corazón del otro. No hay verdadera empatía sino hay verdadera intimidad. La empatía que yo tengo con el corazón de mi hermano solamente es tal cuando yo he sabido hacer contacto con mi propio ser.