19/11/21- El deber de todo padre es criar a sus hijos hasta el momento en que sean capaces de valerse por sí mismos e independizarse. Aunque es de un momento muy positivo para padres e hijos, y evolutivamente necesarios, no siempre es fácil lidiar con él. Por ello, en ocasiones puede desencadenar el síndrome del nido vacío. Lo dialogamos con la Lic. en psicología María Marta Bianco.
“¿El nuestro es un nido vacío, es un nido reciclado, es un nido en transformación, es un nido en refacción? El hogar muta y toma nuevas formas. Deja de haber una centralidad en los hijos, la dimensión social basado en ellos. El momento del nido vacío es un tiempo de mucha inestabilidad y de pérdidas, muchas veces coincide con fallecimientos de los abuelos, con la menopausia, con la jubilación de los padres. Esto conlleva emociones angustiosas: sensación de tristeza y vacío, sentimientos de profunda tristeza, sensación de no tener rumbo ni nada por hacer, aburrimiento constante, deseos de llorar con frecuencia y durante un tiempo amplio, sentir que la vida ha perdido el sentido, molestias somáticas, insomnio, etc.”
Los que están aún en etapa de crianza están invitados a preguntarse cómo están regulando la autonomía de los hijos. Según las etapas evolutivas hay que permitir que los chicos realicen las cosas por ellos mismos. Hay que despegarse de sus propios intereses y proyectos. Hay que buscar un espacio único y personal, alejado de la maternidad y paternidad. Hay que hacerle caso a nuestros deseos. Estamos invitados a resolver sanamente las crisis y no enviarlas debajo de la alfombra. Cultivar la relación de pareja.
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