El número Cien, la plenitud del rendimiento

martes, 2 de julio de 2013

 

 

El sistema decimal es un sistema de numeración en el que las  cantidades se representan utilizando como base aritmética las potencias del número diez. La practicidad del número diez se basa, claramente, en que es el número que se puede contar con los dedos de la mano.

El número cien, diez veces diez, puede tener el sentido de multiplicación, plenitud, abundancia. Se lo usa como base para los porcentajes; así, decir que algo rinde al ciento por ciento, 100%, es indicar un rendimiento pleno, total.

 

En el Imperio Romano, la centuria era la unidad con la cual se contaba una cantidad de varones, jefes de familia, o de soldados. Sin embargo, en la Legión Romana, la centuria no estaba formada por cien hombres sino por ochenta. Su jefe era un centurión.

 

Gente en grupos de a cien

 

En la Biblia, en numerosas ocasiones se menciona la agrupación en número de 100 personas, particularmente en el ámbito militar.

 

Exodo 18: Jetró aconseja a Moisés que ponga jueces como jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez.

24Moisés le hizo caso a su suegro y puso en práctica todo lo que le había dicho: 25escogió a los hombres más capaces de Israel, y les dio autoridad sobre grupos de mil personas, de cien, de cincuenta y de diez. 26Ellos dictaban sentencia entre el pueblo en todo momento; los problemas difíciles se los llevaban a Moisés, pero todos los problemas de menor importancia los resolvían ellos mismos.

 

Jueces 7: 19Así pues, Gedeón y sus cien hombres llegaron al otro lado del campamento cuando estaba por comenzar el turno de guardia de medianoche. Entonces tocaron los cuernos de carnero y rompieron los cántaros que llevaban en las manos, 20y los tres grupos tocaron al mismo tiempo los cuernos de carnero y rompieron los cántaros. En la mano izquierda llevaban las antorchas encendidas, y los cuernos de carnero en la derecha, y gritaban: “¡Guerra! ¡Por el Señor y por Gedeón!”

 

2 Sam 18,1: David pasó revista a su ejército, y puso jefes al frente de grupos de mil y de cien soldados.

 

Judith 10,17: Entonces escogieron a cien hombres para que acompañaran a Judit y a su criada y las llevaran hasta la tienda de Holofernes.

 

2 Macabeos 3,55: Después Judas Macabeo nombró de entre el pueblo jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez.

 

De la muchedumbre anónima a los grupos de encuentro

 

En el relato de la partición de los panes en  Mc 6,30-44, en primer lugar se presenta a la muchedumbre como una masa de gente que van de un lado a otro y que están como ovejas sin pastor. Para poder alimentar a esa multitud, Jesús ordena a sus discípulos que hagan acomodar a la gente:

 

39Entonces les mandó que hicieran sentar a la gente en grupos sobre la hierba verde; 40y se sentaron en grupos de cien y de cincuenta.

 

Este procedimiento nos indica un modo de solución para un gran problema: organizar grupos más pequeños. Podemos ver una reminiscencia de la institución de los jueces hecha por Moisés: agrupar en pequeñas comunidades para resolver los problemas.

 

Lo que rinde el ciento por uno

 

En la parábola del sembrador, Jesús habla de semillas que, por distintos motivos, no rinden. Mc 4,1ss y Mt 13,1ss dicen que la semilla que cayó en buena tierra rinde al treinta, al sesenta o al cien por ciento. En cambio, el relato en Lucas es más optimista, ya que dice que las semillas caídas en buena tierra rindieron todas al ciento por ciento: Lc 8,4ss.

 

8Pero otra parte cayó en buena tierra; y creció, y dio una buena cosecha, hasta de cien granos por semilla.”

 

Cuando Jesús aplica la parábola a los efectos de la recepción de la Palabra de Dios, comenta:

 

15La semilla que cayó en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia.

 

Jesús promete el ciento por uno de rendimiento a quienes renuncian a otras riquezas por el Reino de Dios:

 

28 Pedro le dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». 29 Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, 30 desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna. 31 Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros».

 (Mc 10, 28-31)