El número doce

martes, 10 de julio de 2012
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El número 12 se encuentra como medida para dividir el año, teniendo en cuenta la cantidad de ciclos lunares completos que se dan en 365 días. Este tipo de calendario fue usual tanto entre los pueblos de la Medialuna Fértil como también en civilizaciones americanas. Organizar un grupo humano en base a 12, permite repartir las obligaciones, fijando un encargado por mes.

El número 12 se puede contar con los dedos de una sola mano. Dejando el pulgar libre, se va apoyando sobre cada una de las falanges de los dedos restantes, comenzando en el índice y terminando en el meñique, completando así el número de 12.

Desde el punto de vista de la división, el número 12 presenta la ventaja de ser divisible por 1, 2, 3, 4, y 6.

El Antiguo Israel

Los doce hijos de Jacob: Gén 35,23-25    

La hija mujer, Dina: Gén 30,21

Los hijos de Jacob en Egipto: Ex 1,1-7  

La Alianza, señalada con doce piedras en representación de las doce tribus que formaban el pueblo de Dios: : Ex 24,1-4

Salomón divide el Reino en 12 distritos: 1 Re 4,7

El Sumo Sacerdote llevaba sobre su pecho un pectoral confeccionado con 12 piedras de doce colores distintos. Cada piedra representaba una tribu. Así, cada vez que estaba en presencia de Dios, el Sumo Sacerdote llevaba en su pecho a todo el pueblo:

15También harás el pectoral del juicio de Dios, trabajado artísticamente y confeccionado de la misma manera que el efod. Lo harás de oro, de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado. 16 Deberá ser cuadrado y de doble paño, de un palmo de largo y otro de ancho. 17 Lo guarnecerás de piedras preciosas, dispuestas en cuatro hileras: en la primera habrá un jaspe rojo, un topacio y una esmeralda; 18 en la segunda, un rubí, un zafiro y un diamante; 19 en la tercera, un ágata, una cornalina y una amatista; 20 y en la cuarta, un crisólito, un lapislázuli y un jaspe verde. Todas ellas estarán engarzadas en oro. 21 Las piedras serán doce en total, como los nombres de los hijos de Israel, y cada una llevará grabado el nombre de una de las doce tribus, como se graban los sellos.(…) 29 Cada vez que Aarón entre en el Santuario, llevará sobre su corazón, en el pectoral del juicio de Dios, los nombres de los hijos de Israel, para mantener siempre vivo el recuerdo de ellos en la presencia del Señor. (Ex 28,15-21.29)
 

Los “Doce” en los Evangelios y Hechos de los Apóstoles

Distinguir las palabras discípulo y apóstol. Discípulo es el que sigue a un maestro. Apóstol, en griego, significa enviado.

* Los Doce según la tradición sinóptica: Mc 3,13-19 y //; Hech 1,12-13

* Los Doce en la eclesiología joánica: Jn 6,67-71; 20,19-24. Los Discípulos: Jn 13,1.22; 16,7

* María Magdalena, enviada: Jn 20,17

El Evangelio según San Juan no utiliza el vocablo “apóstol”. Este término solamente aparece en el sentido no técnico de “enviado” o “mensajero” en 13,16.

“Mateo, Lucas/Hechos y las cartas pastorales dan testimonio de la creciente institucionalización de las iglesias hacia finales del siglo, con un interés asimismo creciente por los oficios eclesiales. Existen mu­chas cosas en la teología juánica que podrían relativizar la importancia de la institución y del oficio en un tiempo en que esta importancia estaba siendo acentuada en otras comunidades cristianas (incluyendo las que hablaban de una fundación apostólica).

Los más importantes apóstoles mencionados en el nuevo testamento, Pedro, Pablo y Santiago de Jerusa­lén, todos murieron en los años 60; y después, las iglesias que invocaban sus nombres llenaron el vacío doctrinal que resultó de estas muertes destacando que los oficiales que sucedieran a los apóstoles deberían mantener lo que ellos habían enseñado sin cambiar nada (Hech 20,28-30; Tit 1,9; 2 Pe 1,12-21). Pero el cuarto evangelio, que conoce el problema de la muerte del discípulo amado (21,20-23) subraya que el que enseña, o el maestro, es el Paráclito que permanece siempre dentro de todo aquel que ama a Jesús y que guarda sus mandamientos (14,15-17); él es el que conduce a la verdad plena (16,13).”

(Raymond Brown, La comunidad del discípulo amado, Ed. Sígueme, págs. 84-85)

Completar el número de Doce: Hech 1,15-26

El número Doce en el Apocalipsis

Versículos del Apocalipsis en que aparece el número 12: 7,5-8; 12,1; 21,12-21; 22,2

9 Luego se acercó uno de los siete Ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y me dijo: «Ven que te mostraré a la novia, a la esposa del Cordero». 10 Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. 11 La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino. 12 Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel. 13 Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres al oeste. 14 La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno de ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero. (Ap 21,9-14)

También tiene un significado especial en el Apocalipsis el número 144, que es el resultado de multiplicar 12 x 12.

¿Quiénes son los ciento cuarenta y cuatro mil sellados?

Ante todo, hay que aclarar que el autor dice de distintas maneras que estos ciento cuarenta y cuatro mil que se salvarán del gran castigo son israelitas: “ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel” (7,4). Y luego enumera las doce tribus para indicar que se sellan doce mil personas de cada una de ellas.

Junto a estos ciento cuarenta y cuatro mil israelitas hay una multitud inmensa, que nadie puede contar, proveniente de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas (7,9). Estos tienen ya los signos del triunfo: vestidos de blanco y con palmas en las manos. Todos están delante del trono de Dios y del Cordero.

Se ve entonces que hay un gran número – pero limitado – de judíos, y una multitud inmensa de personas provenientes de todos los demás pueblos.

El autor tiene en cuenta el gran castigo que se aproxima sobre toda la tierra, y tiene cuidado en advertir que este castigo no se derramará sobre todos indiscriminadamente, sino que aquellos que son fieles a Dios serán preservados. En primer lugar aquellos judíos que permanecieron fieles, el resto de Israel. A estos se los puede numerar: son 144.000. Luego vienen los miembros de la Iglesia que provienen de los otros pueblos: son una cantidad inmensa, imposible de contar.

En segundo lugar atendamos al número. Ya se ha dicho al principio que en un apocalipsis todo debe entenderse simbólicamente. Sobre todo los números, que como se sabe, en todas culturas tienen valor simbólico. También entre nosotros se atribuye cierta perfección al número 7, o se asocia el número 13 con la desgracia. En la Biblia y en otros escritos de la antigüedad se ve que esta asociación era mucho más corriente en aquellos tiempos que entre nosotros.

El número 12 se asocia siempre con los elegidos (las doce tribus, los doce apóstoles). El número mil equivale a una gran cantidad. Si multiplicamos doce por doce nos da 144, que indicaría entonces la cantidad de los elegidos. Si a este resultado lo multiplicamos a su vez por mil, nos da la cantidad de 144.000 que significaría algo así como la inmensa suma de todos los elegidos, sin pretender ponerle un número determinado como hacen algunas sectas.”

Luis Rivas, Qué dice el Apocalipsis, Ediciones Pan y Trabajo