27/09/2022 – Esta semana finalizamos el ciclo “Los encuentros con Jesús”, junto al padre Francisco Palacios. El pasaje de hoy estuvo tomado del Evangelio de San Juan capítulo 5, 1-14
“Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos, que esperaban la agitación del agua. Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: «¿Quieres curarte?». Él respondió: «Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes». Jesús le dijo: «Levántate, toma tu camilla y camina». En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: «Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla». Él les respondió: «El que me curó me dijo: “Toma tu camilla y camina”». Ellos le preguntaron: «¿Quién es ese hombre que te dijo: “Toma tu camilla y camina”?». Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: «Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía».
“El hombre presenta su dificultad, no hizo comentarios de otros. Simplemente expresó su necesidad y lo hermoso de esto es que el enfermo sólo espera que este hombre -al que no conocía- le dijera algo, le diera una palabra de aliento, lo sostenga y lo ayude. Ahí Jesús escucha la oración silenciosa del corazón de este hombre que va más allá de sus palabras”.
El p. Francisco es párroco de Nuestra Señora Madre de Dios y Madre de la Iglesia, en Córdoba.
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