El perdón como un camino de misericordia

miércoles, 10 de marzo de 2010
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Que tema tan especial el de esta noche. Compartimos la siguiente anécdota:

Un catequista le había contado a sus niños de catecismo la parábola del hijo pródigo. Después les pidió que redactasen un resumen. Uno de los niños escribió lo siguiente:

Un hombre tenía dos hijos pero el más joven no estaba a gusto en casa y un día se fue lejos llevándose todo el dinero. Pero en cierto momento este dinero se acabó y entonces el muchacho decidió volver a casa porque no tenía ni siquiera algo para comer. Cuando estaba por llegar, su padre lo vió y muy contento tomó un buen bastón y corrió a su encuentro. Por el camino encontró al otro hijo, el bueno, que le preguntó donde iba tan rápidamente con ese bastón.

Le dijo:

– ha vuelto el desdichado de tu hermano. Después de lo que ha hecho se merece unos cuantos bastonazos.

-¿Quieres que te ayude papá?

– Claro, responde el padre

Así entre los dos lo molieron a bastonazos. Al final el padre llamó a un sirviente y le dijo que matase el cordero más gordo y que diese una gran fiesta porque al fin se había sacado las ganas de castigar aquel hijo que se había portado tan mal.

Aunque parezca raro esto es lo que había escrito un niño sobre la parábola del hijo pródigo. Podemos decir una mente fantasiosa o un niño distraído. Resulta ser que este hombre catequista asegura que el niño era muy aplicado. Vemos que es un caso clásico de rechazo intelectual o una distorsión perceptiva. La mente del niño no podía aceptar lo que el evangelio nos propone y lo ve como algo absurdo. Aquel padre que perdona no es creíble y tampoco es creíble que ese hijo se arrepienta. Por eso que tiene razón el otro hermano lamentándose. Este niño había ajustado el final de la historia dándole un resultado más normal y más conforme a los criterios de justicia de una sociedad que está errando en el sentido del perdón y no cree en aquel que se arrepiente y que ha sustituido la gratuidad por la revancha. El perdón no nos resulta fácil y espontáneo y a menudo queda en como un deseo o un esfuerzo

Esta noche junto al Padre Tomás Pastorino queremos bucear en este punto, el perdón como un camino de misericordia. El padre Tomás Pastorino es párroco de la parroquia San Francisco de Asís del barrio Las Flores de la ciudad de Córdoba, egresado también de la Escuela para Formadores, María Madre de los Consagrados, cuya misión es la de ayudar a los formadores de personas, él es asesor diocesano de la Liga de Madres de Familia en Córdoba y consiliario de la provincia sur de los equipos de Nuestra Señora.

Padre Tomás: el perdón es una de las cosas que humanamente nos cuesta mucho . Nos salta por los poros aquello de ojo por ojo y diente por diente, pero hay algo distintivo del  cristiano es el perdón, lo vemos en Jesús en el momento supremo, Padre perdónalos porque no saben lo que hacen

Cristian Romano : ubicamos este tema en este tiempo de cuaresma donde estamos llamados a dejarnos reconciliar.

PT: es el tiempo para hacer el ejercicio, el esfuerzo, el trabajo. Dios nos regala un tiempo especial para trabajar interiormente. Estamos acostumbrados a cuidar el cuerpo, la silueta, la figura externa. Entonces vamos al gimnasio, a la nutricionista, para la dieta del cuerpo y Dios nos ofrece algo para la dieta del espíritu para esa otra parte de nuestra vida que no la vemos tanto con los ojos del cuerpo sino que lo vemos con los ojos del alma. Ponernos en línea , sacarnos esos quilos de más que tenemos, protestamos pero están allí son esas actitudes y gestos que van en contra de lo que nosotros queremos y de lo que Dios nos propone aquí está este tiempo que Jesús nos ofrece para volver a la casa del Padre , para poder ponernos en forma y sacarnos estos limites que tenemos , que si queremos hacer el esfuerzo y nos proponemos todos los días, como con el ejercicio físico logro después de un tiempo y de un proceso tener la destreza buscada, así también en el aspecto espiritual.

El tema del perdón es uno de los elementos claves en la vida del cristiano donde mayor ejercicio tenemos que hacer .Aquí entran varias cosas a nivel humano que si no las tengo en cuenta me van a jugar una mala pasada. El demonio va aprovechar para que en la confusión el gane y nosotros con aquello de San Pablo ‘todo el bien que quiero termino no haciéndolo y el mal que no quiero termino haciéndolo’. Es un tiempo de gracia, un regalo que Dios nos hace , para que junto con su gracia y nuestro trabajo podamos lograr esa transformación.

CR: cuantas cosas se venden en televisión , por ejemplo para bajar la pancita , ya en una semanita , ya, pero sobre este tema no. El perdón tiene un proceso y un tiempo que lo vamos a ir desarrollando.

PT:: hay que ponerse en camino y darle paso al paso que corresponde en cada momento pero tengo que hacerlo voluntariamente, cada cosa que hago se lo entrego al Señor.

CR: La consigna para hoy es: ¿que me motiva a no querer perdonar y que motiva a querer perdonar?

PT: recordemos que es hay un pedido de Jesús a liberarnos, a tratar esos nudos que tenemos en el corazón, para que siendo libres con esta gracia Dios, el nos muestra el camino , podamos caminar detrás de El

CR: dejarse reconciliar es lo que nos proponía la primer lectura en el miércoles de cenizas. Dejarnos reconciliar forma parte de la reconciliación con el hermano, con Dios y conmigo mismo, también con la vida , con aquello que ha ocurrido y no lo esperaba, con lo cual mi corazón está enojado, triste y mal.

Las falsas ideas sobre el perdón, el perdón no es olvidar. Yo me olvido y ya está, con eso creo que perdoné. ¿por qué el olvido no es perdonar?

PT: Porque el hombre tiene una capacidad que es la memoria. Yo no me puedo olvidar lo que me ha pasado. Puede ser que no lo tenga el recuerdo concientemente, pero el inconciente lo tiene registrado. Los sicólogos hablan de la memoria emotiva y es la que va a recordar todas las cosas lindas y feas que nos han pasado a lo largo de toda la vida. A veces podemos buscar concientemente un hecho, pero a veces es el inconciente el que lo maneja y los recuerdos van apareciendo. Lo importante sería que concientemente, libremente, vaya trabajando eso que me pasó y no quede mal acomodado, desordenado. Si lo puedo ordenar puedo encontrar la paz que necesito, que en definitiva es lo que me va a permitir vivir en armonía

CR: olvidar no me garantiza que haya perdonado

PT: no. Olvidar no puedo. Para perdonar debo hacerlo voluntariamente y libremente. Tengo que tomar una decisión para perdonar.

CR: otra de las falsas ideas es no querer reconocer daños, ni asumir ni aceptar o bien minimizar.

PT:: muchas veces lo que hacemos es reprimir y tapar y esto no suele jugar una mala pasada. Esto que no estoy manejando en algún momento puede saltar por otro lado. Puedo tener una reacción no como yo hubiera querido tener. Puedo aguantar pero el día que vaso rebasó , me sacó de las casillas y esa reacción es producto de todo lo yo no he reconocido y no le he tenido en cuenta.

CR:: Padre ¿el perdonar es una obligación, está impuesto? Yo leo la palabra que me dice que debo perdonar. Siento una obligación.

PT: Tiene que haber un decisión libre, mía, libre sino no tiene sentido. Me pueden obligar y esto puede ser por un tiempo. Lo cual me va a traer consecuencias negativas ya que no voy a encontrar esa paz y ese orden interna que necesito para poder dar ese paso adelante.

CR: el perdonar es una decisión libre., amen de cómo me sienta.

PT: son dos cosas distintas. Me voy a sentir mal y herido por el mal que he recibido pero eso no me va a impedir hacer el esfuerzo de dar ese paso adelante para poder perdonar al otro y llegar a la verdadera reconciliación, llegar a esa paz interior que tengo que tener.

CR: Es un acto libre y de la voluntad, pero por más que yo diga voy a perdonar, ¿es mágico el perdón.?

PT: No. Es un proceso que tengo que hacer, que dura incluso toda la vida. El texto del evangelio dice que debemos perdonar 70 veces 7 es decir siempre, porque la memoria me va a traer los recuerdos malos de la ofensa que he recibido. Aquí voy a tener que perdonar nuevamente. Es un ejercicio constante que debo ir haciendo sobre las ofensas que he recibido.

CR: es un proceso y un aprendizaje. También la gracia de Dios va a actuando

PT: Es gracia de Dios y tarea del hombre, sin estas dos cosas es imposible hacerlo.

CR: A veces uno perdona y quiere que la cosa vuelva como antes.

PT: Es imposible, porque ese gesto, ese hecho de vida no lo puedo borrar. Lo he vivido yo y la otra persona . Debo trabajar para madurar y crecer. Descubrir que la otra persona tiene este límite, me provocó este daño pero yo a pesar de esto la sigo queriendo y amando

CR: perdonar no significa sentirse como antes de la ofensa sino que vamos por algo mejor

PT: tengo que reconocer lo que voy sintiendo y viviendo. Animarme a reconocerlo para encausarlo y darle una direccionalidad por donde yo quiera. Dios me da la capacidad para encausar positivamente lo que estoy sintiendo. Es lo que hizo Jesús en la cruz , en el momento más duro , antes de morir le dijo al Padre: ‘Padre perdónalos porque no saben lo que hacen’ . Aquí Jesús nos enseña como llegar al perdón.

CR: perdonar no es olvidar, no es negar. Perdonar es más que un acto de voluntad, no es una obligación , no significa sentirse como antes de la ofensa . Perdonar al otro no significa solo disculparlo , tampoco pasarle toda la responsabilidad a Dios. Quien tiene que perdonar es cada uno.

PT: es un compromiso nuestro, es un cambio de actitud interior, es como voy a mirar al otro.

CR: el perdón termina siendo un nuevo nacimiento

PT: es un nuevo nacimiento. Es un punto y aparte y dar vuelta la hoja que Dios nos invita hacer para tener una vida nueva. Es una Pascua, de la muerte a la vida. Muero a lo mío, a lo que yo quisiera hacer para hacer aquello que Jesús me propone . Quizás no lo entienda hoy pero más adelante sí. ¿En qué tiempo? . Dios no tiene tiempo. El nos invita a meternos en ese no tener tiempo.

En el testimonio de la hermana decía no puedo perdonar . La pregunta es : ¿no puedo perdonar o no quiero perdonar? Si somos sinceros nos vamos a dar cuenta que no quiero perdonar porque el dolor es muy grande y me han hecho mucho daño. Mientras no resolvamos esto nuestro corazón va estar inquieto y no va tener paz , va a tener esa intranquilidad que sólo nos la vamos a sacar cuando demos es paso del perdón. Cuesta perdonar pero es un proceso, regalate el tiempo que Dios te regala para perdonar , Dios te ofrece un tiempo para que vayas haciendo un proceso día a día. Un paso después del otro. No puedo subir del primer escalón al décimo. Hace falta mi trabajo y mi esfuerzo para dejar de lado algunas cosas mías. Cuidado con ponerle la responsabilidad que es mía al otro. No basta con rezar y pedir a Dios, es un proceso que debo ir haciendo, que en algunos casos necesitemos ayuda externa , lo puedo trabajar con mi confesor o con mi guía espiritual. Este proceso no se hace de un día para el otro. El hijo pródigo para reconocer su estado pasó un tiempo. Tuvo que estar junto a los chanchos para darse cuenta adonde había caído y que tenía que volver a la casa de Padre. Elaboró y pensó ese discurso para el Padre . En esta parábola vemos que hay un tiempo, un proceso , cosas que tenemos que vivir.

CR: ¿Qué pasos tengo tomar para perdonar? ¿Hay algún caminito ?

PT: hay un caminito y esto se desprende de lo que nos dice Jesús en el evangelio. Debo perdonar 70 veces 7 o sea siempre. Hay un autor contemporáneo llamado Amadeo Cencini cuyo libro es Vivir reconciliados . En este libro podemos encontrar como hacer este proceso del perdón, de donde tomo cuatro elementos claves para el proceso del perdón y lograr así esa paz interior.

CR: Un proceso humano y cristiano

PT: Esto implica nuestra mente, psiquis y espiritual. Esto no lo puedo separar, no lo pudo dividir, ya que somos una unidad. No se logra solo rezando sino que debo poner la parte mía del hombre: Está la gracia de Dios y la tarea del hombre

Primer paso : revivir el hecho histórico o actual de la ofensa que he recibido . Esto me va a llevar a la situación de poder recordar a la persona y circunstancia y ver que provocó en mi esto que el otro hizo. Lo que yo considero una ofensa. Identifico lo que me provocó. Si es algo que yo no esperaba, es algo que yo no quiero. Si es algo que yo no quiero, hace surgir el odio y el enojo. El odio se canaliza a través de la venganza. Muchos cristianos dicen que no odian, cuidado, si en una mano tengo el odio y en la otra la venganza va a ser imposible seguir adelante en este proceso del perdón. El odio es natural que surja, entonces, ¿que voy hacer con el odio? Voy a poner mi voluntad para orientarlo, o lo perdono o bien se lo tiro encima a la otra persona, o a mí o al vecino. No me quedo inmóvil ante la ofensa. Ante el odio y la venganza me debo preguntar ¿que quiero hacer con esto?

Aquí está involucrado mi voluntad y el corazón. El odio es un acto premoral y no lo puedo manejar. Tengo el odio y la venganza en la mano. Muchos dicen : yo no tengo venganza. La venganza tiene mil y una caras y disfraces. Ponemos razones y excusas para presentar a la venganza como lo que debemos hacer. El demonio aprovecha para hacernos creer que no tenemos venganza y se sale con la suya, porque nos mantiene con la bronca adentro y nuestras acciones nos van destruyendo y también a la otra persona. Por eso es que no encontramos la paz interior.

Yo debo en cristiano ordenar esto que me pasó y hacer que cambie este odio en un acto de amor. Fue lo que pasó con Dios: el hombre peca, hace un acto de odio y Dios ¿qué le devuelve al hombre ?, manda a su propio hijo para que salve a la humanidad del pecado y la muerte. Jesús en la cruz nos da la razón y el motivo, el camino, el sentido cuando dice : Padre perdónalos porque no saben lo que hacen

El segundo paso: renunciar a la venganza. Este es el punto clave y central de todo el camino del perdón. Si esto no lo hago bien, lo que sigue no lo voy a poder hacer y no voy a encontrar el perdón. En esto se distingue lo cristiano del resto de lo humano. ¿Por qué voy a renunciar a la venganza?. Yo voy a renunciar a la venganza libre y voluntariamente a la venganza porque Jesús me invita a perdonar. Señor, porque tu me invitas a perdonar yo renuncio libre y voluntariamente a esta venganza , lo pongo en tus manos. Respondo a la invitación que Dios me hace, lo sigo a El. Muero a lo mío, es la Pascua. El alma se transforma , me abro de corazón verdaderamente , muero a lo mío y le dejo el camino abierto a Dios, el que entra no es cualquiera, es Dios con su Amor.

Hago esto por amor a Dios. El perdón es lo distintivo del cristiano. Nadie puede perdonar sino ama a Dios. En las primeras comunidades decían: ‘mirad como se aman’. Este fue el testimonio que transformó la sociedad de aquella época. ¿Por qué hoy el cristiano no transforma la sociedad? . Porque no perdonamos , no mostramos este amor misericordioso de Dios. Buscamos devolver ojo por ojo y diente por diente.

Tercer paso: ver al hermano como Dios lo mira. Lo mira en su historia en su formación, en su vocación. Va a comprender la situación de la persona. Alguien me enseñó que el gesto que el hermano tuvo conmigo era dañino. Por eso yo no lo hago. ¿Qué le habrá pasado a este hermano que nadie se lo dijo y hoy el lo está haciendo? Quien primero se daña es el que lo está haciendo. Mi posición frente al hermano que me hizo esta ofensa, yo soy rico. Me doy cuenta de algo que el otro no lo puede ver, no lo tiene o no lo quiere ver. Ver al otro como Dios lo mira , no con los ojos de la razón, Dios lo hace pasar por los ojos del corazón. Lo mira con ese Amor de misericordia que a pesar de esta miseria, Dios lo ama. A pesar de mi miseria , Dios me ama. ¿Me dejo abrazar por el amor misericordioso de Dios o soy tan orgulloso que no lo permito?

Tengo que obligarme a mirar al hermano como lo mira Dios. Dios no justifica el mal, comprende al pecador, ama al pecador , perdona al pecador. Dios no quiere el pecado, quiere al pecador. No quiere que el pecador siga en el pecado, sino que lo invita al cambio, ‘vete y no peques más’.

Cuarto paso: amar al otro como Dios lo ama. Con ese amor de misericordia. Ese amor que surge del corazón de Jesús. A pesar de mi miseria, de mi pecado Dios me ama. Por mi y mi hermano , murió en la cruz y desde allí me invita a amar y a perdonar al hermano. Cada vez que recuerde la ofensa debo repetir estos cuatro pasos , de esta manera lograremos transformar nuestra vida y la paz, el orden y la armonía interior va a volver a nuestro corazón y así me voy a liberar. El mal va a ser ocasión de bien.

Estos cuatro pasos no se hacen de un día para el otro, lleva su tiempo. Dios te regala el tiempo para poder hacerlo día a día. Dios te ofrece cada día estrenar el corazón como el primero y el último día.