El proyecto de vida – Tercera Parte

viernes, 16 de noviembre de 2007
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Después, Jesús dijo a sus discípulos: “Por eso les digo: no se inquieten por la vida, pensando que van a comer, ni por el cuerpo, pensando con que se van a vestir. Porque la vida vale más que la comida, y el cuerpo más que el vestido. Fíjense los cuervos: no siembran ni cosechan, no tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que los pájaros!”.

Lucas 12, 22 – 24

 

En nuestra página web podrán encontrar aquello que compartíamos ayer, jueves. El sentido de nuestro proyecto de vida. Traducido en algunas preguntas que lo despiertan y que abren el descubrir de ese sentido de proyecto de vida.
Estas diez preguntas nos pueden ayudar a encontrar el ideal personal, el proyecto de vida. Diez preguntas que si las vamos respondiendo una tras otra, en cada una de ellas podemos ir entre sacando algo de lo mucho que está escondido dentro de nosotros. Para que al final del proceso de búsqueda o de aparición, lo que las preguntas susciten en nosotros, terminen por hacer una síntesis que es lo que vamos a hacer. Esa síntesis la vamos a construir al final poniéndole una palabra, una expresión, una frase, una cita evangélica o un tema musical.

Los elementos que nos puedan ayudar a terminar por darle síntesis a nuestro proyecto de vida y expresar lo que dentro de nosotros hay como norte, horizonte, sentido. Es la idea fuerza o el símbolo lo que estamos buscando. La expresión más significativa, la que configura la tela con la cual se va a poder expresar nuestro ideal. Para lograr este objetivo hay que tener cierta creatividad.

Esto significa liberar desde dentro de nosotros lo que está escondido y que aparece, como pueda ir apareciendo. Los elementos, los tenemos ahí a la mano pero tienen que configurarse en una expresión.

El proceso que hemos hecho a lo largo de la semana nos permite ir sobre esa frase, sobre esa melodía, sobre esa canción, sobre esa poesía, sobre ese texto evangélico, sobre aquel acontecimiento de la vida que despertó adentro tuyo, lo que estaba escondido y te demostró un nuevo camino, un nuevo horizonte.

La formulación del ideal debe ser por un lado dinámica, y por otro, rica.

Responder a esas preguntas que en el fondo expresan o despiertan en nosotros, quienes somos. Lo tengo que sacar de mi mismo, desde adentro mío. No lo puedo inventar.

Lo puedo encontrar en todo caso emparentado, familiarizado, reflejado, espejado en algo que está fuera de mí y que dice algo de lo que tengo adentro. En parte, por que no hay nada que lo diga totalmente. Habrá algo que lo exprese y habrá algo que lo limita, en eso mismo que se expresa. Como es toda comunicación que surge desde adentro de nosotros. Algo dice y algo no termina por decir.

Por ejemplo: el novio a la novia le dice tantas veces “te quiero”, o la novia al novio, o el esposo a la esposa…

¿Porque tantas veces la expresión “te quiero”? Porque dice algo pero si lo dijera todo de una vez, no se repetiría. Lo repetimos porque hay algo que se dice en la expresión que tenemos pero que no termina por decirse. Sin embargo, algo se puede decir. Es parte de la comunicación humana.

Entonces, cuando buscamos algo que nos expresa, lo hacemos con la conciencia de que nos expresa y al mismo tiempo que en la misma expresión está el límite de no poder terminar de esconder todos los sentidos y todos los significados que dice aquello que expresamos. Buscamos por eso lo que mejor nos expresa, no lo que nos expresa absolutamente.

Lo intentas ¿te parece?. Te animo a que sigas buscando el modo de liberar de adentro tuyo: la frase, la poesía, la canción, la melodía, el texto evangélico, aquel acontecimiento que dice algo en tu vida o que no lo dice nada.

Lo que más y mejor te expresa es……………………….(llená el casillero).

Lo que quiero ser, es lo que yo considero que soy en mi identidad y en mis relaciones frente a los demás, al mundo, a la trascendencia, a Dios.

Lo que quiero o debo hacer, es lo que quiero realizar, lo que deseo testimoniar. El valor y la virtud que quiero transmitir a los otros, para llegar a esta frase. Nos ayudan los símbolos, nos ayudan las metáforas. Pueden ser aquellos que afloran en alguna respuesta, como otros que surgen creativamente de la asociación de varias cosas que se juntan.

Quizás en poesía, alguien puede reflexionar así: “a la luz de todo lo que fui descubriendo, pienso que mi ideal es ser fuente creadora, de vida y de alegría, para los que me rodean o están en el desierto”.

Te dejo algunas formulaciones en frases que pueden ayudarte a encontrar tu formulación. Algunas formulaciones son más laicales, otras son más espirituales o tienen un sentido religioso, si se quiere.

Por ejemplo:

  • “Quiero ser un educador lúcido que se juegue por la dignidad de los hombres ayudándoles a reconocer sus valores, estimulándolos a trabajar sus talentos”.
  • “Quiero ser primavera de vida, regalando alegría a mis hermanos”.
  • “Quiero ser la verdad y la justicia, siendo puente de unidad entre los hombres”.
  • “Cartero del Rey, para llevar a los hombres, el mensaje del amor y la esperanza”. 
  • “Inconmovible como las montañas de mi patria”.
  • “Constructor de puentes para la reconciliación de mis hermanos”.
  • “Antorcha en la noche”. “Defensor de los más necesitados”. “En la tarea, justo y honrado”. “En el servicio, abnegado y magnánimo”. “Peregrino y padre, profeta de la esperanza”.
  • “Por la libertad de mi patria, héroe cada día quiero ser”.
  • “Quiero jugarme por la dignidad y defender la honra de mi Nación”.
  • “Hasta la victoria siempre”.
También, otras expresiones, algunas más espirituales:

  • “Todo para la mayor gloria de Dios”.
  • “Cristo mi pasión”.
  • “Como María, fuerte y digna, sencilla y bondadosa; repartiendo amor, paz y alegría”.
  • “Como Jesús, pastor para los hombres”.
  • “Todo para todos”.
  • “Siendo propiedad exclusiva de la Madre de Dios”.
  • “Tabernáculo de Dios, portador de Cristo”.
  • “Como Cristo, cáliz vivo, capaz de expresar lo eterno en lo de todos los días”.
  • “La esclava del Señor, quiero servirte con alegría”.
  • “Luz mariana, signo de la misericordia y de la fidelidad”.
  • “He aquí Padre que he venido a hacer tu voluntad” (expresión de Jesús pero que puede ser también nuestra).
  • “Hijo de María”.
  • “Padre y pastor de los hermanos”.
Hay una formulación que es tuya, que no está en ninguna de las anteriores, que brota de la más hondo de tu ser, que te expresa, que le da identidad al camino, que le marca un rumbo, que te muestra el norte, que te dice cual es el horizonte.

Tener la formulación de la meta que se expresa en una frase, en una canción, en una poesía, en un texto evangélico; no es haber llegado, no es tener el norte, no es tener el horizonte marcado. Es descubrir por donde hay que ir. No es el fin de la aventura, sino en realidad, es el comienzo de la misma. No es aquello que se dice desde el pensamiento clásico: “lo primero en ser concebido es lo último en ser alcanzado”. Necesitamos para elaborar un buen proyecto de vida, concebir previamente el ideal. A partir de este último, intentar descubrir los caminos que nos conducen a ese ideal.

Todo proyecto personal debe concretarse en los ámbitos de la vida, se trata de hacerlo en lo concreto, en lo que se pone en juego en lo cotidiano. Por eso tiene que ser personal, debe responder a mi identidad, debe poder cumplirse. De lo contrario, la voluntad no se pone en camino, no se pone en marcha.

Tiene que ser al mismo tiempo exigente y atractivo, debe llevarme a cambios y a mejoras. Estos cambios y mejoras tienen que ver con aquello que marca como rumbo, el proyecto. Tiene que ser concreto, es decir, debe poder evaluarse y medirse en que medida se fue caminando hacia allá, hacia aquello que marcamos como ideal, como proyecto.

Para que el proyecto de vida cumpla su objetivo, tiene que superar la disgregación y la dispersión, es decir, tiene que ser capaz de nuclear, aglutinar, hacer converger todo lo nuestro en función de aquello que está en el centro y que le da razón de ser a nuestro ser, a nuestro caminar, a nuestro peregrinar.

Cuando nosotros encontramos ese gran motivo, esa gran razón, eso que mejor nos expresa, renunciar es parte de la elección. Lo que dejamos al margen o atrás, lo que aún cuando esté adelante pero que se pone en paralelo en relación al objetivo de que estamos orientados, queda excluido pero por la opción que hacemos.

Sólo puede darse si se cuenta con tres ingredientes:

1)     Orden: disciplina.
2)     Constancia: trabajo serio con el ideal en perseverancia.
3)     Confianza: entusiasmo e ilusión.

Cuando caminamos así, la determinación con la que nos movemos hace que nuestra voluntad sea más férrea detrás del objetivo que aparece como dándole razón de ser a nuestro ser, a nuestra existencia. Te invito a que sigas buscando tu frase, tu expresión melódica, tu canción, tu poesía.

 “El camino que conduce al infierno, decía Santa Teresa de Jesús, está lleno de muy buenas intenciones”. No se trata sólo de buenas intenciones o de tener una buena formulación, un deseo grande en el corazón. Aunque éste sea como el punto de partida entorno al cual podemos ir construyendo nuestro proyecto de vida.

El ideal que nos expresa, si no encuentra un contrato con ese mismo ideal en lo concreto de todos los días, en un programa que exprese nuestras actitudes en un compromiso, en lo que podríamos llamar como el contrato pedagógico. Nos hace quedar en eso, en muy buenas intensiones, en muy buenos deseos.

Hay que elegir un camino y el camino que se elige para llegar hasta donde queremos ir lo construimos todos los días. Supone eso que decíamos antes: Orden, constancia y confianza.

No basta con algunos de ellos. No basta solo con orden, no basta con decir voy a llegar. Hay que decir: orden, voy a llegar, tengo que confianza en que lo voy a hacer. Y entusiasmo, que es como un modo actitudinal, una forma de estar parado frente a lo que tenemos por delante, que nos hace ir decididos, determinados y alegres. Que son como actitudes que deben aparecer detrás de la conquista del proyecto.

Este último, siempre va a encontrar obstáculos. El modo primero desde donde debemos aprender a superar los obstáculos es con un ánimo en alto. Cuando en nosotros hay tristeza, agobio, eso que llamamos desolación, cualquier dificultad se transforma en un muro.

Cuando en nosotros hay consuelo, gozo, alegría y trabajamos para que el espíritu esté en alto, la montaña más alta nos parece una cosa sencilla para superar. No hay trabajo que nos detenga por más que nos canse de estar en la consecución de ese objetivo, de ese proyecto, de esa orientación de vida que hay en nosotros.

Encontrarlo en lo personal supone haber encontrado la perla preciosa. El tesoro escondido por el cual uno vende todo, es decir, se queda con ella. En todo caso, lo que tiene y lo que es, confluye detrás de aquello que le da razón de ser a su propia existencia. Para conservar la perla preciosa, para tenerla siempre con nosotros, a este regalo hermoso que Dios nos ha hecho detrás del proyecto de vida (personal, comunitario, familiar), hay que saber pasar por oscuras quebradas.

Pero uno puede pasar por oscuras quebradas cuando sabe que detrás de la oscura quebrada, le espera un paisaje hermoso que se abre delante de uno y que en todo caso, es lo que uno puede soportar y resistir detrás de lo que busca y espera. Pero para poder hacerlo, se construye en lo de todos los días y para esto hay que tener un plan. No solamente un buen ideal sino un plan. Un plan que sea estratégicamente diseñado.

¿Como se diseñará un plan personal y estratégico para conseguir aquel fin que le da razón de ser a mi vida?

Se construye desde el conocimiento personal, se construye desde el ambiente en donde uno se mueve. Se construye sabiendo, teniendo conciencia de hasta donde uno puede y cuáles son los límites que uno tiene. No para quedarse en los límites o para sólo apoyarse en las posibilidades, sino que desde las posibilidades que tenemos, poder ir venciendo los límites que en alguna forma vienen como a querer impedir que alcancemos ese fin.

Esto es “el camino”. Los caminos tienen curvas, pendientes, bajadas, y hasta algún rulo que le da la impresión de que cuando se toma la curva se vuelve por donde venía. En realidad, no es así. Es para agarrar una nueva orientación que lleva sobre la ruta donde uno se va dirigiendo. 

El camino tiene sus secretos. Hasta que uno aprende a conocer los secretos del camino hay que ir despacio. Cuando uno descubrió los secretos puede meterle un poco más de velocidad y de ritmo.

Al principio conviene conocer los caminos por donde ir. No sólo los caminos de fuera, sino también, los caminos de adentro, de donde se sostiene un proyecto personal de vida. Este supone un buen conocimiento de sí mismo. Anotar tus posibilidades y tus límites, de donde venís y a donde vas, puede ayudarte a descubrir como hacer ese plan estratégico. Como hacerlo a corto, mediano y largo plazo. Como evaluar y como ajustarlo en el camino.

En lo personal, el examen de vida es un elemento clave. Vos te levantas a la mañana, haces tu orden del día, de tu objeto, de lo que estás buscando como camino. Después al final del día, examinas entorno a aquello que le da razón a tu vida, si fue posible o no. Donde te encontraste haciéndolo y donde te apartaste de la ruta. Esto es discernimiento y tiene que estar incluido dentro del plan estratégico. Hay que reformular la vida desde ese lugar donde Dios la orienta. Que es, este don maravilloso de discernir sus caminos, en el camino.

Para que una idea tenga fuerza, que es lo que estamos buscando. Que sea canción, que sea poesía, que sea frase que identifica. Que surge de una creación nueva propia, que venga dicha de otro y que a uno lo refleja.

Tiene que tener claridad. ¿Que quiere decir que tiene claridad? Que la entienda un chico de 10 años. Que es fácil de entender, por eso tiene que ser corta. Además, tiene que ser sencilla y directa, tiene que abrir camino la frase misma. Debe manifestar el “quiero” y no el “que bueno que sería”, o el deseo “me gustaría”. No, tiene que ser “quiero”. Tiene que tener la capacidad de meterse en la historia, en la propia historia y no pueden ser muchas las cosas que se digan en ella. Tampoco debe tener varias frases. Sino una particularmente con la que uno va haciendo código de alianza. Va construyendo relación con la interioridad. Lo que se expresa en aquello que expresa algo de lo mucho que tenemos dentro. Como descubrir los nuevos sentidos permanentemente que aquella expresión nos trae.