“Él recogía la sabiduría de la gente que visitaba”, P. Roberto Queirolo sobre Enrique Angelelli

jueves, 4 de abril de 2019
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02/04/19 – “A monseñor Angelelli lo conocí cuando yo estaba en San Luis”. “Terminado ese periodo, esa función que cumplí en San Luis, le pedí permiso a mi obispo para hacer una experiencia por tres años a La Rioja y ahora ya cumplí cuarenta y cinco años”.

Por consiguiente, dijo que “Ya opté por La Rioja prácticamente desde que llegué, ya incluso canónicamente, jurídicamente ya fui incluido en el clero de La Rioja, fue una opción para siempre”, comenzó diciendo el padre Roberto Enrique Queirolo, Vicario general de La Rioja, quien compartió la tarea pastoral y lo conoció muy de cerca.

En este sentido, completó diciendo que “Mis hermanos que son longevos y mis sobrinos creían que yo iba a volver a Rosario, donde nací, pero no”, expresó.

¿Cómo recordás a monseñor Enrique Angelelli?

“Angelelli siempre con su buen humor, con su cercanía. Siempre con esa jovialidad, siempre muy oportuno”.

“Cuando él ya había sido catalogado como uno de los que iban a ser ajusticiados por la Triple A siempre sabia sortear el momento difícil, le decían que cuente algún cuento para distender el ánimo cuando estaba muy agobiado”.

“El primer diálogo que tuve en profundidad fue cuando llegué a La Rioja”, “pude hablar mano a mano con él, tenía una personalidad que te captaba por completo, pero vos no te sentías invadido, te sentías profundamente identificado, que lo que vos hablabas él trataba de escucharte mas allá de las palabras hasta el corazón, hasta tu yo mas íntimo, con respeto pero para poder calibrar mejor lo que vos decías, para poder identificarse con tu situación”.

“Parecía que todo el entorno alrededor tuyo desaparecía, parecía que era un contacto inmediato de alma a alma sin otra mediación, te sentías inmediatamente acogido, comprendido, recibido. Te daba confianza de abrir tu corazón”, recordó el padre Roberto.

Sabía escuchar

El padre Roberto compartió con nosotros una anécdota que refleja la virtud que tenía monseñor Angelelli para escuchar, “Cuando éramos cuarenta o cincuenta curas en una reunión, de esas largas, él escuchaba todo, no interrumpía, tomaba nota. Al final después de hora, hora y media de escuchar a todos el hablaba”, recordó el sacerdote.

Por otro lado, también recordó las visitas que hacía monseñor Angelelli a los lugareños, “Él recogía todas las palabras de esta gente que visitaba, porque veneraba a los ancianos, decía que eran personas sabias. Dios lo había preparado, le había dado esa capacidad de ser receptor libre y apasionado”, enfatizó el padre Roberto.

“Él aprendía de los demás, lo tamizaba todo a la luz del Evangelio, recordaba que el pueblo no es una vaca sagrada. Nos pedía un oído critico, para poder discernir aquello que es válido y objetivo de lo que es incorporado a través de una masificación de la gente”, indicó.

Gabriel Longueville, Carlos de Dios Murias y Wenceslao

El padre Roberto Queirolo, recordó las principales características de los compañeros de martirio de monseñor Angelelli, diciendo que “La sencillez de Gabriel, un hombre superdotado intelectualmente”, resaltó. “Yo pude conocer a sus padres, a sus hermanos, sobrinos. Era un paisano más, a pesar de que dominaba más de seis idiomas”, resaltó.

Por otra parte, destacó “La determinación por seguir a Jesús de Carlos de Dios Murias”.

Y de Wenceslao, resaltó que vivió con él y su famiilia en Sañogasta, “Pude comprender su corazón, ese ser de hombre de campo, sereno, maduro”, recordó emocionado el padre Roberto Queirolo, Vicario general de La Rioja, quien vivió junto a monseñor Angelelli sus últimos tres años y reside en La Rioja desde hace cuarenta y cinco años, porque llegó para quedarse.