“El sabor espiritual de ser un pueblo”, según el padre Javier Soteras

jueves, 11 de abril de 2019
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11/04/2019 – “Francisco plantea desde el comienzo una Iglesia que tenga el olor y sabor de su Pueblo en el sentido del Concilio Vaticano II que recuperó el significado de la comunidad que nace para ser pueblo”, comenzó reflexionando el padre Javier Soteras, director de Radio María Argentina, en torno a la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium.

Para ser evangelizadores de almas, necesitamos desarrollar un gusto espiritual por estar cerca de la vida de las personas. El mismo Jesús es el modelo de este método de evangelización que nos lleva al corazón mismo de su pueblo. Si le habla a alguien, lo mira a los ojos con profundo amor y preocupación: “Jesús, mirándolo, lo amó” ( Mc 10:21). (E.G. 268-269)

En este sentido, indicó que “Todo evangelizador lo primero que tiene que hacer a la hora de llevar adelante su tarea es conocer el lugar al que va, al grupo de personas al que va, los escenarios nuevos que Dios le muestra y es en este momento donde el evangelizador se entrega a la vida del Espíritu Santo y establece un misterio de alianza”, indicó el padre Javier.

En cuanto a este misterio de alianza, recordó lo que decía Pablo acerca de los sentimientos de Cristo, <Tengan los mismos sentimientos de Cristo, lloren con quienes lloren y sean capaces de reír con quienes ríen, es decir, vivir el ritmo en el que la gente vive, porque allí está Jesús>”, expresó el sacerdote.

Cuando vivimos una espiritualidad de acercarnos a los demás y buscar su bienestar, nuestros corazones se abren de par en par a los dones más grandes y hermosos del Señor. Si queremos avanzar en la vida espiritual, entonces, debemos ser misioneros constantemente. ( 1 Jn 4: 8). (E.G. 272)

Al respecto, el padre Javier dijo que “A veces se confunde la espiritualidad con el intimismo o con una cierta espiritualidad monacal, la intimidad, el silencio monacal es fundamental para que haya vida espiritual pero eso no está excluido de la actividad, es más, la actividad en Dios te permite estar en comunión con Dios”.

Soy una misión en esta tierra; Esa es la razón por la que estoy aquí en este mundo. Tenemos que considerarnos sellados, incluso marcados, por esta misión de traer luz, bendecir, animar, elevar, sanar y liberar. Si queremos compartir nuestras vidas con los demás y darnos generosamente a nosotros mismos, también debemos darnos cuenta de que cada persona es digna de dar. (E.G. 273 – 274)

Finalmente nos alentó a tener tolerancia, porque “El puente de la tolerancia hace posible hacer contacto con lo que nos pone en comunión con los demás”. “¿Cómo hacer para tirar puentes en un mundo fraccionado, particionado? -se preguntó- posiblemente esta es nuestra vocación desde la perspectiva de misionalidad de Francisco, somos misión de tolerancia en diálogo, buscando el bien común”, concluyó.