6/11/2018 – El P. Julián Zabalaga compartió con nosotros su testimonio vocacional, luego de su reciente ordenación como sacerdote para la Arquidiócesis de Buenos Aires. Con “momentos de luces y de sombras”, explicó como fue su camino de fe que lo llevó a querer entregar su vida a Dios. La arquidiócesis de Buenos Aires cuenta, desde el sábado 3 de noviembre, con nueve sacerdotes nuevos, formados en el seminario metropolitano Inmaculada Concepción, y ordenados por el Cardenal Poli, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina. Javier de los Santos, Federico Fava, Pablo Favilla, Alejandro Pavoni, Daniel Pellizzón, Gonzalo Slepowron Majowiecki, Francisco Traverso Gahan, Francisco Viña Romero y Julián Zabalaga, recibieron el Orden Sagrado y prometieron fidelidad ante el arzobispo. La ceremonia, llevada a cabo en la parroquia San Benito Abad, reunió a una gran cantidad de fieles que acompañaron a los neopresbíteros en sus años de seminario. Familia, amigos y feligreses de las comunidades parroquiales que recorrieron en los últimos años, colmaron el templo, ubicado en el barrio porteño de Palermo. Durante su homilía el arzobispo de Buenos Aires expresó: “Estos nueve jóvenes que se han presentado para ser sacerdotes, lo serán para Dios y su Iglesia, al servicio del pueblo fiel. Por lo tanto, también para cada uno de ustedes, que están llamados a participar de esta Eucaristía; no como simples espectadores, sino como testigos del misterio pascual del cual emana como de su fuente el sacerdocio católico”.
El domingo 4 de noviembre, los neopresbíteros celebraron sus primeras misas en las comunidades donde sirvieron durante el año como diáconos, y en las que continuarán hasta el mes de marzo. Los próximos fines de semana, continuarán visitando las parroquias que han transitado durante los años del seminario, para compartir con las comunidades su ministerio