En la pequeñez es en donde Dios se manifiesta grande

martes, 29 de octubre de 2019
image_pdfimage_print

29/10/2019 – Martes de la trigésima semana del tiempo ordinario

“Jesús dijo entonces: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas». Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa»”.

San Lucas 13,18-21

Esta es la certeza que nos deja el evangelio, la obra de Dios es grande y acontece desde una dimensión sorprendentemente sencilla y humilde. Como un grano de mostaza que es como la mitad de una cabeza de alfiler, que llega a ser un gran árbol donde se cobijan los pájaros del cielo, como un poco de levadura que una mujer pone en una gran cantidad de harina hasta fermentar toda la masa.

Dios elige lo que no cuenta, lo que el mundo tiene por nada, para confundir a los que piensan que son algo. Elige a la humilde servidora del Señor, María para tomar su carne y nacer quedándose en medio de nosotros, elige nacer en Belén la más pequeña según el profeta Miqueas, elige Nazaret para en el silencio gestar en treinta años su ministerio público, elige doce hombres sencillos y entre ellos posiblemente al más frágil Pedro para fundar su comunidad, elige la ignominia de la cruz para alcanzarnos la salvación.

Este estilo de amor por lo pequeño nos permite mirar las realidades simples de la vida con los ojos de Dios, de otra manera, dándole otra valoración, nos permite afrontar lo cotidiano lo rutinario desde esa conciencia que lo importante se juega en lo que aparentemente es insignificante. Esa mirada nace de un reconocer que Dios está en medio de lo nuestro, entremezclado en nuestras conversaciones, participando de nuestros anhelos, acompañándonos en nuestras búsquedas, sosteniéndonos en nuestros dolores; Dios está entre las ollas, decía Teresa de Jesús, para significar la presencia casera de un Dios hecho a lo cotidiano y en apariencia insignificante.

¿En qué cosas simples descubrís que Dios está presente?

 

Catequesis completa