Cuando se vive de la Fe, atravesada por la esperanza y el amor se hace la misma experiencia que pasaron los hebreos y de lo que dan testimonio las sagradas escrituras, experimentaron a Dios como aquél que acompaña a su pueblo en su andadura, como aquel que nos convoca para el futuro, como aquel que es presencia viva, como aquél que constantemente repite “no tengas miedo, yo estoy contigo” “no tengas miedo, yo soy tu Dios” “no tengas miedo, yo soy fiel a mi alianza”.