El signo del Maestro es su vida, sus palabras, su Pascua

lunes, 13 de febrero de 2023

13/02/2023 – Compartimos el Evangelio del día y reflexionamos en torno a él junto al padre Daniel Cavallo:

 

Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Jesús, suspirando profundamente, dijo: “¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo”. Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.

San Marcos 8,11-13

 

 

La liturgia nos presenta la dificultad para creer, porque los fariseos discutían con Jesús y le pedían un sigo. El Señor ya había hecho signos. Por eso responde como lo hace frente a este grupo incrédulo que solo tenía la intención de hacerlo “caer”.

Jesús no realiza milagros para curiosos y aprovechados. No le importa que algunos no le crean y acepten su misión. Los milagros no están para entretener a nadie sino para fortalecer la fe. Los signos de Jesús no vienen a entretenernos para quedarnos con el encanto, sino que vienen a constatar lo que ya creemos. Los signos, milagros, Siempre son posteriores al acto de fe.

Solemos pedir el signo o milagros para después creer. Nos puede pasar con la fe lo que a veces nos pasa con el plazo fijo: ponemos dos chirolas confiando en los intereses que nos van a dar, y en la fe es al revés.

Jesús adivina la intención torcida que presentan los fariseos, y no se vende. Esta página del Evangelio nos desnuda a quienes, por allí buscamos esos retiros prodigios que traigan lo fantasioso y espectacular. El signo del maestro es su vida, sus palabras, sus muerte y resurrección. Pedir más señales es querer poner por encima de la misma vida del Señor las realidades que nos atraen. Tenemos que hacer un juicio sobre nuestras intenciones profunda para no caer en el sentimentalismo que nos libera de verdadero sentido de la fe.

Jesús da muchos signos pero nada de esto les basto a los fariseos porque ellos estaban buscando un motivo para acusarlo. Pensemos en nosotros, creyentes de esta época. ¿No habrá dado más de un profundo suspiro cuando nosotros no reconocemos Su presencia?

Que haces vos para… son las preguntas que Jesús nos hace frente a nuestras faltas de fe, cuando nosotros ponemos excusas antes se creer en el Señor.

Los milagros están para constatar lo que ya creemos.

En el documento de Aparecida en el numero 127 nos permite ampliar nuestra mirada:

 

Agradecemos a Dios como discípulos y misioneros porque la mayoría de los latinoamericanos y caribeños están bautizados. La providencia de Dios nos ha confiado el precioso patrimonio de la pertenencia a la Iglesia por el don del bautismo que nos ha hecho miembros del Cuerpo de Cristo, pueblo de Dios peregrino en tierras americanas, desde hace más de quinientos años. Alienta nuestra esperanza la multitud de nuestros niños, los ideales de nuestros jóvenes y el heroísmo de muchas de nuestras familias que, a pesar de las crecientes dificultades, siguen siendo fieles al amor.

Agradecemos a Dios la religiosidad de nuestros pueblos, que resplandece en la devoción al Cristo sufriente y a su Madre bendita, en la veneración a los Santos con sus fiestas patronales, en el amor al Papa y a los demás pastores, en el amor a la Iglesia universal como gran familia de Dios que nunca puede ni debe dejar solos o en la miseria a sus propios hijos.

 

No caigamos en la  actitudes de los fariseos que le arrancaron a Jesús un suspiro. Que nosotros, por el contrario, descubramos su ternura, su paciencia y los modos en que el Señor actúa en nuestra vida.

 

Señor, dame la gracia

de confiar en vos

de creer en tu palabra .

No quisiera pedir signos,

exigirte cosas, reprocharte

lo que no me das, pero sabes

que mi corazón es débil.
Te digo que creo en vos,

pero te pido que aumentes mi fe.