El Último Viaje de Antonio Machado

jueves, 15 de noviembre de 2007
image_pdfimage_print
Déjelo todo, madre; ya nada vale nada.

Junto al río los juncos calan sus bayonetas.

España pesa mucho y es larga la jornada…

Hay que dejarlo todo en las cuentas.

 

Hogar y hogar errante quedan por los caminos:

aquí un colchón, allá unas cacerolas…

Mirad todos al pueblo de los tristes destinos

soltar lastre y perder raíces españolas.

 

Soldado, tú que avanzas hacia la primavera

con el cuatro de espadas ceñido de laureles,

¿no has encontrado acaso junto a la carretera

una maleta llena de papeles?

 

No dispares, soldado, contra tanta grandeza.

Ordena el alto el fuego.

Bájate del caballo, descubre tu cabeza

y lee esos papeles aunque lso quemes luego.

 

Así sabrás quién iba con tanto fugitivo,

Y si amas a España, y si buscas su gloria,

Pide para tus sienes no el laurel: el olivo.

Ven a hablarnos de paz, pero no de victoria

 

                                   Aquilino Duque