EN VIVO
DONAR
EMISORAS
sábado, 23 noviembre 2024
Inicio
Institucional
Quienes Somos
Donación
Donde Escucharnos
Novedades
Voluntariado
Difusión
Contacto
Balance Social
Res. 173/10
Podcast
Grilla de Programación
Escuchar en Vivo
Catequesis
Donde quiero estar – Radio María Ad Gentes
Casa de campo
Archivos de Programas
Papa Francisco
Audiencias Generales
Documentos
Francisco a Diario
Homilías
Los Caminos de Francisco
Papa Francisco
RM Mundial
RM Joven
Radio María Joven en vivo
JMJ 2019
Evangelio del día
Testimonios
Institucional
Quienes Somos
Donación
Donde Escucharnos
Novedades
Voluntariado
Difusión
Contacto
Balance Social
Res. 173/10
Podcast
Grilla de Programación
Escuchar en Vivo
Catequesis
Donde quiero estar – Radio María Ad Gentes
Casa de campo
Archivos de Programas
Papa Francisco
Audiencias Generales
Documentos
Francisco a Diario
Homilías
Los Caminos de Francisco
Papa Francisco
RM Mundial
RM Joven
Radio María Joven en vivo
JMJ 2019
Evangelio del día
Testimonios
Entre Nosotros
El voluntariado
lunes, 10 de septiembre de 2007
Están con nosotros para tratar este tema Cristina Martínez, coordinadora del voluntariado de la Fundación Manos Abiertas y la licenciada Fernanda Verde.
Anabel Thanos: ¿Cómo les va chicas?
Cristina Martínez: Que tal, buen día.
Fernanda Verde: Muy bien, buenos días.
AT: Mucho tiempo trabajando, me decías que diez años estuviste en la planta transmisora en el programa de Gabriela.
FV: Si, en realidad yo, como voluntaria, trabajo desde los 17 años y hace 10 años estuvimos en el programa de Gabriela Lasanta cuando trabajaba, en esa época, en la coordinación del voluntariado de la institución teresiana.
En este momento, al ser docente de la Universidad Católica de Córdoba, trabajo ahí en los programas de voluntariado y por supuesto, siempre en colaboración con otras instituciones, en esta oportunidad, hace ya 3 años que tenemos un equipo conjunto entre la Universidad y Manos Abiertas.
AT: ¿Qué tal? Gente que trabaja porque tiene un llamado muy especial y en esto podría ya ir viendo algunas pautas.
Vamos a tratar de sacarle bien el jugo a este tema de ser voluntario, vamos a ir viendo que es ser voluntario.
Pero por otro lado, vamos a ir descubriendo en el mismo testimonio de nuestras invitadas, que aparentemente se necesita del tiempo y la perseverancia en el tiempo, sino es: “hoy pruebo acá, mañana pruebo allá, hoy tengo ganas de ir a un hospital, mañana tengo ganas de ir a un geriátrico, pasado tengo ganas de ir a una guardería.
Esto tiene que ver con una perseverancia y una presencia en un lugar del cual, si yo me voy tan rápido saltando de un lugar a otro, voy a ir haciendo daño, porque me parece que la gente que es receptora de nuestro voluntariado se reciente bastante de este paso de gente que va de un lado a otro y que no tiene la permanencia en el tiempo ¿no?
CM: Con respecto a esto que estás hablando, hay un estudio que ha hecho Cáritas España, con respecto a la diversidad de los voluntariados a lo largo del tiempo.
Lo que van viendo, a partir de un estudio, es el hecho de que no es lo mismo el voluntariado de hoy que el voluntariado de los años ´60 ó ´70.
Ellos van diciendo que en el voluntario de los años ´60, ´70 había un gran deseo de transformación social, en cambio, en voluntariado que se va presentando hoy en nuestras asociaciones, este deseo hay que fomentarlo, formarlo, incentivarlo, educarlo. Porque en realidad, muchas veces, el voluntario que va llegando con deseos de servir, lo que trae en su corazón fuertemente es un deseo de identidad personal, es una búsqueda de sentido de la propia vida a través del servicio.
Entonces, esta permanencia en el voluntariado, este permanecer en el servicio, es algo que también le compete a cada una de las organizaciones e instituciones, formar para que se vaya dando esta perseverancia.
AT: Esta perseverancia que tanto bien nos hace. ¡Cuanta gente trabaja en tantos voluntariados! Acá, en Radio María, tenemos aproximadamente más de 400 personas que trabajan y dan de su día, de sus horas y esto que no sólo queda en las horas de trabajo, sino que el voluntario se lo lleva en el corazón y a su casa.
Y están los voluntarios involuntarios, a los que hoy queremos hacer un homenaje de alguna forma, que son aquellos que no se ofrecieron para ser voluntarios, pero que son el esposo, el hijo o la esposa del voluntario y que es de alguna forma, invitado a esperar en el auto, llevar mate, receptar a los amigos y que también son estos voluntarios involuntarios la columna vertebral de muchas organizaciones que sabemos que de no estar ellos no hay quien contenga a los voluntarios.
FV: Los sostenes de los voluntarios son muy importantes de todas formas, una aclaración quiero hacer sobre lo que hablamos hace un momento.
Yo lo que quiero también es valorizar este servicio ocasional, el voluntario ocasional, que si bien nosotros después de tantos años y trabajando con diferentes organizaciones apuntábamos esto que decía Cristina, ayudarlos a descubrir esto del ser voluntario como un espacio de identidad y que es constitutivo a la persona, pero también hay que reconocer que estos voluntariados ocasionales son muchas veces, el punto de partida para procesos de perseverancia.
Por ejemplo, la movilización que hubo de jóvenes en el colegio y universidades después del terremoto en Perú, posiblemente, son chicos que no estaban trabajando en grupos de voluntariado, o en grupos juveniles o alguna organización, sin embargo. De esa gente que se movilizó por un hecho puntual, que parecería ocasional, que tal vez fue trabajo de un día, seguramente de ahí han quedado muchas semillas que nosotros tenemos que recuperar desde las organizaciones.
AT: Tengo en mis manos un libro de una amiga, amiga de la Radio, amiga personal también de las chicas, la monja alegre, la monja buena, la hermana Ana Falola que muchos recordarán con mucho cariño especialmente los de la tierra donde ella pasó 10 años Villa Libertador y por supuesto de la Fundación Manos Abiertas.
Antes de irse nos dejó como un hijo, decía ella “les dejo un hijo”, que llamativamente salió a la luz en tiempo record, es de la Editorial San Pablo y salió bastante rápido. Ella pensaba que se iba a ir sin que hubiera nacido.
En este esperar y creo que todos estuvimos involucrados en este hijo, nos dejó un libro pequeño, se llama “Ser voluntario, un estilo de vida. Una propuesta para iniciarse, crecer y madurar en el camino de ser voluntario.” De la hermana Ana Falola de Nuestra Señora de los Apóstoles.
Ustedes recordarán a la hermana, sino la escucharon nunca, así atravesada como era, nos llenó de cariño y no enseñó mucho acerca del voluntariado.
Camino que ella recorrió aquí, en esta tierra y que aprendió en este lugar y que llamativamente no encontró mucho material para poder tratar de adentrarse en lo que es el ser voluntario, entonces ella fue buscando en las experiencias, sobre todo de la Fundación Manos Abiertas, también aquí en Radio María Argentina, experiencias de ¿qué pasa con la gente voluntaria? ¿qué pasa con nuestras instituciones? También hace referencia a la parroquia, a las comunidades. Interesante la visión de la hermana en esto de ser voluntario.
Tengo aquí este libro que es bastante pequeño para semejante contenido, porque es un libro que cuando la hermana me lo regaló, lo leí en un ahora y después lo quise leer de nuevo porque es como esos caramelos ricos que uno lo chupa rápido porque no quiere dejar de pasar el gusto y después dice no, yo tengo que ir parte pro parte porque es un contenido bastante profundo, desde la experiencia.
CM: Creo que uno de los aportes fundamentales que nos hace Ana, es el tema de ir rescatando el voluntariado como una opción de vida.
No es algo que tal vez comienza, como vos decías, como algo ocasional, como un tiempo para cubrir en mi vida, el hecho de decir, cuando me organizo el año y veo que me quedan algunos baches en mi agenda y bueno, en este tiempo algo puedo hacer y sería bueno que hiciera algo por el otro.
Tal vez comience el voluntariado por esa forma, una forma como para sentirme bien y saber que estoy haciendo algo por el otro, pero de a poquito, en la medida en que me voy involucrando en estas historias con otros hermanos que están heridos y yo también estoy herido, cuando me voy involucrando con otras vidas, en otras historias, este voluntariado deja de ser algo que sólo cubre horarios en mi agenda personal y pasa a ser, de a poquito, una opción personal e mi vida.
Por eso, también involucra a las personas con las cuales comparto mi vida, lo que hablaban de los voluntarios involuntarios.
Este compartir la vida, me lleva también a involucrare a otros en esta opción que voy haciendo.
AT: A partir del si que damos, en este paso de ser voluntarios, que es un proceso largo y personal, porque tiene cada uno su propia historia, se desencadena el milagro.
Podríamos decir que en este disparador de un si de una persona, se desencadena un gran milagro y la posibilidad del sueño de algunos verlo hecho realidad en muchos que tiene ese si también porque uno lo contagia.
Eso tiene también que ver con el ser voluntario.
¿Qué es el ser voluntario? ¿qué es un voluntario? Porque uno puede decir “yo cobro por lo que hago, así que yo no soy voluntario”
¿Qué sería chicas, ser voluntario? ¿cómo podríamos definirlo? Yo se que las definiciones siempre son difíciles.
Ser voluntario para la vida de uno ¿qué significa?
CM: Pensando en definiciones, yo siempre llevo en el corazón una muy bonita de Juli Rodríguez que ella dice “el voluntario no es un mero hacedor de proyectos, sino que es un restaurador del sentido de la vida” y mi tarea en Manos Abiertas es la de acompañar a los voluntarios, ese acompañamiento personal a cada uno de ellos, es lo que intentamos, este cuidar a los que cuidan.
Creo que este lugar en el que estoy, es un privilegio porque voy compartiendo también, la experiencia de cada uno de ellos en el contacto con los que sufren.
AT: Hay veces que nosotros damos cosas por sentadas como la Fundación Manos Abiertas, que es una fundación importante, que tanto bien nos hace socialmente.
Algunas personas pueden estar escuchando este nombre por primera vez, ¿de que se trata la Fundación Manos Abiertas y como funciona?
CM: Manos Abiertas nace de un sueño, en este sueño en el que vamos de a poquito embarcándonos muchísimos y en sueño es el sueño de una sociedad que tenga en cuenta a los más desprotegidos, aquellos que el mundo no ve porque son invisibles y que solamente un corazón nuevo puede llegar a verlos en su realidad.
Manos Abiertas va naciendo por iniciativa de un corazón soñador que es le del Padre Angel Rossi, que ya toda la audiencia de Radio María lo conoce.
Nace en Buenos Aires y aquí en Córdoba se va expresando este sueño en diferentes obras. La primera que nace aquí es “Casa de la Bondad” que es la atención de los enfermos en situación de enfermedad terminal, enfermos que viven en soledad, que no tienen recursos, que están desamparados.
AT: Vayan prestando atención a los nombres….”Casa de la Bondad”.
CM: A veces, cuando uno dice “enfermos en situación terminal”, me pasó a mi, dije ¿cómo será esto? Y cuando entrás a la casa, realmente es la experiencia de la bondad, la experiencia de la luz, la experiencia de la alegría, esta experiencia de la vida paradójicamente.
La situación de este paso de libertad tan fuerte que es la entrega de la propia vida.
Manos Abiertas, otras de las obras en la que se expresa, es la hospedería para hombres en situación de calle, también en este momento tenemos la alegría de abrir, dentro de la hospedería, el centro de día para aquellos que tienen problema de adicción más fuerte o problemas de salud.
También está el equipo “Caminar de nuevo” que es el acompañamiento socio afectivo a mamás con HIV y sus niños y niños con HIV.
También está el equipo “María Teresa” que es el acompañamiento a personas solas, como decía Madre Teresa “la mayor pobreza es la soledad del corazón”. Y una de las últimas obras que tenemos es un hogar para niños judicializados de 0 a 3 años en situaciones muy fuertes.
AT: Pensando en todas estas personas que están en estas casas, personas con diferentes patologías, diferentes dolores en sus vidas, personas que tendrán olor porque están abandonadas de la limpieza, hay personas que se encontrarán en un deterioro de su salud que hay que ser muy fuerte para estar allí, hay que tener una vocación de verdad y hace falta gente que los atienda.
Hace falta gente que esté ahí todos los días.
CM: La heroicidad de los voluntarios en el sentido de esta fidelidad de la que hablábamos al comienzo.
La fidelidad al tiempo que han comprometido, porque en realidad, estas obras son las 24hs todos los días del año.
Saber que trabajamos en equipo, si no sería realmente en equipo, en comunidad, no somos franco tiradores. Vamos trabajando en comunión, es la única forma de poder llevar a cabo un sueño.
Entonces, este saber que yo voy dando y aportando mis dones, lo voy haciendo en comunión con otros y también sabiendo que lo hacemos no desde la fortaleza, sino desde la fragilidad.
Como dice Nowen tan bellamente en esa expresión: “somos sanadores heridos”
AT: Otra pauta estás dando. Sino uno piensa que tiene que ser una persona equilibrada, sana y tener una entereza para afrontar el voluntariado que puede autoexcluirse y quiere decir que con nuestra fragilidad también se puede ser voluntario.
CM: Tenemos que ser conscientes que solo lo hacemos desde nuestra fragilidad.
AT: Desde este punto vulnerable de mi vida, el Señor hace el milagro como ese punto.
CM: Saber que nuestros cinco panes y dos peces no bastan para saciar a la multitud pero que son necesarios porque El los multiplica.
Sin esos cinco panes y dos peces no se produce el milagro pero solamente puestos en las manos del Señor es donde se produce esta multiplicación y esta saciedad de que todos podemos comer, compartir y se da en abundancia.
AT: Fernanda, decías que a los 17 años empezaste con esto y aquí estamos, con el mismo ardor. ¿Qué pasó a los 17 años?
FV: Yo a los 17 años, estando en 5° año del colegio, realicé un encuentro de orientación vocacional que organizaba y todavía siguen organizando la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, que tienen un centro de orientación vocacional y fui a ese encuentro y algo pasó.
No se si es metafóricamente esta luz de la que hablamos, la llama que uno no puede dejar que no lo consuma, yo me quede trabajando en el centro de orientación vocacional.
AT: Te quedaste ahí, nomás entraste te quedaste.
FV: Si, ocurría con muchos jóvenes y sigue ocurriendo.
De hecho, mi grupo de amigos más íntimo actualmente es de las comunidades en ese lugar. Nuestro trabajo ahí, en esa época todavía no se hablaba del voluntariado, como ahora, pero sin embargo, lo que hacíamos era formarnos para prestar servicio voluntario en estos encuentros.
Los jóvenes que nos quedábamos, ayudábamos a cocinar, más grandes ayudábamos en los trabajos de grupo y un poquito más grandes ya dábamos algunas charlas a los jóvenes que estando en 4° ó 5° años del secundario iban a hacer esos encuentros.
Y al año o dos años también entré al grupo misionero de la Hermandad y de ahí en más, infinidad de experiencias, incluso alguna etapa de mi vida no he vivido en Córdoba y también he buscado un lugar para trabajar en eso, he buscado no, en realidad la vida te los presenta y cuando vuelvo a Córdoba, justamente a estudiar en la Facultad de Educación de la Universidad Católica, siendo estudiante, me ofrecen un cargo de muy poquitas horas pero era rentado, para la coordinación del voluntariado en la facultad y de ahí en más…
AT: Historias de vida, testimonios fuertes porque de verdad que les brillan los ojos.
Eso tengo que contarles porque esto es radio y no televisión. Tanto a Fernanda como a Cristina le brillan los ojos cuando hablan, algo debe haber en ese fuego, más que algo, alguien debe haber encendido ese fuego.
Como dice una amiga mía, “Dios me persigue a donde voy”, un día me decía ¿vos podés creer que me fui de viaje a Cuba y me fui a rezar en una capillita perdida en Cuba y me puse a rezar y me pusieron a hacer la colecta? ¿ves que Dios me persigue?
Y en buena hora que sea así cuando uno le ha entregado la vida.
Estoy leyendo el libro de la Hermana Ana Falola, en uno de los capítulos, el en 1° en la página 19, empieza con el título y después una frase de Ernesto Sábato que de verdad que si es así.
El título se llama “Los otros nos salvan. Y si es que hemos llegado a la edad que tenemos, es porque otros nos han salvado la vida incesantemente” y si, claro que ha sido así.
Si no te diste cuenta es bueno que hoy pienses en eso, porque si llegaste hasta aquí es porque alguien te ha salvado la vida, hay muchos voluntarios en nuestra vida.
La Hermana Ana dice que le trata de dar una definición al ser voluntario y sobre todo diferenciarlo al voluntario del voluntariado, hacer la diferencia.
“Voluntario es la persona que por elección propia dedica parte de su tiempo, en forma continua, a la acción solidaria altruista sin recibir remuneración por ello. Y el voluntariado es el modo y el proceso de trabajo mediante el cual, la gente de buena voluntad, inteligente y de criterio se asocia en virtud de la solidaridad social o de principio sociales, religiosos o filosóficos con el fin de realizar una tarea de bien común en una función determinada. El voluntario es la persona, mientras que el voluntariado es un proceso y la organización que forman estas personas que son voluntarias en una institución, en una parroquia, en una comunidad, en diferentes lugares.”
Aparentemente, por lo que uno puede ir viendo en la experiencia con la buena voluntad y este primer llamado tan necesario, porque si no estuviera este primer llamado, este ardor, este deseo de entregarle la vida al otro, no podríamos hacer nada.
Una vez que sentimos ese llamado y que acudimos voluntariamente a un lugar que lo hemos escuchado a lo mejor en una gacetilla que leyeron en la radio, o en una publicidad, o nos dieron un papelito en la calle y dijimos “esto es lo que yo vengo sintiendo” porque es algo que se viene trabajando y se va anticipando.
Toda la experiencia de los voluntarios tiene un común denominador, que uno va preparando el terreno tiempo anticipado hasta que llega la propuesta. La propuesta concreta llega un día pero esto vino trabajándose en nuestro corazón.
La pregunta sería, ¿para ser voluntario hay que formarse? Porque parece que yo con este ardor, con estas ganas, ya está, ¿basta con este ardor? Porque después hay que estar en el lugar.
FV: Te digo una forma más de acercarse a ser voluntario, mirando desde otro lugar porque yo trabajo en una institución educativa.
Nosotros tenemos otra forma, nosotros estamos tratando de institucionalizar esto de la práctica solidaria a través de lo que estudiamos y de nuestras profesiones.
Realmente comprender nuestra profesión como servicio, además de los programas que tenemos como universidad sobre responsabilidad social, y el programa de voluntariado, ya hay dos facultades, Arquitectura y Educación que tenemos materias, espacios curriculares.
El alumno tiene que pasar obligadamente por ese lugar para recibirse, entonces ellos ahí ni buscan, ni vieron, ni se motivaron, es una materia.
AT: Y tienen que rendirla.
FV: Es una materia y de verdad que ahí nos encontramos con gente que espera ansiosa cursas esa materia y otras personas que llegan como resistidas al espacio, pero las evaluaciones que se hacen después son increíbles, de lo que significa la experiencia humana, del paso por ese espacio donde van a trabajar como voluntarios y el único requisito es que el proyecto donde trabajen tenga un perfil pedagógico o educativo.
Esa es otra forma.
AT: Es donde tienen que hacer la práctica ¿no? Como voluntarios tienen que hacer la práctica.
FV: Tienen que hacer una práctica solidaria para poder ser licenciados en educación o arquitectos que es la otra facultad que tiene la materia como espacio curricular.
AT: Habría que ver un antes y un después…
FV: Es una forma diferente que uno, a veces, académicamente, también se lo cuestiona, si uno puede obligar a todo el mundo a hacer una práctica solidaria y bueno, en realidad, lo que obliga el plan de estudio y lo que evaluamos posterior a la experiencia rinde muchos frutos tanto para los alumnos como para los proyectos donde van a trabajar.
CM: Es también un forma de despertar ese despertador ante la sociedad de hoy, de decir que hay otras realidades, que hay otro mundo y hay otro mundo posible.
Creo Fernanda, desde la Universidad ir haciendo como despertador de conciencias, de hacer visible el mundo que a veces, para los jóvenes es totalmente invisible, que es el mundo de la marginación, el mundo del dolor.
AT: Y que por otro lado, Cristina, en realidad, si no te lo muestran de esta forma, quizá nunca vas a tener la experiencia de esta vivencia. Porque según el ámbito donde nos movamos, los valores que se den en tu casa o en aquellos lugares donde vos estás con tus amigos, el mundo es muy chiquito para cada uno de nosotros.
Si no hay alguien que te muestra que a parte de este mundo existe un mundo más amplio, donde a lo mejor, por ejemplo, si naciste en una familia que no tiene mayores necesidades económicas y ni siquiera, tal vez, andamos mucho en colectivo, no tenemos muchas oportunidades de salir, de ver otras realidades, no lo vemos así, palpable, tangible y si alguien no te lo acerca a la mano, no tenés oportunidad de verlo ¿no?
CM: Te comparto una experiencia el otro día, compartiendo con uno de los hospedados, un hombre en situación de calle, yo le decía ¿cómo hacés en la calle para también tener un espacio de intimidad? Que todos necesitamos y que es tan difícil. El me decía “mirá Cristina, en realidad la gente no te ve” ¿cómo que no te ve? “no te ven, pasan por al lado y no te ven” y fue también muy revelador ese “no te ven”, también para mi corazón, decir en que medida pasamos por al lado de situaciones muy fuertes o situaciones de mucho dolor y en realidad se nos hacen invisibles a nuestro corazón, no nos tocan.
Y con respecto al tema de la formación, que habías planteado, mi experiencia es diferente a la de Fernanda, porque ya el que llega, llega con fuego en el corazón.
Pero sí todos necesitamos un proceso de revisar las motivaciones que nos llevan a este gesto solidario, a este deseo de aportar nuestro don. A veces traemos en nuestra mochila, no solamente el deseo de hacer el bien, sino también se nos van mezclando algunas motivaciones como pueden ser el hecho de que hacer el bien nos da prestigio, el hacer el bien me da una buena imagen también ante mí mismo, soy bueno, no soy tan malo.
A veces también puede suceder que se nos mezcle nuestro deseo de hacer el bien y pensar que se me descuentan cosas que no he hecho bien por este gesto de amor.
Son motivaciones que a lo largo del contacto con el otro son necesarias ir purificándolas, sacando lo más entrañable que es el deseo de ir al encuentro del hermano por el hermano mismo.
AT: Vos sabés que esto que estás diciendo, es tan importante porque puede ser que nuestro voluntariado, en algún punto, esté teñido de algunos problemas, algunas dificultades personales que evidentemente Dios hace el milagro en la debilidad, pero que a lo mejor estamos encarando mal la cosa.
Supongamos que desde estas motivaciones nos motiva algo espiritual, a lo mejor no es el encuentro con el hermano el que está primando, como hace hincapié la hermana Ana en este libro, sino que es el miedo al infierno. Para ponerlo bien gráfico, voy a ir a este lugar para purgar un poco mis culpas porque en realidad le tengo terror al infierno, entonces desde esto espiritual, yo puedo distorsionar este llamado que es posible que lo tenga.
CM: Porque en realidad, ahí cometeríamos la gran falta de amor de poner al hermano “como medio para” y ninguno de nosotros, nadie es un “medio para”.
Todos somos únicos e irrepetibles. Dios nos ha creado en forma personal, entonces tengo que ir al encuentro del hermano por el hermano mismo, y tengo que ir al encuentro del hermano con todo lo que soy, e ir al encuentro de mi hermano con todo lo que mi hermano es.
Para esto, también desde la organización de un voluntariado, necesitamos acompañar la fragilidad del voluntario, nuestras propias fragilidades.
La necesidad de cuidar al que cuida, el don del otro, el don que pone al servicio, es decir, animar acompañando. Para que el otro no se asuste de las propias motivaciones que puede haber en su interior, sino que tenga esa libertad para verlas y viéndolas pueda dejarlas transformar, ponerle nombre.
A veces uno puede decir “no me mueven las mejores motivaciones para un voluntariado entonces no lo hago”. No. Se trata de reconocerlas, a veces caminar con ellas un trecho del camino del voluntariado, ser consciente con lo que voy mirando, se va a ir transformando hasta que pueda ver realmente al hermano como hermano.
AT: Creo que estamos ante la grandeza del voluntario y voluntariado, ante las diferentes motivaciones, que debe formarse, no se si será tan así, pero creo que aquel voluntario que tiene una instancia de formación puede ubicar esta motivación en su lugar.
Si la institución a la cual pertenece o aquel lugar al cual se auto convocó no le da este elemento formativo, o no ha acudido a diferentes lugares, talleres, encuentros que nos hablen del ser voluntario, nadie nace sabiendo las cosas, me parece que nos va a ser difícil desempeñar esta tarea sin caer en una motivación en que uno utiliza al otro como un medio, me parece que el taller, el curso, la experiencia de vivir con otros voluntarios que ya hace muchos años que están trabajando, a uno le va ordenando.
Me parece que la instancia formativa es muy importante.
CM: También creo que es importante no solo por esto de las motivaciones, sino fundamentalmente por la perseverancia.
Comenzamos nuestro voluntariado con un fuego enorme, la cotidianeidad, la rutina, van haciendo entrada en nuestro corazón, y es lógico que así sea, porque en realidad, los creyentes creemos en un Dios encarnado que también participó de la rutina, de la cotidianeidad y a veces esto podemos vivirlo con opacidad en el corazón.
Entonces, los cansancios se van haciendo sentir, van ocupando su espacio dentro del propio corazón, a veces el servicio se puede ir transformando en algo mecánico, y voy perdiendo ese fuego del comienzo, ese entusiasmo, ese deseo.
Los espacios de formación tiene que alentar al voluntario para alimentar el fuego, para recrear el propio bien que se va haciendo.
Este creer y tener la esperanza de que este pequeño gesto está transformando mi comunidad, mi sociedad, estoy transmitiendo valores nuevos, estoy dando un nuevo rostro a esta sociedad que se va manifestando en los medios como decadente, con mucha información negativa o con espacios de mucha cultura de muerte como este pequeño gesto va siento cultura de vida, signo de esperanza para el mundo de hoy.
Necesito ir formando mi corazón y aprovechando los espacios de formación que se me ofrecen y sino pedirlos o buscarlos.
El código de ética del voluntariado, uno de los derechos del voluntario es el derecho a ser formado.
Como dice Alberto Hurtado, “se trata de hacer bien el bien, y no hacerlo de cualquier manera.”
AT: Por otro lado, hay voluntariados que necesitan formación en la tarea propia, porque por ejemplo, en la Casa de la Bondad, donde hay enfermos terminales, tengo que prepararme para encontrarme con estos hermanos, no solamente ser cuidadoso, de no hacerle daño al otro cuando uno tiene que entrar en cuestiones tan delicadas, como la salud, como una medicación, como el cuidado del cuerpo, a lo mejor, una caricia le puede hacer daño al otro si no sé como tratarlo.
CM: Por eso hablamos muchas veces de formación específica, que hace a lo concreto, como desarrollar mi voluntariado, como vivirlo, pero también es un reto formativo, no solamente lo instrumental, la forma, como debo hacerlo sino también ampliar la mirada, tener horizontes más amplios e ir descubriendo la solidaridad como encuentro con el otro, la necesidad de formar mi corazón, de alimentar ideales y alimentar sueños.
No quedarme solamente en la formación instrumental o específica que es fundamental.
FV: Y ahí en el tema de la formación habría como un tercer eje, hemos hablado de la formación personal, la formación para la tarea específica y ahí un tercer eje, que nosotros lo abordamos en este trabajo conjunto que hacemos , que es el trabajo con los otros voluntarios de la organización.
AT: Que detalle, acá se mezcla otro que tiene otro sueño nada que ver. Yo tengo que convivir con el otro que es la persona con la que yo sentí esta motivación, este fuego.
Pero tengo otro a la par que tiene la misma motivación que la mía o nos encuentra en el mismo lugar y por ahí puede haber algún chisporroteo, porque en la convivencia y en el como puedo llevar adelante una tarea también tenemos que ver que el otro puede pensar diferente, y seguramente tiene otras posibilidades para encontrarse con el hermano y complejo es eso.
No es una cosa así nomás.
Tiene que ver con un estilo de vida y hay muchas personas, gracias a Dios, que en nuestra Argentina han dedicado su vida al voluntariado.
FV: Ahí podemos hacer un llamado a la gente, porque el otro día yo revisaba las estadísticas del trabajo voluntario en Argentina que tuvieron un gran pico después de la crisis de de la Rua, ahí hubo un pico interesante, 21% registran, las estadísticas, personas jóvenes adultas involucradas en tareas voluntarias y ahora ha descendido al 14%.
AT: Habrá que revisar esto ¿no?
Nos muestran las diferentes instituciones que no tiene un área dedicada especialmente, organizada para la formación de los voluntarios que parece ser que ellos se nos cansan. ¿cómo puede ser que se cansen? Si. Son seres humanos que se cansan de esta tarea y si la tarea es desordenada, esto debe producir un desgaste ¿no?
FV: En las personas y en las organizaciones, por eso decimos que a la hora de convocar voluntarios no es para cualquier cosa, en general las organizaciones están como afinando esto a medida que van creciendo.
Lo que se necesita es organizar, ordenar.
El voluntario tiene que saber cual es su tarea, cual es su función en la organización, cual es su referente, la persona que está a cargo de la tarea que el va a llevar.
AT: Tiene que saber cual es su tarea ¿no? Se puede confundir, a veces, cuando no es claro o preciso.
Evidentemente hay que organizarse.
CM: Comienzo con una frase que siempre repite el Padre Ángel Rossi “En toda organización tiene que haber un soñador, un organizador y un hacedor”. Rara vez estas tres características se dan en una persona, pero toda organización no puede ir adelante sin estos tres tipos de personas.
Por eso es tan importante que cada uno vaya siendo consciente del propio don y vaya aportándolo y no queriendo ser otra cosa y no pedirle a la organización otra cosa.
No puede la organización pedirle al soñador que sea organizado, porque es un soñador.
AT: Es parte de los talentos.
CM: Y hay que aprovecharlos, pero toda organización, para hacer el bien tiene que trabajar en forma organizada.
Nosotros, en Manos Abiertas, comenzamos con un proceso de ingreso con talleres informativos y talleres formativos, con entrevistas personales que están a cargo también de voluntarios.
La entrevista es darle la bienvenida personalmente a cada uno , a veces en los talleres son muchos y el voluntario se siente recibido personalmente, es ese espacio donde tienen la confianza de descubrir el corazón y decir que lo mueve para ingresar a este voluntariado, sus deseos.
Y después, cada organización, tiene que ir encontrando su modo de cómo ir organizándose su propio perfil, porque aquello que puede hacer bien a una organización, puede ser que no resulte en otra porque tiene diferentes características.
AT: Desde la misión propiamente dicha.
CM: Por eso cada organización tiene que descubrir su modo de organizarse, pero sí organizarse.
No puede ser “acá todos venimos a hacer el bien y lo hacemos de la manera que nos sale”. No. Porque no se va ordenando y así hacemos daño a los que son nuestros destinatarios.
Tiene que haber una forma organizada de trabajo donde también el voluntario sepa cual es su tarea, como llevarlo adelante y quien es el referente en su tarea, con quien evaluar el modo de llevar adelante su voluntariado, como lo está haciendo, de que manera hacer nuevos aportes, ser creativo dentro de lo que está haciendo.
AT: En una parte del libro, la Hermana Ana plantea el conocimiento de sí mismo. Decís con tanta claridad de que no todos somos buenos para todo, el talento que tenemos y que Dios nos ha dado es diferente al del otro y gracias a Dios que es distinto porque sino haríamos todos las mismas cosas y sería todo muy aburrido y tendríamos muchas necesidades.
Esto es parte también del trabajo personal y de la humildad de saber que no puedo ser bueno para todo, pero si que en lo mío soy fuerte.
Y a veces queremos ocupar un puesto del voluntariado, y así se distorsiona lo que es el voluntariado.
CM: Y a veces en esto, es el tema del servicio mayor al estilo de Jesús.
Dolores Aleixandre recrea el relato de cuando Jesús hace el evangelio de los últimos lugares.
Jesús invita a ocupar el último lugar y dice que después va a venir el dueño y te va a hacer sentar al comienzo y en esta narración, Dolores Aleixandre, dice que Tomás pensó: “bárbaro! Al final la estrategia da resultado!”.
En otro momento en que invitaron a Jesús y a sus apóstoles, Tomás se coloca en el último lugar.
Jesús se da cuenta y le dice, “vení Tomás, y sentate en la presidencia”.
Y Tomás decía, yo pasaba y trataba de disimular la íntima complacencia que me causaba ser reconocido por Jesús.
Cuando me senté en ese lugar de la presidencia, ¿qué creen que hizo Jesús? Agarró la palangana, la toalla y me dijo: “Tomás, entre nosotros, el que está primero es el que sirve” y todos largaron la carcajada.
Entre nosotros, en nuestros voluntariados también puede suceder porque estamos organizados y tenemos diferentes roles.
Tenemos que mirar estos roles con la mirada de creyentes, de que lo nuestro siempre es respuesta al servicio al hermano, y es un lugar de mayor servicio, de mayor compromiso.
En esto de la necesidad de conocer nuestros dones y valorar lo que llevamos, a veces, miramos el talento del otro como mejor que el nuestro, pero en realidad porque nuestra mirada no está atenta al don que tenemos.
Se trata de redescubrir el propio don, como valioso.
A veces, suele pasar que no todos a los que ayudamos se dan con todos los voluntarios y tal vez, algún voluntario se puede sentir mal, pero parte de la conciencia de que lo que hacemos lo hacemos como comunidad, como equipo y tal vez, que cada enfermo, cada mamá con HIV, cada hospedero es una persona y tiene derecho también, como todos nosotros, que no siempre nos sentimos bien con todos, no tenemos afinidad o empatía con todos, sino con algunos y nuestra intimidad no la compartimos con todos, compartimos con una a lo sumo dos personas.
En este ser voluntario, en la medida que soy consciente que no trabajo solo sino que trabajo como comunidad, es la forma de saber que mi don va aportando, aunque tal vez sea oro voluntario, otro hermano el que tenga la afinidad con esta persona, pero yo voy ayudando y mi tarea es sostener el don de este otro hermano.
AT: Sostener el don de este otro hermano, ¡qué definición!
Muchísimas gracias chicas por haber estado aquí entre nosotros. Me parece que nos quedamos con un montón de cosas para charlar.
CM: Muchísimas gracias a todos por este espacio que se nos ha brindado donde poder compartir este don que nos ha sido dado.
Este compartir con Radio María y viendo este trabajito lento que la Madre ha ido haciendo en todos nosotros formándonos a través de la radio es maravilloso y es para dar gracias y alabar.
Saludos a toda la audiencia, a todos los radio marianos de Argentina.
AT: Y a todos los voluntarios de la Radio.
FV: Muchas gracias a la gente de Radio María que nos invita para estos espacios, a la audiencia que dialoga con nosotros.
Para nosotros es compartir la tarea que hoy nos toca hacer, muchas gracias a ustedes.
Participa
Radio María