Elías, el profeta que tenía fuego en su corazón

miércoles, 13 de marzo de 2019
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13/03/2019 – La profesora en sagradas escritura María Gloria Ladislao eligió al profeta Elías como el personaje de este miércoles. Y comenzó haciendo un contexto histórico: “Poco después de la muerte de Salomón el pueblo de Israel se divide en dos reinos, cada uno con su rey y sus formas de culto. El reino del norte continúa con el nombre Israel y el reino del sur toma el nombre Judá. El levantamiento de las tribus del norte contra el centralismo y la opresión de los reyes de Jerusalén fue apoyado por los profetas de Yavé, y fue un querer volver a las tradiciones del pueblo de Israel. Por eso se retomaron los antiguos centros de culto de Betel y Dan. Fue un intento de devolverle al pueblo su memoria histórica y sus tradiciones, que los reyes davídidas de Jerusalén le habían quitado en favor de la monarquía. Pero también Israel cayó en el mismo centralismo opresor de los reyes de Jerusalén, especialmente con la dinastía de los Omridas. Estos reyes, por razones de estado, apartaron al pueblo de su lealtad a Yavé construyendo un reino según el modelo cananeo. Omrí construyó Samaria. Allí creó una burocracia y un templo consagrado a Baal al estilo cananeo. También necesitó un sacerdocio que justificase la política del rey. Cimentó una política exterior mediante alianzas con reyes extranjeros. Casó a su hijo Ajab con Jezabel, una princesa fenicia, que fue la gran promotora del culto a Baal en Israel. La estructura estatal, justificada por los sacerdotes y el culto a Baal, se hizo muy opresora, mientras que el culto a Yavé quedó limitado a un nivel popular. Surgieron del pueblo profetas como Elías y Eliseo, fervientes defensores de Yavé, quienes no aceptaron este abandono del Dios del Éxodo, por lo tanto entraron en conflicto total con la monarquía: esto les trajo como consecuencia el ser perseguidos cruelmente”.

Ladislao también indicó que “la llegada de Ajab al trono se relata en primer libro de los Reyes, en el capítulo 16. Y a partir del siguiente capítulo, sin presentación previa, comienza el ciclo de Elías. Ese nombre significa ´mi Dios es Yavé`. Elías, hombre de Dios, forma parte de los ´profetas que hacen cosas`, según la expresión del biblista Sicre. Elías denuncia su pecado al rey, actuando públicamente en los círculos políticos, y al mismo tiempo se encuentra cercano al pueblo, tanto para ayudarlos en sus necesidades como para denunciar cuando abandonan la Alianza. En el ciclo de Elías se alternan períodos de notoria actuación pública, con otros de retiro y desierto”.

La especialista también señaló que “durante la sequía, el profeta Elías primero encuentra refugio en el torrente Querit y luego debe dirigirse al extranjero, a casa de una viuda en Sarepta de Sidón. Allí se produce el milagro de la harina y el aceite, y Elías revivifica al hijo de la viuda. Así, el nombre de Yavé, Dios de Israel, llega hasta esta mujer pobre y extranjera. Elías permanece allí tres años. Luego, Elías pone al pueblo ante la disyuntiva de servir a Dios o a Baal. Para eso manda que los profetas que comen a la mesa de Jezabel realicen un sacrificio pidiendo fuego del cielo. No consiguen hacerlo, y luego Elías invoca a Dios y llega el fuego que enciende la leña”.

“En el capítulo 19, perseguido por el rey Ajab y la reina Jezabel, como un intervalo en medio de estas acciones públicas tan notorias, Elías se retira al desierto, al monte Horeb, que es otro nombre que recibe el Sinaí. Allí Dios se manifestará no con la potencia del fuego, sino con la suavidad de la brisa, indicio del modo en que deberá dejarse conducir por el Espíritu de aquí en adelante. Elías debe ungir un rey y además designar un sucesor para su tarea: el profeta Eliseo. Luego Elías denuncia al rey y a la reina por usurpar con engaño y falso testimonio la viña de Nabot. Así se muestra como un profeta defensor de la justicia que nace de la Alianza. Más tarde, Elías es arrebatado al cielo en un carro de fuego con caballos de fuego. Esto es contemplado por Eliseo y la comunidad de los profetas”, subrayó la profesora Ladislao, quien finalmente destacó que “Elías es la figura prototipo del profeta, por eso en la transfiguración de Jesús aparecen Moisés como figura de la Ley y con Elías como figura de los profetas”.