En Casa

Conducción: Anabel Thanos

Producción:  Sebastián Crespín

 

Este es el texto inspirador del programa “En Casa”: Cerca de Jerusalén -a tres kilómetros- está Betania. Allí viven Lázaro, Marta y María. Tres hermanos que tienen una gran amistad con Jesús. Su casa será en aquellos meses un lugar de hospitalidad y reposo para los días que le esperan. La palabra nos muestra que la actividad de los días anteriores había sido intensa. El camino que lleva de Jericó a Betania es empinado, requiere una ascensión continua y transcurre por terreno desértico. Jesús y los suyos debieron llegar cansados. Allí fue recibido por Lázaro, Marta y María.

 

La casa de Betania es la casa que acogió al Señor, allí nuestro Señor se encontró con amigos dispuestos a recibirlo, allí el Salvador paso y descansó. En esta casa todos estarán invitados. Una casa para parar , pasar, descansar y encontrarnos desde la diversidad con el mismo Jesús.

 

Llegaran invitados de distintos lugares y por distintos caminos. Algunos serán verdaderos amigos de Jesús, otros serán invitados especiales y para otros quizás será la primera vez que se encuentren con Él. La casa tiene varias habitaciones: living, comedor, cocina, oratorio, patio, terraza. Y algunos los que no se animen a pasar también estarán presentes desde la vereda. Una casa para todos, una casa con gran corazón. Todos podremos habitarla, todos podremos pasar porque es nuestra casa.

El calor de hogar, el matecito caliente, la alegría del encuentro serán un cita obligada.

La fe será custodiada, mantendremos el fuego de la esperanza, creceremos y aprenderemos desde la diversidad. Cuidaremos de encontrarnos en el respeto con nuestro hermano que es diferente en edad, sexo y credo, con la inclusión de hermanos especiales que tengan capacidades diferentes.

 

“En Casa” es un programa integrador, con lugares para todos, al igual que la casa de Betania. Con el objetivo principal de proclamar la Buena Nueva del Evangelio. Proclamando de manera activa el mensaje, anunciandolo por una parte; y, por otra, acogiendolo en la propia vida ya que sin acogida no puede haber anuncio.