En gestos pequeños, sencillos, hacemos presente el Reino de Dios entre nosotros

viernes, 12 de noviembre de 2010
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Evangelio según San Lucas 17,20-25.
Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: "El Reino de Dios no viene ostensiblemente,
y no se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’. Porque el Reino de Dios está entre ustedes".
Jesús dijo después a sus discípulos: "Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán.
Les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’, pero no corran a buscarlo.
Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.
Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.

Los fariseos preguntaron a Jesús ¿cuando va a llegar el Reino de Dios? El Reino de Dios es una especie de palabra mágica que concentraba todo lo que era la espera de Israel. El pueblo de Israel estaba seguro. Así lo habían anunciado los profetas. Un día Dios tomaría el poder, un día salvaría a su pueblo de todos sus opresores, era entonces la espera de días mejores, la espera de la gran noche que precedería el día de la luz, el deseo de una sociedad nueva, el sueño de una humanidad feliz ¿cuando va llegar el Reino de Dios? Cuando llegará ese día le preguntaron a Jesús. Y no eran solo los fariseos los que deseaban ese día, los Apóstoles, los 12, también. En el momento que Jesús iba a dejarlos se acercaron a El y le preguntaron ¿ es ahora cuando vas a restaurar el reino para Israel? Es que la esperanza en un tiempo nuevo, en una humanidad feliz la tuvieron los profetas en el Antiguo Testamento, la tuvieron los fariseos en la época de Jesús, las sintieron los Apóstoles en el momento de la partida y también es nuestro deseo hoy. Quien de nosotros no está esperando ver ese tiempo nuevo en plenitud o acaso no pensamos y por allí perdemos tiempo imaginando como quisiéramos que Jesús venga a poner orden en el mundo Digo hasta perder tiempo porque lo hacemos según nuestra mirada, según nuestro egoísmo, tantas veces según nuestros caprichos, la llegada del Reino de Dios. Podemos decir no hay nada nuevo bajo el sol porque lo de los Apóstoles, lo de Simón Pedro en Getsemaní cuando desenvainó la espada lo único que quería era adelantar el Reino y aparentemente ayudarlo a Jesús a que a través de la violencia se pueda transformar. Decíamos que Dios reine.¿ que cosas vamos incluyendo en nuestra imaginación, que deseos tenemos cuando hablamos de éste Reino de Dios? Es más, tantas veces hemos escuchado la expresión. Que significa ésta expresión que Dios reine en mi vida, la vida de mi familia, en la vida de mi comunidad. Cuantas preguntas que nos podemos hacer a partir de la que le hacen a Jesús.¿ cuando va llegar el Reino de Dios?. No hay duda que si el pueblo de Israel era lo que esperaba es lo que también hoy estamos esperando de una manera distinta el Reino de Dios está entre ustedes El Reino de Dios ya está caminando con nosotros. Jesús contestó de la manera en que acostumbra y sobre todo cuando le van a poner alguna trampa. El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Esa respuesta debió decepcionar a los fariseos. Tal vez hasta decepcione a muchos de nosotros que seguimos esperando otra cosa, otras manifestaciones. También nosotros que lo queremos seguir a Jesús a veces quisiéramos que hiciera más ruido, cuanto silencio en la manifestación de Dios, cuanta serenidad en éste Reino que irrumpe pero que lo hace respetando el corazón del hombre, la libertad de cada uno de nosotros. No es fácil pensar que Dios reine de una manera tan discreta, tan silenciosa, El que es Todopoderoso sin que se sienta sin que nos demos cuenta si no estamos atentos pero si estamos atentos vamos a ver como el Reino de Dios va irrumpiendo y va obrando. Son esos signos sencillos de todos los días donde decimos Dios está allí obrando. Podemos reflexionarlo ésta mañana: deseamos que Dios reine. ¿que incluimos con nuestro pensamiento, imaginación, deseo cuando decimos que Dios reine en mi vida? ¿que espero de Dios en éste momento? ¿que está esperando la humanidad deseosa de parte de Dios?
Podemos hacer una oración muy sencilla: Señor sana mi deseo. Ayúdame a sentir agrado por las tareas sencillas, ayúdame a sentir agrado por las tareas pequeñas, por las tareas modestas de cada día. Señor sana mi deseo. Promover el Reino, hacerlo presente en las cosas en las que no hacen tanto ruido, en las que nadie se entera, de las que tantas veces no me agradecen
Jesús dice. No podrán decir mírenlo está allí o está aquí. El Reino de Dios está entre nosotros, está anidando en el corazón. Para detectarlo es necesario nuestra agudeza, nuestra atención. Sin duda que para percibir éste Reino de Dios que no es más que Dios presente en el mundo a través de nuestra vida y testimonio también exige de oídos finos para oír ese susurro de Dios. Ojos nuevos para poder discernir esa presencia tantas veces en medio de la oscuridad. Cuanto gozo que experimentamos desde lo profundo del corazón cuando en tantas noches, oscuridades de nuestra vida podemos percibir la luz de ésta presencia de Dios, de éste Reino nuevo cuando decimos porqué estaba tan ciego y no lo sentía tan cercano a Dios que estaba conmigo. No se lo encuentra en lo espectacular, en lo ruidoso. Se lo encuentra al Reino de Dios en esos humildes trazos, signos tan pobres que por estar tan acostumbrados a veces perdemos: la vida de los Sacramentos, la alegría y el gozo de acercarnos al Sacramento de la Reconciliación, la alegría y la paz que nos regala participar de la Eucaristía, el compartir en éste tiempo en tantas comunidades la alegría y el rostro lleno de emoción de los niños que están haciendo su primera Comunión. Son signos siempre frágiles pero son signos que tenemos que descubrir desde la fe. Es la presencia de Dios que está irrumpiendo. Llegará un tiempo, nos decía Jesús en el Evangelio, en que desearán vivir siquiera un día con el Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán miralo aquí, miralo allá pero no vayan, no corran detrás Siempre tenemos la tentación de ir a buscar los signos de Dios en otra parte donde no está: en el ruido, en lo espectacular y por eso dice Jesús no vayan Es en tu vida cotidiana donde se encuentra Dios porque igual que el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo. Así va ocurrir con el Hijo del hombre cuando venga en su día y termina diciendo el Evangelio de hoy pero antes tendrá que sufrir mucho y ser rechazado por ésta generación Si, un día vendrá para gloria de Dios, para el triunfo. Será como el estruendo del trueno, como el rayo que cruza el firmamento pero mientras tanto será rechazado. Cuantas veces tenemos que repetirnos en nuestro corazón, volvernos a decir desde lo profundo del corazón para que la Palabra pueda obradrear en nosotros el Reino de Dios actúa en lo sencillo y exige de nosotros una mirada simple. El Reino de Dios ya está en medio nuestro. Hasta podés pensar en el día de ayer cuantos gestos y actitudes de amor tuviste con los demás, hasta con vos mismo. Si recordás estás recordando cuantas veces el Reino de Dios estuvo presente en tu vida, en tu familia, en tu comunidad pero Jesús insiste entre tanto es el tiempo del sufrimiento, del rechazo, de la humillación, de la vergüenza. Antes de ese triunfo de Jesús y de su Padre, antes de la humillación, de tanto dolor, de ser negado, de  indiferencia, de tanta ironía por la que tuvo que pasar Jesús hasta llegar hasta el extremo, la traición de los suyos, sin embargs reino el Reino de Dios lentamente va avanzando. Sin embargo en medio de tanto dolor y sufrimiento de Jesús que estaba anticipando el misterio de la cruz cuanto gozo que van a experimentar con el Resucitado, cuanta alegría y fortaleza con la venida del Espíritu Santo ¿deseamos que Dios reine en nuestra vida y en nuestro corazón?
 Cuando sabemos descubrir que Dios habla a través de los acontecimientos, de nuestra vida, cuando sabemos descubrir que Dios pasa a cada rato por nosotros nos es más fácil descubrir ésta pregunta ¿ que espera Dios de nosotros?
Jesús al pronunciar las palabras en los versículos 20 y 21 hoy en el Evangelio de Lucas los fariseos le preguntaron cuando llegaría el Reino de Dios y el respondió que el Reino de Dios no viene ostensiblemente, no se podrá decir está aquí o allí porque está entre ustedes. Quería con éstas palabras desanimar a sus discípulos para que no intentaran seguir pensando en la fecha concreta de la instauración del Reino. Estaba preparándoles el corazón para la próxima venida del Espíritu Santo. Jesús enseña a los suyos a renunciar a una venida del Reino que se pudiera calcular, quería abrirles el corazón para que en unos días más puedan estar bien dispuestos a recibir al Espíritu Santo en sus corazones Sin duda que San Lucas quiere predeterminar su interpretación, quiere impedir un comentario demasiado apocalíptico de esos que tantas veces nos dan miedo. Cuantas veces  con dolor tenemos que escuchar anuncios de un Reino de Dios que se hace presente a través de la catástrofe. Hoy Jesús está diciendo viene mucho más suave. No tengamos miedo a éste Reino de Dios que va irrumpiendo en la vida del hombre y del mundo. Debe servirnos de ejemplo el mismo Jesús que vivió hasta el final de su vida siendo fiel a su condición de hombre. El no esperó un día extraordinario, su día fue el día de la fidelidad a la voluntad del Padre, ese era su alimento mi alimento es hacer la voluntad del Padre El tiempo de Dios se define hoy en el hombre que tiene un compromiso concreto en construir un mundo nuevo, en aquello ya que hace unos cuantos años con una expresión que ha quedado a lo largo de la historia que decía PabloVI construir la civilización del amor, vivir responsablemente en el mundo.
El Reino, los cielos nuevos, la tierra nueva, lo que anunciaba Jesús lo vuadoelvo a insistir para que la Palabra de Dios nos convenza no tiene un estilo de espectáculo y Jesús al Reino de Dios en otro m
omento lo compara con el fermento que actúa escondido, ese poco de levadura que fermenta toda la masa, esa semilla pequeña que es sepultada en la tierra y que va produciendo su fruto. Cuantas veces en el día le decimos a Jesús venga a nosotros tu Reino, éste Reino que ya está presente en la Iglesia
Bienaventurados los pobres porque de ellos es el Reino de los cielos. Este Reino se hace presente en lo sencillo y también se hace presente a manera de semilla y que va germinando en el corazón de tantas personas de buena voluntad de esas que a lo mejor no conocen el amor de Dios, de tantos que no saben nada de Jesús y de tantos que habiéndolo conocido hoy le son indiferentes a su Palabra pero sin embargo podemos decir es una buena persona. Allí también el Reino está actuando, Dios se está haciendo presente. Que bueno descubrirlo en ésta civilización del amor que queremos construir y que queremos hacer cada día, que bueno poder escuchar el paso de éste reinado de Dios a través de la conversión, de un corazón nuevo, de la unidad de la familia, a través de la alegría, de la paz. Cuantas cosas le podemos pedir al Señor para que nos siga  regalando, para que nos ayude a comprender que mientras naturalmente tenemos tendencia a que Dios se haga presente a través de lo llamativo y lo grande en algún momento de la historia de la salvación de Dios con los hombres al profeta Elías le dio una lección: lo esperaba Elías a Dios en el terremoto, en el estruendo de la tormenta, en el viento impetuoso. Después de todo esto Dios se hizo presente en una suave brisa
El Reino de Dios está dentro de ustedes, en medio, al alcance de ustedes. Este Reino que al final de los tiempos se manifestará en plenitud pero que ya lo estamos adelantando.

                                                                                                          Padre Gabriel Camusso