“En la localidad bonaerense de Lima comenzamos con el proyecto de Akamasoa Argentina”, afirmó el joven Gastón Vigo Gasparotti

sábado, 12 de enero de 2019
image_pdfimage_print

12/01/2019 – Gastón Vigo Gasparotti es un joven santafesino de 30 años, con formación en ciencias económicas, absolutamente comprometido con los más pobres de nuestro país. Actualmente, Gastón vive en Buenos Aires y es el fundador de Akamasoa Argentina, obra inspirada en lo que ha realizado el padre Pedro Opeka en la isla africana de Madagascar. Previamente, trabajó durante unos años en la Fundación Conin del doctor Abel Albino, colaborando en la lucha contra la desnutrición.

“Descubrí a Jesús en tres momentos de mi vida. El primero fue un retiro en la primaria del colegio de la Inmaculada en Santa Fe donde se nos invitaba a tener un corazón de alpinista. A partir de ahí me di cuenta que siempre hay que ponerse objetivos grandes y nunca olvidar que Dios, como decía san Agustín, es un huésped ignorado, esperando que le abramos el corazón. En ese retiro nos dijeron: ´Nunca se olviden del norte, allí está Jesús, en Él tienen que confiar como en tu mejor amigo. El segundo momento fue una acción misionera en la provincia de Jujuy. Y eso me marcó profundamente. Pude ver toda la realidad de pobreza que hay en el norte argentino que tanto duele. Y comenzó a germinar en mí esta vocación de ayudar a los más débiles. El tercer momento es cuando pasé por situaciones límites, donde pensaba que no podía seguir adelante. Ahí es donde más sentí la presencia de Dios”, relató Gastón. Y agregó que “el Señor me da paz y libertad. Paz porque cuando tenés a Dios dentro es lo que sentís. Y libertad porque cuando estás con Él sos libre para decidir qué es lo correcto y lo que te hará feliz”.

“En estos de ayudar a los más pobres comencé a los 17 años, enviando carta de lectores a los diarios. También colaboré en la redacción del libro ´Así se combate la desnutrición`, que escribí con el médico Abel Albino. Eso me permitió formarme para ayudar a los niños con esta problemática y luego me sumé decididamente a la Fundación Conin”. indicó Gastón.

Sobre su relación con el padre Pedro Opeka sostuvo: “Comencé a ver las diversas entrevistas que le realizaron a este gran sacerdote argentino. Luego me contacté con una de sus hermanas, Lucía, quien me invitó a poder conocer al padre Pedro cuando vino el año pasado a la Argentina. Y cuando lo conocí personalmente, le pregunté al padre Opeka si podía visitar obra de Akamosao en Madagascar. Y él aceptó. Allá me di cuenta que todo lo que hay alrededor de Akamasoa en escalofriante y penoso, pero cuando ingresás a su obra te das cuenta que es un verdadero oasis”. Y añadió: “Hoy Akamasoa, en Madagascar, ya tiene 22 barrios y 29 mil personas viviendo allí en situaciones de total dignidad. Y cuando le pregunté a Opeka cómo se logra todo eso, él me respondió: ´Gastón, yo no me pregunté cómo llegar a un objetivo. Simplemente me puse a trabajar, a poner ladrillo tras ladrillo`”.

Habiendo ya fundado la obra de Akamasoa en Argentina, Vigo Gasparotti se sinceró: “Me gustaría construir un oasis de esperanza en Argentina como que el que ha hecho el padre Opeka en África. En Akamasoa encontré las herramientas para poder llevar adelante este sueño. La idea es poner de pie a los más débiles de la sociedad, para que poder vencer la pobreza con trabajo, educación y disciplina. En Argentina, un tercio de la población está en condiciones de pobreza y la mitad de esos pobres son niños y jóvenes menores. Necesitamos una obra así”. Y ya comenzamos en localidad bonaerense de Lima, en el partido de Zárate”.

Finalmente, Gastón nos dejó esta oración misionera:

Gracias Dios por haberme mostrado esta vocación con tanta claridad.

Gracias por hacerme ver dónde está el norte y los caminos correctos a tomar.

Gracias por perdonarme tantos errores y por llevarme siempre a nuevas oportunidades.

Gracias por escucharme y darme fuerzas cuando parecía que ya no tenia coraje para seguir.

Gracias por hacerme tomar decisiones según tus tiempos y nos los míos.

Gracias por todas las adversidades y decepciones.

Gracias por lo que pasará, sin importar si tendrá más cosas malas que buenas.

Gracias por hacerme ver que ayudando a poner de pie a los más pobres,

alcanzaría la verdadera felicidad.

Amén.

(Quienes quieran contactar a Akamasoa Argentina escribir un correo electrónico a [email protected])