“En sus acciones ocultas por el silencio, se descubre en San José, una profunda contemplación”, relató el padre Marcelo Amaya

viernes, 12 de noviembre de 2021
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12/11/2021 – “El silencio acompaña todo lo relacionado con la figura de José. Pero es un silencio que descubre de modo especial el perfil interior de esta figura. Los Evangelios hablan exclusivamente de lo que José «hizo»; sin embargo permiten descubrir en sus «acciones» —ocultas por el silencio— un clima de profunda contemplación”, contó el padre Marcelo Amaya, en un nuevo ciclo del programa Madre del Pueblo, refiriéndose a la figura de San José, en este su año.

El padre Marcelo Amaya, desde Catamarca, recorrió en primer lugar la historia de la Virgen del Carmen, patrona de Chile y adelantó que recorrerá en este espacio las advocaciones marianas que son patronas de América Latina. Luego profundizó en la figura de San José y en la del reciente beato Fray Mamerto Esquiú.

Historia de la Virgen del Carmen patrona de Chile

En cuanto a su historia, el padre Marcelo contó que “La advocación mariana de la Virgen del Carmen (también llamada Chinita, Madre de Chile, Augusta patrona de Chile, Reina del Tamarugal o simplemente Carmelita) es una tradición católica traída desde España a América, por los frailes agustinos, quienes trasladaron consigo la primera imagen, durante el proceso de emancipación nacional, la figura fue instaurada históricamente como la «Patrona de Chile». José de San Martín, general del Ejército Libertador, proclamó que la Virgen del Carmen recibía el título de «Patrona del Ejército de Los Andes» y Bernardo O’Higgins la denominó como «Patrona y Generala de las Armas Chilenas» en las vísperas de la batalla de Chacabuco”, indicó en primer lugar el padre Marcelo.

Las principales imágenes que se veneran corresponden a la ubicada en el altar de la Parroquia del Sagrario, que fue tallada en Francia en el siglo XIX, y otra que se encuentra en el altar mayor del Templo Votivo de Maipú, tallada en Quito en 1765. En la comuna de Maipú se halla un templo votivo en homenaje por la victoria decisiva en la batalla de Maipú, donde los chilenos consiguieron la independencia de España y posteriormente, en 2007, se estableció como feriado el 16 de julio, declarado como el «día de la Virgen del Carmen»”, también indicó el padre Marcelo.

Finalmente destacó que “La Santísima Virgen del Carmen es invocada en este país como Reina y Madre de Chile, Patrona y Generala Jurada de las Fuerzas Armadas y de Orden. Títulos que son fruto del reconocimiento especial de la protección de la Madre de Dios a lo largo de su historia”.

La vida interior de San José

El padre Marcelo Amaya, siguió recorriendo el punto 5 de la Exhortación Apostólica Redemptoris Custos del papa Juan Pablo II, hoy San Juan Pablo II, que habla sobre el primado de la vida interior de San José.

En este sentido, citó comienzo del punto 5, donde habla sobre la vida interior, el silencio que acompaña todo lo relacionado con la figura de José.

< También el trabajo de carpintero en la casa de Nazaret está envuelto por el mismo clima de silencio que acompaña todo lo relacionado con la figura de José. Pero es un silencio que descubre de modo especial el perfil interior de esta figura. Los Evangelios hablan exclusivamente de lo que José «hizo»; sin embargo permiten descubrir en sus «acciones» —ocultas por el silencio— un clima de profunda contemplación. José estaba en contacto cotidiano con el misterio «escondido desde siglos», que «puso su morada» bajo el techo de su casa. Esto explica, por ejemplo, por qué Santa Teresa de Jesús, la gran reformadora del Carmelo contemplativo, se hizo promotora de la renovación del culto a san José en la cristiandad occidental>.

¿Cómo era Fray Mamerto Esquiú de niño?

Finalmente, el padre Marcelo Amaya compartió más sobre la vida del beato argentino Fray Mamerto Esquiú, en este caso se preguntó: ¿Cómo era Fray Mamerto Esquiú de niño?

Al respecto, compartió parte de lo escrito por Fray Pablo Reartes:

< Realmente dice fue un niño prodigio, las noticias que hay sobre su niñez lo muestran como un niño alegre, bondadoso y obediente, parece que en sus primeros años no demostraba gran aplicación para el estudio pero era muy inteligente, entonces fue cambiando con los años hasta ser un gran pensador. Entre los años 1831, 1832, cuando Mamerto tenía cinco años, sano ya de su enfermedad y con hábito de frailecito entró en la escuela de primeras letras, la única que había allí en la localidad de Piedra Blanca, era una escuelita rudimentaria y pobre que dirigía y dictaba doña Teresa Bravo en la que se enseñaba apenas a leer y escribir y acaso a sumar y restar números simples. Los progresos de Mamerto en sus estudios hicieron que sus padres desearan darle una educación más completa y con este fin lo inscribió el 10 de diciembre de 1834 como alumno externo de la escuela del convento franciscano que era la mejor de la provincia>, indica Fray Pablo Reartes.