11/04/2025 – El padre Javier Rojas y Paula Torres volvieron al espacio de los viernes para hablar esta de la ilusión como algo que se desvanece y la esperanza que es la que ayuda a sostener la vida. “Cada comienzo de año trae consigo una serie de ilusiones: proyectos nuevos, cambios que soñamos, anhelos de transformación. Y sin embargo, cuántas veces terminamos el año desilusionados, con la sensación de que todo se esfumó demasiado rápido. Hay una diferencia silenciosa, pero profunda, entre vivir de ilusiones y vivir sostenidos por la esperanza. Mientras la ilusión se infla con rapidez pero también se desinfla ante el primer obstáculo, la esperanza se siembra y crece con el tiempo, enraizada en la verdad, en el amor y en una promesa que no depende de nosotros”, expresó el sacerdote jesuita nacido en Formosa.
“Estamos en Cuaresma, ese tiempo en que Jesús camina hacia Jerusalén, no impulsado por una ilusión, sino por una esperanza fiel: la certeza de que el amor de Dios tiene la última palabra, incluso en la noche oscura. Y además, este 2025 es el Año Jubilar de la Esperanza, convocado por el Papa Francisco. En la bula Spes non confundit, nos recuerda: “La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo”. No se trata de una esperanza superficial, sino de esa que se prueba en la dificultad y sale más firme, más honda, más verdadera. La esperanza es un afecto vital, profundamente humano y espiritual. No niega el dolor, sino que lo abraza. No elude el presente, sino que lo transforma. La verdadera esperanza está anclada en un compromiso con la vida, con lo que es, con lo que vale la pena sostener. Es activa, paciente y tenaz. Nos permite mirar el futuro sin desesperar del presente. En la psicología profunda, la esperanza es una fuerza que moviliza el deseo, pero que lo purifica, lo madura y lo dirige con realismo”, dijo Rojas.
“La esperanza nos llama a vivir en fidelidad al proceso, a los vínculos, al sentido que Dios va gestando en nuestra historia. Es una esperanza encarnada, como la del sembrador del Evangelio que lanza la semilla confiando en que, aunque la tierra no dé fruto al instante, llegará el día de la cosecha. Jesús mismo nos dijo: “El Reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, la semilla brota y crece sin que él sepa cómo”. Queremos invitarte a que no pongas tu alma en promesas vacías, ni en frases que suenan lindas pero no transforman la vida. Plantate en la tierra fecunda de la fe. Viví este año desde una esperanza que te expanda por dentro, aunque duela. No esperes que la vida cambie mágicamente: animate vos a vivirla con otro corazón”, sostuvo el padre Javier.