Enzo

lunes, 29 de septiembre de 2008
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Querido hijo:

                        Se que éste año no recibiré tu saludo, tus besos, tu fraternal abrazo y ese obsequio que elaborabas, cada día del Padre con tanto esmero…
                        Quisiera ser la brisa que acompañe tu alma al volar
                        Quisiera ser el sol, para acercarme a ti.
                        Quisiera ser espíritu para jugar contigo
                        Quisiera ser la más alta montaña, para acariciarte y percibir el amor que nos seguirá uniéndonos
                        Quisiera ser flor, para perfumar tu imagen que tanto admiré.
                        Quisiera ser un ángel, tu guardián ,para conocer contigo el universo.
                        Quisiera ser un poquito Dios, para sentirme orgulloso de tenerte en el cielo.
                        Quisiera ser, pero hijo mío, soy tu padre, quien pretende ser todo eso…


Córdoba, Febrero de 2007

Mi nombre es Juan Carlos Basualdo, mi hijo, Enzo Gabriel Basualdo, quien fue asesinado el 13 de enero del mismo, desde lo acontecido no había tenido la posibilidad de soñarlo, hasta que en una noche, más precisamente la madrugada del 28 fue la excepción…
Estaba con el, estaba arrodillado, abrazándolo, besándolo, al mismo tiempo miraba hacia arriba y le preguntaba a Dios ¿porqué me lo llevaste? ¿porqué me lo llevaste? Mientras tanto mi hijo ingenuo a lo ocurrido me decía: Pa, poné música!!! Y de pronto se puso todo azul y una voz en ese sueño me dijo: El está conmigo y es un ángel a mi lado…
Pienso y creo que mi Enzo debe estar muy cerca de Dios, ya que ha repercutido en muchos corazones, en corazones de quienes no lo conocían y aún más de quienes si. Debe ser que Dios a través de él nos está mandando una señal debido a que mi hijo, siempre en sus dichos o cuando escribía se expresaba con la siguiente frase:
DEFIENDAN LA VIDA


A mis papás, a mis amigos, a mis conocidos, a mis vecinos, a mis familiares, quiero contarles…
Festejé mi cumple hasta que mi mamá Charo, me lo permitió porque mi papá Juan ya regresaba de trabajar; salí al frente de casa para despedir a mis amigos, salí a compartir un momento, “solo un momento”. Y de pronto aparecieron no se quienes, no se, no se, solo se que había peligro, disparos por aquí, disparos por allá, todos tratábamos de protegernos pero el niño que se encontraba allí quedó como paralizado, atontado, asustado, tan asustado como yo, ¿Cómo podía dejarlo solo?… Fui y lo tomé para sacarlo, de pronto todo pasó, mi cuerp