Escribo lo que no dije a tiempo a Guillermina

jueves, 12 de julio de 2007
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De: Graciela Ferrero

Si a veces te parece que he fallado

a los sagrados deberes de una madre,

compréndeme aunque tarde

que no fue fácil velar por alguien siempre

sabiendo que la vida es desatenta

y yo siempre me fui por la tangente.

Lo primero: las hamacas sirven para volar

sobre los años

cuando tu fuerza o la mía te ponga en lo más alto

a despegar sin miedo, que yo me quedo en tierra.

Acepta caramelos de los desconocidos

pocos son los que dan por dar en estos tiempos

más frecuente es lo amargo, o que te ignoren

y cuando cruces por primera vez sola la calle

sabrás que el riesgo y la urgencia

perseguirán tus días para siempre.

La moneda que te den no la ahorres,

nunca sepas llegar a fin de mes

sin dar el doble de lo que te prestaron.

Soy realista, ya ves.

Existe la alegría, pero duele;

tendrás que conseguirla

y cuando la consigas tendrás miedo.

¿Y el miedo? Mejor domesticarlo:

es como un gato, siempre ovillado

en el mejor rincón de casa.

No conozco el conjuro para el miedo

pero no dejes que nunca te acorrale.

Y vive siempre de pie

tal vez así consigas tenerlo arrodillado.