04/11/2025 – En el primer encuentro de «Plantas de Mi Patria», el Ingeniero Agrónomo y Docente Antonio Russo nos brindó detalles para conocer a la Acacia Caven o, conocida por su nombre vulgar, el Espinillo. Un árbol o arbusto que tiene la capacidad de desarrollarse en distintas regiones del país, desde el centro al norte de Argentina, y que cautiva por sus particularidades: gran presencia de espinas, floración temprana y perfume abundante.
El espinillo, también llamado aromito o churqui, es una especie característica del centro y norte argentino. Se trata de una especie versátil, resistente y vital para la biodiversidad local, explica Antionio. Aunque sus espinas pueden intimidar, su presencia es clave para la vida silvestre, ya que funciona como refugio, alimento y espacio de reproducción para numerosas especies de insectos y aves.
El espinillo se reconoce fácilmente por su floración intensa, que anticipa la primavera con pequeños pompones amarillos de perfume inconfundible, capaces de transformar el paisaje árido en un espectáculo natural. Antonio destaca su importancia ecológica y su capacidad de regeneración en terrenos degradados: “Los primeros que vienen a repoblar esos pastizales degradados, erosionados por el hombre, son estos espinillos”.
Su modo de reproducción también es fascinante. Adaptado a convivir con animales rumiantes, su semilla necesita atravesar su tracto digestivo para germinar. Para reproducirlo en casa, Antonio comparte un método sencillo para activar las semillas y lograr su cultivo. En ese caso debemos introducirlas a un termo con agua tibia, para que las semillas logren «activarse» y luego puedan utilizarse en la siembra.
Otro dato curioso tiene que ver con la relación del espinillo con la chicharra. «El primer lugar donde este insecto interactúa con la naturaleza es en este árbol», explicó Antonio. Abajo del espinillo hacen huecos para el nacimiento de las ninfas. También se alimentan del néctar de las raices y luego las chicharras chicas o ninfas se instalan en el tronco de la planta para continuar con su proceso vital. Así, la presencia de plantas nativas como el espinillo son fundamentales para la continuidad de otras especies.
Más allá de sus características biológicas, el conocimiento sobre nuestras plantas nativas es también una forma de defender la identidad cultural y los ecosistemas locales. Comprender su función y su valor ayuda a preservar lo autóctono frente al avance de especies introducidas y prácticas que degradan el entorno. Conocer lo propio es el primer paso para protegerlo.
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