Estar preparados, permanecer vigilantes

martes, 24 de octubre de 2023
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24/10/2023 – Somos invitados a pasar de la preocupación a la ocupación. A estar atentos, vigilantes. La preocupación tiene que ver mucho con la ansiedad, es estar viviendo angustia anticipada por creer que van a pasar cosas que no sucedieron. Estar preparados, en el evangelio de hoy, nos habla de una invitación a una actitud de vivir ocupados en las cosas que importan.

Jesús dijo a sus discípulos: Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así! San Lucas 12,35-38

Jesús nos habla definitivamente de la actitud de servicio y perseverancia. Son dos cosas que muchas veces nos pueden costar vivir. Sobre todo la perseverancia. ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! nos dice Jesús. ¡Cómo nos cuesta! ¡Cómo nos cuesta ser perseverantes en nuestro modo de vida y en nuestro estilo de seguir a Jesús! ¡Cómo nos cuesta ser perseverantes en las tareas y ministerios que asumimos dentro y fuera de la Iglesia! ¡Cómo nos cuesta muchas veces sostenernos en los compromisos que asumimos!

Por eso creo que es otra de las características de la libertad: el servicio y la perseverancia. El servicio, porque nos hacemos libres para amar y el amor puesto en obras es el servicio. Pero esto no puede ser esporádico. No puede ser voluntario. No puede ser de a ratos. La solidaridad no puede aparecer solo cuando son noticias las inclemencias del tiempo que causan desastres como las inundaciones o alguien muere de frío en las calles de nuestras ciudades, pensando todavía que la calle es un lugar para vivir. No podemos vivir de veras nuestro compromiso cristiano esporádicamente y de vez en cuando. No podemos hacer de la solidaridad una virtud excepcional. No podemos ser cristianos y vivir mirándonos el ombligo, procurando nuestro propio bien, nuestro propio confort y nuestra propia seguridad a costa de los demás. Eso no es cristiano.

Pobres y desprendidos; serviciales y constantes en nuestra tarea de hacernos cada día un poco más libres, para poder saber dónde está nuestro tesoro y a qué cosas se aferra nuestro corazón; y así poder poner el amor en obras, con la gracia de Jesús.