“Estuve enfermo y me visitaste”. La visita a los enfermos

jueves, 31 de mayo de 2012
SI QUIERES, TE ACOMPAÑO EN EL CAMINO Eduardo Meana

Si quieres, te acompaño en el camino, y en el camino vamos conversando.

Y al conversar, tus hombros se descargan; descargas, pues tu peso voy llevando.

Pues pesa el peso de tu desencanto y es tu resignación aún más pesada.

Pero te sostendré, pues ya sostuve la cruz de toda cruz en mis espaldas.

 

Me duele que te alejes de los tuyos, y el creciente dolor de tu aislamiento;

pues toda mi pasión es ver reunidos a los hijos de Dios que andan dispersos.

Yo sé que ya no crees en nuestro sueño. Buscas seguridad retrocediendo.

Pero hasta en dirección equivocada , lo mío es ir contigo, compañero.

 

SI QUIERES, TE ACOMPAÑO EN EL CAMINO

SI QUIERES, HOY ME QUEDARE CONTIGO.

 

Escucha profecías, peregrino, No seas testigo de desesperanza.

Es hora que levantes la cabeza Y, aunque anochece, alientes la confianza.

Pues es posible ver de otra manera La trama que se te hizo tan confusa.

¿no ves el hilo de oro de la pascua Que rediseña todo lo que cruza?

 

¿no ves que desde dentro de las muertes La muerte fue implotada y ya no mata?

Y se revela el nombre de la vida: Y el nudo que te ataba te desata.

Partir juntos el pan en nuestra mesa Descifra quiénes somos y seremos.

La Pascua nos irrumpe, amor de amores, Lo más vivo venciendo lo más muerto.

 

Por fin sabrás quién soy, sabrás quién eres mientras despiertas del antiguo sueño:

Y entenderás que es fiel a sus promesas el Dios que prometió ser compañero.

Y de la historia mía y de la tuya ya no te escaparás, ni tendrás miedo.

Verás la historia como historia abierta y la esperanza arder su ardor sereno.

 

Y sentirás nostalgia de tu gente. Y querrás compartir tu aliento nuevo.

Sin más demora, ponte ya en camino. Sin más demora, ponte en medio de ellos.

Y brillará en tu fe de caminante mi nombre y mi misterio de “camino"

Y de mi fiel estar acompañando tu amor de acompañante será el signo.

 

Un hombre seguía su camino con tranquilidad. Era un camino amplio, llano, y se travesía transcurría plácidamente. Conocía el paisaje, conocía los personajes que pasaban junto a él, iba pensando en sus cosas como despreocupado. Sin darse ni cuenta, después de una curva inesperada, el camina empezó a inclinarse y ahora le costaba más esfuerzo andar. El terreno ya no era liso sino pedregoso, y los pies empezaron a molestarle. Los márgenes se fueron estrechando. Ya no iba tan cómodo. El sol se escondió. Había poquita luz, no veía bien. Hacía mucho calor y el paisaje se hizo desconocido, y se cruzaba con personajes extraños que decían cosas que él no entendía. Cada vez le costaba más avanzar…sentía mucho dolor por las piedras en sus pies. Se arañaba los brazos con los manojos espinosos que cubrían los ya muy estrechos márgenes del camino, y sentía mucho calor que le impedía respirar. Sintió mucha angustia, no entendía qué ocurría. Quería detenerse pero no podía. Tenía que seguir avanzando. Una fuerza extraña lo empujaba sin miramientos hacia adelante. Quería volver a su camino de siempre y no sabía a dónde conducía este ni qué encontraría al final. Y se sentía muy solo, y tenía miedo, muchísimo miedo. Entonces, en la penumbra, notó que una mano tomaba la suya. Alguien caminaba junto a él, y se sintió algo más seguro. Notó que otra mano le enjugaba el sudor con un paño frío que le alivió el calor. Las otras manos masajearon sus piernas ya muy fatigadas y doloridas y aplicaban ungüento en los pies heridos. Las otras manos le curaban los arañazos de los brazos y alguien encendió una pequeña antorcha que iluminó tenuemente el camino. Destrás, unas voces le susurraban al oído palabras de apoyo y de ánimo. Hasta que un día, cuando ya no notaba el dolor ni el calor ni la fatiga pero sí la presencia de estas manos y voces que le seguían acompañando, tuvo la certeza de que había llegado al final del camino. Y pese a todo le pareció que había valido la pena, y que estaba en paz” Así comienza un librillo dedicado a la visita a los enfermos escrito por la Dra. Susana Moiset de Spontón que por ser médica trabajó atendiendo en el Hospital de Clínicas y en el hospital desarrolló otra actividad: trabajó con las personas que ayudan solidariamente por amor, por cariño, a los enfermos. Lo que nosotros llamamos PASTORAL DE LA SALUD.

 

VLF: La visita a los enfermos es uno de los modos de acercar el cielo a la tierra. Los enfermos, precisan un oído que los escuche, una mano que los sostenga. Para que nos ayude a comprender cómo ayudar a los enfermos, la Dra Susana Moiset de Spontón está entre nosotros.

 

¿cuál es la definición de enfermo?

 

SM: Es una persona que tiene alguna alteración de su salud. Yo pongo el acento en la palabra PERSONA. Allí nos damos cuenta del inmenso valor que tiene solamente por eso: por ser persona. Entonces, más allá de lo que rinda, de la preocupación que nos cause, sigue teniendo valor y tiene sentido estar al lado

VLF: ¿qué es el dolor? ¿cómo hacemos para entenderlo?

SM: El dolor es un resguardo de nuestra salud y de nuestra vida. Fijate: si uno se quema el dedo, lo primero que hace es alejarlo del fuego. Si no tuviésemos esa sensación de dolor seguiríamos dañando el dedo. De manera que el dolor es un elemento fundamental e indispensable para conservar la vida, para conservar la salud. Y así como ocurre en lo físico, también en lo psicológico, en lo espiritual, el dolor que nos causa algo –que me he comportado mal, que alguien me ha hecho daño, que no me siento conforme con lo que hice o han hecho los demás, etc-, también es una señal que nos ayuda a buscar las causas y las soluciones. Algunos diferencian dolor de sufrimiento tanto en la enfermedad o en la situación que están pasando. Asocian el primero con lo físico, lo orgánico, el segundo con lo que los problemas, las dificultades, las enfermedades, las pérdidas van causando en mi interior, en el terreno afectivo, psicológico, espiritual.

Desearíamos que no exista. Sin embargo, una vida sin dolor perdería mucho de su sentido y nos podría transformar en monstruos que hacemos cosas cada vez peores. Creo que el dolor es una ‘luz roja’ que nos va diciendo ‘por aquí no, hay que cambiar’

 

VLF: nos gustaría saber cuáles son las etapas por las que pasa un enfermo. Es importante para poder comprenderlos y acompañarlos

 

SM: Lo primero es la negación, pensar que no estamos enfermos. Y es probable que no lo queramos conversar con nadie. Luego, cuando la enfermedad se va imponiendo, nos causa rabia: ‘¿cómo es posible que yo, siendo buena, me toque semejante cosa?!’ Convencerse que uno tiene una enfermedad mas o menos importante produce rabia. Después empezamos a buscar soluciones a eso, a ver qué puedo hacer: buscar el médico o incluso no solamente buscar una solución biológica, sino empezar a buscar todas las otras cosas: lo que digan los vecinos, los amigos o los que hayan situaciones parecidas para ver cómo lo afrontaron y solucionaron. Cuando nos vamos convenciendo de que la rabia no nos soluciona la situación de enfermedad, es frecuente que pasemos a la tristeza, la depresión. Luego, puede que lleguemos a la serenidad con la cual aceptamos. A esto no siempre todos llegan. Esto, que es la reacción psicológica ante cualquier pérdida, la tenemos con nuestra propia enfermedad o con la enfermedad de otras personas.

 

VLF: La proximidad de la muerte seguramente despierta muchos interrogantes. ¿cuáles son esos interrogantes, de parte del enfermo y de parte de quien lo visita?

SM: el reconocer que esas etapas son normales nos ayudan a estar más tranquilos y a seguir hacia adelante. Los interrogantes varían de una persona a otra según sus expectativas y según sus deseos. El choque entre los deseos y la realidad en la que me encuentro es causa de sufrimiento. El choque entre lo que esperan de mi los otros y yo no puedo darles también es causa de dolor

 

VLF: Hay interrogantes que tienen que ver con lo que va a suceder después que yo me vaya de este mundo

SM: Naturalmente ese es el interrogante más grande y mas común a todos: imaginar que la vida tiene un fin ¿y después qué? Si ese interrogante lo tenemos siempre, cuando enfermamos se agudiza. A la mayoría nos han enseñado una filosofía o una explicación religiosa al respecto de la muerte y del mas allá. El buscar nuevos caminos y el llegar a una conclusión personal respecto a lo que espero o qué creo que hay después de la muerte y prepararme para eso es una de las tareas de esta etapa de la vida (la etapa de una enfermedad que pone en peligro la vida)

 

VLF: La existencia de Dios ¿también se cuestiona?

SM. Cuando el dolor es grande, cuando una enfermedad es importante, llega a haber una crisis existencial que pone en tela de juicio todas las creencias anteriores. Y la persona que tenía fe entra a cuestionarse ‘¿por qué a mí? ¿realmente existe Dios? ¿por qué permite este dolor o este sufrimiento?’. Lo habitual es que después de esa crisis de fe sale lo más puro, lo mas real, lo mas verdadero y se reencuentran los elementos positivos de la fe que teníamos anteriormente. Lo habitual es que después de una crisis existencial o de una crisis de fe se redescubra el sentido de la vida, y se aproveche ese último tramo de la vida para acrecentar ese sentido y para llevar a cabo los proyectos que había si es que el tiempo lo permite.

 

VLF: en cualquier etapa de la enfermedad se puede dar esta crisis?

SM: se puede dar en cualquier momento de la vida. Y también depende de las características previas de la fe. En aquellas personas que han creído que Dios es un Dios castigador, que solo está esperando caernos encima para demostrarnos lo mal que nos hemos portado, viven la enfermedad con mucho temor, con mucho sufrimiento. En las personas que aún antes de su enfermedad han descubierto que Dios es amor y que no busca ni desea nuestra enfermedad y nuestro sufrimiento si bien permite que las leyes naturales hagan su obra, y que aún en esas circunstancias Dios encuentra el modo de ponernos en camino de algo mejor, entonces las dudas de fe son menos frecuentes y menos fuertes. Siempre que nuestra fe esté mas cerca de la verdad nos será más fácil seguir creyendo y descubriendo a Dios en las circunstancias dolorosas o difíciles de nuestra vida. También depende de las personas que tengamos cerca, del apoyo de los demás, de su oración, que son el resguardo de nuestra fe en una situación difícil, en una situación que pone en tela de juicio la existencia nuestra y la de los demás.

 

 

EL VALOR QUE NO SE VE Roberto Roena

Hay días en los que la vida se llena de porqués, la esperanza se preocupa por quererlos resolver,
desconfías de la gente, del amor y piensas que no es posible que se sufra más que tú...
y esos días tú te rindes, al mundo en torno a tí, para no sentir el miedo, del valor que no se ve,
y te sientes tan perdido que ya no puedes más, sin la fuerza que te da la vida.
Busca una salida, un mañana que cure las heridas, que hay dentro de ti,
lucha por vivir, con ese valor, que no se ve.
equivocarse nunca importa, vuélvelo a intentar, si una puerta se te cierra, otra puerta se abrirá...
Lo que en realidad importa, es no renunciar jamás, pues tal vez estés a un solo paso...
Busca una salida, un mañana que dé una nueva vida a todo el mundo que,
luchará con fe, con ese valor que no se ve.
 
Por todos ellos, échale valor. por quien lo pierde y lo va buscando.
por los que se sienten tan mal como tú. por esos que esperan sin desesperar, como tú.
Busca una salida, un mañana que dé una nueva vida Y a todo el mundo que,
luchará con fe, con ese valor que no se ve...
 
busca una salida, que un mañana dé, sea una nueva vida, a todo el mundo que,
solo por dolor, no te pierdas en el camino
no te rindas nunca, (búscala) busca en tu interior
Busca la salida, al el mañana que vuelvas a tener, dentro del valor que no se ve...
Busca la salida mirando a el futuro corazón 
Hay mañana, que te espera
 
VLF: ¿cuál es la respuesta cristiana a este dolor y a este sufrimiento?

SM: generalmente desearíamos encontrar por escrito la explicación del por qué Dios permite el dolor. Y resulta que la respuesta cristiana más que una explicación científica o una explicación religiosa, la respuesta de Dios al dolor es darnos a su propio Hijo y permitir que sufra todas las vicisitudes propias de la vida humana que en su caso incluyeron la cruz por ser fiel a lo que su Padre le pedía y ser fiel a lo que los hombres necesitamos. Y llevar adelante el dolor. Y así vemos a Cristo que sufre y se desespera aparentemente en el huerto de los olivos hasta que llega el momento en que le dice a Dios ‘Hágase tu voluntad y no la mía’. Y vemos a Jesús que en la cruz dice ‘Padre ¿por qué me has abandonado?’ y sin embargo luego dice ‘Padres, en tus manos encomiendo mi espíritu’. Así, cuando nosotros estamos sufriendo, cuando nos encontramos en las situaciones extremas y difíciles, poder mirar al Hijo de Dios hecho hombre que ha vivido cosas iguales o peores que las nuestras, nos da la respuesta no con palabras sino con hechos. Entonces la respuesta de los cristianos simplemente es vivir como Jesús aunque por ahí nos toque la cruz.

 

VLF: animarse a sufrir como sufrió Cristo ¿hace sufrir menos?

SM: habitualmente sí. Cuando uno sabe de donde viene y hacia dónde va sufre menos. Cuando uno sabe quién lo guía y acompaña, sufre menos. No hay que escapar al sufrimiento. Tampoco hay que buscarlo ni provocarlo, pero cuando llega, mirarlo de frente y buscar qué me está diciendo esta situación, este dolor, este momento, y cómo puedo enfrentarlo, vivirlo y superarlo; cómo seguir adelante a pesar del dolor y en medio del dolor.

 

Es importante que quien visita a un enfermo primero entienda él el problema del dolor, el sufrimiento, la enfermedad, porque si va pensando que es un castigo de Dios eso es lo que va a transmitir.

 

VLF:¿cómo podemos nosotros acompañar al enfermo de acuerdo a cada etapa, de la mejor manera posible?

SM: sea en cualquiera de las etapas, lo primero es animarse a estar al lado, con una oreja GRANDE, no tratando de responder con frases lindas, con soluciones fáciles (‘ya va a pasar’, ‘olvidate de eso’, ‘no es nada’), sino tratar de estar simplemente al lado, dar la oportunidad de expresarse. Simplemente acompañar. Simplemente el reconocer que para la persona que tenemos en frente la situación es difícil, le permite más de una vez expresar que le está resultando muy duro y el como y el por qué de esto. Simplemente las palabras ‘¿es duro, verdad?’ puede abrir las puertas de una comunicación real. Por supuesto que el conocer las etapas nos va a ayudar en ese acompañamiento Supongamos que nos encontramos con alguien que nos dice “tengo una neumonitis”. Tal vez lo que tiene es un cáncer, pero esa palabra lo asusta, y opta por decir otras enfermedades menos graves. Ese proceso de negación no hay que favorecerlo pero tampoco fomentarlo. Dar la oportunidad a que lo expresen, a que se vaya haciendo cargo de que es cierto. Si nosotros inmediatamente decimos: “no, claro, no pasa nada…”, favorecemos la negación. Pero si damos oportunidad a que lo diga, que lo converse, después de un tiempo es probable que pueda hacerse cargo de la enfermedad, que la conoce pero la tapa porque psicológicamente todavía no está fuerte para poder aceptarla.

Mas probable es que nos encontremos con alguien que esté en la etapa de ira, de rabia. Es muy doloroso, y por eso es difícil acompañar en esta etapa. Cuando nosotros encontramos alguien airado, nos defendemos de eso y tratamos de que se le pase rápido, porque en esta etapa de rebeldía la persona es agresiva con los que tiene al lado, Cuando a nosotros nos duele algo buscamos a la persona que tenemos cerca para descargarnos y sentirnos menos mal. Una señora que está acompañando por ejemplo a su esposo, lo cuida, hace todo lo que puede por él, y lo escucha decir “vos no me querés, no me atendés”, vuelca su agresión en lugar de agradecimiento. Si nosotros sabemos que ese es un proceso psicológico normal, es común a las personas que se encuentran mal, doloridas, sufrientes, nos va a doler un poquito menos cuando el que está sufriendo nos trate mal. Vamos a descubrir que no es maldad de la persona sino que es parte de su enfermedad. Y así vamos a estar con más capacidad para perdonar esa agresión.

 

VLF: ¿cómo trabajamos en este punto la paciencia?

SM: Paciencia para el enfermo y paciencia para nosotros. Hay que volver sobre lo mismo, y en este caso, cuando las personas somos creyentes tenemos una ayuda muy grande. Podemos poner nuestro dolor, nuestra angustia, nuestra pena, nuestro sufrimiento, en manos de quien sufrió más que nosotros. Podemos poner al pie de la cruz todo esto que estamos viviendo y pedirle a Dios que nos haga pacientes, tolerantes, capaces de seguir al pie de la cruz a pesar de todo lo que esté ocurriendo.

 

VLF: cuando viene la etapa de la tristeza y la persona logra expresar la pena, esto es un gran alivio ¿no?

SM: siempre pregunto en las charlas: ‘si ud va a visitar un enfermo y el enfermo se pone a llorar ¿qué hace ud?. algunos tienden a decir ‘no es nada, ya se te va a pasar’, y después que cada uno se expresa, yo lo acompaño. Es decir, me parece normal, natural la expresión de la pena a través de las lágrimas. Pero no todos lo expresan así. Algunos lo expresan no queriendo tomar los remedios, no queriendo comer, no recibiendo las visitas, etc. Distintas formas de expresar que están apenados y de que están haciendo cuentas con la vida ante esa posibilidad de estar peor, de tener una enfermedad que los lleve a la muerte. Y aquí solo hay que estar al lado escuchando, acompañando, sin obligarlos a sentirse alegres. Más de una vez yo les digo a quienes están con pena: ¿ud se ha animado a llorar? Y te dicen ‘no, tengo que ser fuerte’. Pero si la verdad es que está sufriendo ¿por qué no expresarlo? La pena no va a ser eterna, no va a hacer que nos vayamos a desarmar. Si el que está sufriendo se anima a expresar lo que realmente está sintiendo es mucho mas probable que la pena dure menos, que pueda manejar sus sentimientos. Las lágrimas son buenas. Y si uno tiene ganas de llorar con el que llora ¡eso está en Evangelio! Es compartir lo que se está viviendo

 

VLF: ¿Y cuando no llegan a la etapa de la aceptación?

SM: no siempre se llega porque es un proceso largo. Por eso se necesita ayuda, compañía, encuentro con los demás. Más de una vez estamos al lado de alguien que efectivamente sabe que tiene determinada enfermedad incurable y sin embargo está sereno y en paz. Y esa serenidad nos la transmite a los que estamos cerca. También es cierto que estas etapas pueden ir y venir, y alguien a quien hoy encuentro en la etapa de aceptación mañana vuelvo a visitarlo y está enojado.

 

VLF: Si se agrava la enfermedad este ciclo puede volver?

SM: todo nuevo episodio, sea que se agrave la enfermedad, sea que se desentienda con alguna de las personas que se acercan, sea que aparentemente se haya encontrado y llegado a la solución y luego vuelve a aparecer nuevamente un síntoma…hace que muchos se vuelvan a una etapa anterior.

 

PIENSA EN MI…..

Valeria Lynch

Cuando estés desorientado piensa en mí, Cuando el mundo caiga al suelo piensa en mí

Si una lágrima te rompe el corazón y la voz Piensa en mí, piensa en mí

Cuando estés de cara al cielo, piensa en mí Si precisas un consuelo, piensa en mí

Si te falta algún “Te Quiero”, no lo olvides, por favor

Piensa en mí, piensa en mí

 

Piensa en mí Que yo voy contigo, donde quieras, hasta el fin

Piensa en mí Que yo, para curarme las heridas, pienso en ti

 

Si precisas buena suerte, piensa en mí. O un abrazo fuerte, fuerte, piensa en mí

Cuando todo esté perdido siempre habrá una solución

Piensa en mí, piensa en mí

Si un buen día te decides a soñar pon los pies sobre la tierra un poco más

Para compartir la vida, el futuro y la verdad

Piensa en mí, piensa en mí

 

 

 

 

 

VLF: la enfermedad causa muchas pérdidas. Quiero que me hables de ellas.

SM: con solo pensar en lo que nos pasaría si nos tocara estar enfermos nos damos cuenta de todo lo que perdemos. Cualquier situación de enfermedad hace perder muchas cosas. Ejemplo: una simple fractura puede hacer que no pueda ir a trabajar, es decir, estoy perdiendo aunque sea por un tiempo esa posibilidad. Otro tipo de enfermedades hacen que pueda perder la intimidad de mi cuerpo –personas que no pueden higienizarse por su cuenta-, a veces se pierde la confianza en los demás -¿me van a atender o me van a dejar de lado?-, pérdidas económicas por el costo de los estudios, tratamiento o remedios que necesite. Por eso cuando vamos a visitar un enfermo debemos ponernos en la piel de cada uno de ellos, cómo se siente, qué cosas quiere y no tiene. Pequeños detalles, en primer lugar estar al lado brindándole el amor que necesita y se merece –no estar por obligación-. Si me acerco a alguien que quiero, me voy a poner a la misma altura que él, si es posible sentado a la misma altura de sus ojos para poder justamente mirarlo a los ojos, escucharlo con real atención y no pensando lo que voy a hacer después. Si la persona está hablando y de pronto se corta, yo puedo repetir las últimas palabras que dijo o resumir la idea general de lo que ha dicho, signo de que lo estuve escuchando-. Ese demostrar que estamos atentos es lo que los va a animar a que sigan contando. Además tengo que aceptar a la persona tal cual es y comprenderla. Aceptarla en su vida, en su mundo , en sus códigos éticos que pueden ser muy diferentes a los nuestros. A veces uno desprecia lo que desconoce suponiendo que es malo, y no es así. Por eso, en caso de que nos suceda esto con el enfermo a quien visitamos, ante una expresión de algo distinto a lo que nosotros consideramos bueno no vamos a decirle por ejemplo ‘¿por qué has hecho esto?’, sino escucharlo simplemente y comprender que sus situaciones han sido distintas a las mías y por eso su forma de actuar es muy diferente a la que a mi me hubiera gustado que fuera

 

VLF: ¿de qué manera nos preparamos para visitar a un enfermo que no conocemos?

SM: Primero, pensar cómo nos vamos a sentir, si realmente vamos a poder estar al lado de alguien que está sufriendo una situación distinta de la vida diaria, y donde de pronto lo más importante es conservar la vida, recuperar la salud. El primer paso suele ser pedir permiso para hacer la visita, preguntarle a la persona si tiene deseo de estar con nosotros, de conversar, de recibirnos simplemente. Y luego presentarnos y comentarle cuál es nuestra intención. Hay que recordar que no siempre es oportuna una visita y que el enfermo puede no estar dispuesto a recibir visitas en un determinado momento

En el caso de visitas parroquiales, primero debemos presentarnos como enviados de la parroquia con el deseo de compartir un rato y conversar, compartir lo que vive, lo que piensa, lo que siente

 

VLF: hay pequeños detalles que debemos tener en cuenta ¿no?

SM: tal vez necesidades físicas como alcanzarle agua, acompañarlo al baño, sacarle las miguitas que quedaron en la sábanas, enderezarlo. Con solo preguntarle si necesita algo, o en qué podemos ayudarlo, o si nos ponemos en su lugar y desde allí pensamos: si yo estuviera en su lugar ¿qué me haría falta?

 

VLF: ¿es mejor hacer visitas solos o acompañados?

SM: depende de la experiencia de quien hace la visita. En general, cuando hacemos visitas pastorales pedimos que vayan acompañados (‘de dos en dos, como dice el Evangelio). Y es importante, después de la visita, conversar con la persona con quien fuimos no de cosas íntimas como quien chismorrea, sino de cómo nos hemos sentido cada uno para ir trabajando juntos lo que el dolor de los demás provoca en nosotros.

 

VLF: ¿cómo deben ser las visitas pastorales

SM: en principio, como cualquier visita a un amigo. Saludar y comenzar conversando de lo que le interesa a la persona que visitamos y si la persona lo desea, también de su enfermedad. Una de las necesidades de la persona que enferma es a menudo la espiritual. Al ver que nuestra vida está en peligro es común que uno se haga el planteo de si ha sido correcto lo que ha hecho. Ese replanteo puede ser compartido con alguien que esté dispuesto a escuchar. Si la persona que visitamos comparte nuestra fe, podemos hablar también de eso: de lo que pensamos , de lo que sentimos, de lo que creemos. Si el enfermo comparte la fe en Dios pero dentro de otra religión también podemos ayudarlo trayendo a su pastor si es ese su deseo. Si compartimos la fe cristiana y católica, llegado el momento también podemos proponer la oración, la visita del sacerdote, la recepción de los sacramentos

 

VLF: ¿hablamos o no de Dios al enfermo?

SM: vamos a hablarles de Dios si el enfermo tiene esa inquietud. Podemos visitar a una persona atea y que no tenga ninguna inquietud religiosa. En ese caso, nos vamos a comunicar a nivel humano y vamos a respetar sus deseos. Pero también nos vamos a encontrar con ateos que tienen la inquietud de saber qué pensamos o qué creemos nosotros. Allí le contaremos con sencillez lo que llevamos del amor, del encuentro con Dios. El enfermo tiene necesidades espirituales, y aquella persona que tiene fe puede ayudarle mucho para que siga viviendo con esperanza. Si compartimos la fe, hablarles de cómo vivimos nosotros nuestra propia fe, cuáles son nuestras convicciones respecto de lo que Dios pide en el momento de la enfermedad o del dolor puede ayudarle mucho.

 

VLF: ¿puede suceder al revés?: que el enfermo quiera imponernos su religión

SM: más de una vez ocurre. Tenemos que escucharlo sin discutir, y contarles de nuestra postura respecto de esos mismos puntos.

 

VLF: ¿Qué se hace y se le dice a aquellos enfermos que no creen?

SM: primero lo escuchamos. Y luego tenemos que quererlo tanto que haga al enfermo preguntarse ‘¿qué tiene esta persona de diferente respecto a los otros que me han visitado?’ Si él me pregunta por qué lo visito, o por qué lo quiero, allí daremos testimonio de nuestra fe. La última etapa de la vida puede ser una etapa de gran crecimiento, de profundo encuentro con Dios, con la familia. Pero no tratemos de convertir a todos ni de aprovechar este momento de cierta minusvalía que causa el dolor o la enfermedad tratando que todos crean del mismo modo que nosotros. Tal vez el enfermo que visitamos no profesa nuestra misma fe. Hay que escuchar entonces cómo interpreta la relación del hombre con Dios, cómo su religión interpreta la muerte, el sufrimiento, el dolor. De ellos podemos aprender muchas cosas. Entonces, más que imponer nuestras creencias podemos escucharlos y ver en qué puntos coincidimos y crecer allí en la conversación y en el encuentro con Dios. Somos hermanos en un mismo camino, y así como nosotros le damos él también nos está dando mucho.

 

 

SI PUEDES CREER Lilly Goodman
Sé que hay montañas tan altas que no puedes escalar
y un horizonte tan alejado que no crees alcanzar
sé que la duda y la indecisión son enemigos que hay que derribar
levántate con fe, en Dios esta el poder para hoy vencer
si puedes creer todo es posible, si puedes creer
confiesa que es así aunque no puedas ver
no des lugar a duda, tan solo algo de fe
si puedes creer no importa el milagro, Dios tiene el poder
conforme a su voluntad se ha de hacer
declárate en victoria no hay de que temer si puedes creer
acaso has olvidado que Dios contigo esta
que solo Él puede secar el mar para que puedas cruzar
en ti esta la decisión de ser un vencedor
Levántate con fe, en Dios está el poder para hoy vencer si puedes creer
todo es posible si puedes creer, confiesa que es así aunque no puedas ver
no des lugar a duda,  tan solo algo de fe. si puedes creer no importa el milagro Dios tiene el poder
conforme a su voluntad se ha de hacer. Declárate en victoria no hay de que temer
si puedes creer, si puedes creer, tan solo algo de fe
solo confía y ya verás que la batalla ganaras si puedes creer
 

 

 

 

VLF: Hay personas que están las 24 hs pendientes del enfermo, descuidando incluso sus horas de descanso ¿es esto positivo?

SM: hay que cuidar al cuidador principal. Habitualmente cuando alguien en la familia se enferma, hay alguna persona que se hace cargo. Esa persona requiere una ayuda extra para que se de cuenta que está dejando de lado cosas que van minando su salud y que hacen menos eficaz su atención. Además en toda visita a un enfermo debemos lograr una distancia óptima en esta relación de ayuda. Si vamos a visitar a un enfermo y luego en casa seguimos pensando, tratando de arreglar todo, nos destruimos. No somos Dios y no podemos arreglarlo todo. Podemos apoyar, ayudar, escuchar, pero no es responsabilidad nuestra solucionar todo. Tenemos que aprender a ‘bajar la persiana’. Si nuestro corazoncito sigue atento al enfermo, es posible que atendamos mal a los sanos que nos rodean. Mientras estamos con el enfermo, dedicarnos plena y totalmente a él. Cuando terminamos la visita, cortar con eso no es falta de amor. Es salud. Los que somos médicos hemos aprendido esto al lado de nuestros maestros

 

“CONCLUSIONES” Sergio Denis

 

No tengo amigos si no estuve solo, no tengo frío si no tengo abrigo,
no tengo nada si lo tengo todo, no tengo tuyo si no tengo mío.
No tengo fuego si no fui ceniza, no tengo nombre si no fui silencio,
no tengo cuerpo si no fui del aire, no tengo patria si no fui extranjero.
No tengo casa si no tuve calle, no tengo rumbo si nunca me pierdo,
no tengo olvido si no soy recuerdo, no tengo cielo si no tengo infierno.
No tengo calma si no tuve ira, no tengo paz si no viví la guerra,
no tengo fuerzas si no tuve miedo, no tengo Dios si no temí su ausencia.
No está la noche tan lejos del día, ni está la tierra tan lejos del cielo.
No estoy tan solo cuando quedo solo y estoy muy cerca aun estando lejos.
No soy un hombre porque he sido un niño, ni he sido un niño porque fui pequeño.
A veces soy el padre que he tenido y a veces soy el hijo de mis sueños.
No olvido nunca a los que me olvidaron, y quiero siempre a quienes me quisieron.
Voy apurado cuando hay un camino y voy tranquilo cuando falta tiempo.

Participan los oyentes

          Tengo una hermana que ha perdido hace poco una hijita de 3 meses. No me animo a llegarme porque no sé qué decirle

SM: No es tanto decir, sino animarse estar al lado. Cuando hay tanto dolor es más importante alguien que nos abrace y con quien podamos llorar junto que palabras especiales. El dolor no es solo de la mamá sino de todos los que están al lado. Si podemos estar juntos y abrazarnos nos estamos ayudando mutuamente.

 

VLF: Muchas veces, las personas que pasan por esta situación ¿prefieren estar solas?

SM: cada uno lo vive en forma distinta, pero es importante tener con quien abrazarse. Por supuesto, no instalarse en la casa y estar todo el día. A veces un simple llamado telefónico con un ‘te quiero mucho’ es salir un poquito de la soledad y sentir que estamos acompañados en el dolor.

 

          A veces le tenemos más miedo a la postración y dependencia que a la muerte ¿cómo consolarnos cuando sentimos que somos una carga para la familia?

SM: cuando yo les pregunto a la gente si temen morir, en general dicen que no temen la muerte sino el momento previo: el dolor, y que temen ser carga para la familia. Quien sea carga para la familia, sepa que les está permitiendo expresar el amor y el cariño. Así como las mamás hemos cambiado pañales a nuestros chiquitos, a pesar de que en ese momento tal vez fue una carga, lo hicimos con cariño. De la misma manera, cuando más adelante nuestros hijos u otras personas nos estén ayudando o acompañando, lo están haciendo con cariño como nosotros lo hicimos antes con otras personas. Aceptar la ayuda. De bebés recibimos. Más grandes, aprendimos a dar. De más grandes, aprendemos a recibir no con las exigencias del bebé sino como adultos. Algunas personas se han quedado en la primera o segunda etapa del amor. Hay quienes se han quedado en la etapa de la exigencia del bebé: solo quieren recibir y se enojan si no les dan. Otros que solo saben dar pero no reciben de los demás, se han quedado en la segunda etapa y tienen que aprender a recibir en forma adulta. Cuando en una etapa de nuestra vida necesitamos la ayuda porque dependemos de los demás, tenemos que recordar esa tercera etapa del amor en que recibimos con agradecimiento, con sorpresa, con cariño, pero recibimos y de esa manera permitimos que los demás ejerciten su capacidad de dar. No es tan grave tener que depender de los otros. Puede ser doloroso hasta que aprendamos a hacerlo.

 

          ¿qué pasa con las enfermedades psicológicas y psiquiátricas? ¿es el mismo proceso?

MS: cuando hay alteración psiquiátrica muchas cosas se hacen más difíciles porque en un momento piensa una cosa y en otro momento piensa otra totalmente distinta. También el uso de medicamentos es fundamental en esas enfermedades, naturalmente administradas por un médico.

 

          Qué hacer cuando los familiares del enfermo no permiten que se lo visite?

MS: El enfermo es lo más importante. Si el enfermo pide que se lo visite, nosotros podemos insistir tratando que se cumplan, que prevalezcan los deseos del enfermo. Pero siempre vamos a tener que respetar las decisiones de los que estén cerca. No podemos imponernos. El enfermo no es alguien aislado sino que es parte de una familia, y es la familia en su conjunto la que nosotros visitamos.

 

-Si vamos a visitar a un enfermo que no pidió ser visitado ¿cómo no sentirnos inoportunos?

SM: Uno ofrece. Si quieren, aceptan, si no, no aceptan. Si no nos aceptan, no nos sintamos mal. No es que no sepamos hacer la visita. Tienen derecho a no aceptar por muchas razones y debemos comprenderlo.

 

          Cuando uno es el enfermo, trata de aceptar los riesgos de un cáncer y los que nos rodean nos dicen ‘sé positiva’. De alguna manera tenemos que contener a los demás

MS: Es verdad. Muchas veces sucede eso

 

          Si el enfermo no puede hablar luego de un ACV pero entiende ¿qué puedo hacer?

MS: También estar al lado. A veces pueden comunicarse con pequeños gestos como abrir y cerrar los ojos, apretar la mano. Entonces uno puede hacerle preguntas para que contesten por sí o por no. Hay que tener en cuenta que tanto en los ACV como en otros estados de coma, el oído persiste, y uno entonces puede decir a la persona que tiene cerca cosas que tal vez no le dijimos, como por ejemplo un pedido de perdón, o el expresarle que lo queremos. Eso puede cancelar una necesidad nuestra. Además, en aquellos procesos en los que el enfermo va perdiendo la memoria, el recuerdo del cariño persiste. El acariciar, tomarlo de la mano, hablarle en un tono afable, hace que la persona se sienta bien porque reconoce y recuerda el amor que ha recibido

 

          Papá está enfermo, pero cuando vamos a visitarlo mamá se pone ansiosa y no deja de hablar ¿qué podemos hacer?

SM: Habrá que ver qué le está pasando a la mamá que necesita hablar tanto. Tal vez ella también está necesitando ayuda. Cuando enferma una persona en la familia, todos de alguna manera enferman. Probablemente la mamá está sufriendo mucho.

 

          ¿y cuando el enfermo además tiene Alzeimer?

SM: en esa enfermedad el enfermo va perdiendo la capacidad de recordar, de razonar, de comunicarse. Es solo hacer lo que se pueda: estar al lado expresándole cariño. En la primera etapa la persona vuelve a contar una y otra vez la misma cosa. La memoria se pierde primero en los hechos recientes, entonces las vivencias anteriores las está sintiendo como si las hubiese vivido ayer. Por eso muchas veces asocian por ejemplo a su esposa con su mamá: porque están viendo en ella a la persona que alguien cumplía la función de estar al lado.

 

tengo mi esposo enfermo. Es joven -55 años-. La enfermedad nos dio un sacudón, porque es incurable

SM: El primer paso es llorar por ese dolor tan grande. Y luego, disfrutar de las pequeñas cosas. Si un día tiene buena cara o una sonrisa, decirle ‘¡cómo me gusta la sonrisa que tenés!’. Siempre van a existir detalles que los ayude a ser cada vez más unidos y darse la mano justamente en este momento de cruz y de dolor

 

          ¿Por qué Dios permite el dolor?

SM: Dios no está haciendo milagros constantemente. Está en el derecho de cada uno pedir el milagro, pero no es la forma habitual en que Dios actúa, sino que El deja actuar a las leyes naturales. Y nos ha dado la inteligencia, la ciencia, para descubrir medicinas, técnicas con las cuales nuestra salud pueda ir mejorando. Nosotros podemos –y yo diría ‘debemos’- pedir muchas cosas a Dios. El siempre nos escucha pero sus respuestas pueden ser diferentes a las que nosotros esperábamos, y muchas veces mejor. Por ejemplo, le pedimos que suprima nuestro dolor o la muerte, y sin embargo El nos da el milagro del cambio de nuestro corazón que nos hace capaces de enfrentar humanamente y con dignidad esa situación. Y hace también el milagro de cambiar nuestro corazón egoísta en un corazón amante y solidario con el que sufre, capaz de acercarse al enfermo y acompañarlo en su dolor

 

          Jesús en la cruz sufrió pero poco tiempo. A veces nuestros sufrimientos son de mucho tiempo

SM: no es el sufrimiento de Jesús lo que nos salvó sino el modo en que lo vivió, la causa, y la aceptación de la voluntad de Dios. Además su sufrimiento no fue solo de ese día en que murió. Con seguridad que las preocupaciones previas también fueron dolorosas y difíciles. Y aún su vida previa estuvo cargada de situaciones difíciles. Y sin embargo a pesar de ese dolor, de ese sufrimiento, siguió adelante con su tarea de evangelización, de enseñarnos a vivir según el amor. Y el resultado final es la resurrección. Y ese va a ser también nuestro final. Tal vez nuestro sufrimiento lleva años, y por el momento lo que Dios nos da es la capacidad de enfrentarlo con dignidad y seguir adelante y el premio lo tendremos luego al pasar de esta vida a la muerte y de la muerte a la vida que no tiene fin

 

          Soy enfermero de terapia intensiva. Estoy en contacto continuo con la muerte y no estamos cristianamente formados. Cómo hacer’

SM: primero ‘humanamente’ formados, luego ‘cristianamente formados. En la facultad se habla muy poco de nuestra relación con el dolor, el sufrimiento y la muerte. Lo habitual es el desconocimiento de cómo prepararse psicológicamente para seguir en pie, amando y dispuestos a ayudar sin endurecerse y sin odiar la profesión a causa del dolor y la muerte. La preparación cristiana también es para todos, no solo para esa profesión. Todos tenemos que amigarnos con ese hecho de que un día vamos a sufrir o que ya estamos sufriendo, amigarnos con el hecho de que un día vamos a morir. Así podremos mirar con serenidad al que ahora está sufriendo. Si no tenemos medianamente resuelta nuestra propia posibilidad de morir, nos resultará muy difícil enfrentar la muerte de los demás.

 

          Cuando se vive con una abuela, ¿está bien dejarlos solos a veces?

SM: depende de las posibilidades de accidentes o problemas graves. Mientras las personas grandes tengan capacidad para vivir solas, no es malo que vivan solas. Hay personas que aún teniendo una edad avanzada son independientes y pueden estar solos y tienen derecho

Hay otros que quedando solos ponen en peligro sus vidas, y esos no pueden quedar solos.

 

          ¿qué pasa cuando son niños y tienen un tratamiento especial?

SM: Los niños siguen necesitando cariño como los grandes, y hay algunos que enfrentan su enfermedad aún mejor que los grandes. Se les puede hablar de la situación de su enfermedad en la medida en que ellos quieran hablar de eso. Seguramente que uno sufre mucho porque habitualmente el que enferma, el que muere, es el que tiene muchos años

 

          Lo más difícil para mí fue ponernos de acuerdo con el resto de los familiares que solo están para opinar sobre el modo de trato con los enfermos, y el final es el enojo

SM: si sos una persona que te dedicás a visitar o cuidar enfermos, tenés que respetar los deseos del familiar y escuchar qué le pasa o qué siente el familiar

 

          Tengo dos hijos de 23 y 25 años con retinosis pigmentaria. Ellos saben en qué termina su enfermedad y no lo aceptan. No sé como ayudarlos

SM: Hay que darles tiempo. Acostumbrarse a que uno ve cada vez menos es difícil, y aceptar y convivir con esa disminución de capacidad visual es doloroso. No hay que obligarlos a hacer esos pasos

 

          Los chicos ¿pasan por las mismas etapas que los adultos: negación – rabia – tristeza

SM: Sí, y tal vez las pasan más rápido que nosotros

          Mi mamá cuida a mi papá, es la cuidadora principal, ¿qué hay que hacer con esa persona?

SM: preguntale a tu mamá qué vive, qué siente, qué piensa. Y luego que los demás presten atención si la ven muy cansada, que no tiene tiempo para otras cosas, que tenga momentos en que pueda hacer cosas diferentes que cuidar a su esposo y olvidarse del tema sabiendo que hay alguien en su lugar que lo está cuidando. Así podrá descansar después de haber hecho alguna otra actividad distinta y volver con más ánimo a cuidar a su marido

 

          ¿hay que decirles la verdad al enfermo que padece una enfermedad importante?

SM: Cuanto más cerca de la verdad estemos, más felices vamos a ser y más fácil van a ser las cosas. Si no, se hace una doble comedia. El enfermo que está mal y dice “no le vayan a decir a mi papá, a mis hijos, que yo tengo este problema”. Inversamente, las otras personas que dicen “no le vayan a decir al enfermo que tiene eso, porque seguro que se muere”.

 

VLF: ¿cuál es la riqueza que has encontrado en este trabajo como médica y como perteneciente a la pastoral de la salud?

SM: Es difícil resumir en pocas palabras tantos años junto a los enfermos. Tal vez para mí es natural pues tuve desde pequeña un familiar enfermo con el que conviví. Acompañar enfermos es lo que hago, es lo que me gusta. Y tratar de transmitir para que otros puedan hacerlo –tanto como docente como desde la pastoral de la salud- es una hermosa tarea. Algunos de los oyentes ya han vivido situaciones de acompañamiento a enfermos. A otros aún no les ha tocado. Como mensaje para ellos, si tienen miedo o si están pensando que hay alguien que los necesita: anímense, vayan y visiten a esa persona como a otra cualquiera, es decir, más allá de su situación de salud o enfermedad. Después de hacerlo, seguramente ellos serán los agradecidos. La sensación de deber cumplido, de alegría, de haber estado al lado de alguien que nos necesita, es inmensa. Así que ánimo!

 

LA VIDA ES BELLA
 
Abro los ojos muy agradecido porque sigo vivo un día más,
gracias a Dios me siento bendecido porque estoy contigo al despertar.
Porque otra mañana toca mi ventana y trajo el aire para respirar,
la voz de la brisa llama una sonrisa que me esta invitando a caminar.
 
Llenando de alegria mi corazón, sumando la energia a cada ilusión.
La vida es bella, es una bendición. 
La vida es un regalo echa pa'alla lo malo y canta mi canción.
La vida es bella, es una bendición.
Rescata la alegria y el amor que estáen peligro de extinción, 
 
Siempre un arco iris hace su presencia después de una ruda tempestad,
se esconden las nubes, salen las estrellas y la luna dice la verdad.
No faltan faroles pa' alumbrar al mundo aunque este lleno de electricidad, 
más que suficiente con esa corriente que dan unos labios al besar.
 
Y no lo cura una inyección ni una posión. Bella es la vida dentro de tu corazón 
Porque la magia vive muy dentro de ti, La vida es bella para ti y para mi.
 
Vive la vida que la vida es bella, la vida es bella.
 
La vida es dura pero muy bella. Abre los ojos mira las estrellas
Sueña cada dia y cumple tus metas Vive el camino que nada te queda.