Festividad de la Virgen de San Nicolás – Raíces de presente

miércoles, 8 de octubre de 2008
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“Por eso ustedes se regocijarán, a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente. Así la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la revelación de Jesucristo. Porque ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible, y lleno de gloria, seguro de alcanzar el término de esa fe, que es la salvación.”

1º Pedro 1; 6 – 9

El miedo más grande, más hondo y más profundo que está instalado en nuestro corazón es el miedo a la muerte. Porque, en realidad, si bien es cierto que el amor es más que la misma vida, si hay un lugar donde el amor anida es en el misterio mismo de la vida. Donde en el contacto con ella como el gran valor, el primero y el más importante, en nosotros y en todo lo creado, descubrimos esa presencia grabada del amor de Dios, en cada rincón donde la vida respira. Y por eso perder la vida, o ver morir a la misma vida nos genera un terrible miedo. Porque cuando perdemos la misma vida, o vemos que la vida muere, sentimos en el fondo que el grabado del amor de Dios, incrustado en la misma vida, es como si también desapareciera.

En realidad, éste es justamente el gran misterio del cristianismo. Que la Vida misma ha triunfado sobre la muerte, por la fuerza del amor que se ha instalado en lo más hondo del corazón mismo de la vida. La Vida ha sido quien ha vencido a la muerte, por el amor de Dios que se nos ha entregado. De allí, la invitación de Pedro, a regocijarnos a pesar de las muchas pruebas por las que podemos atravesar. Por los sufrimientos por donde podemos pasar. Allí es donde se fortalece nuestro propio corazón.

Y el testimonio de nuestra vida se hace un testimonio claro, porque somos purgados como en el fuego se purga el oro, que es liberado de toda escoria para que el brillo del metal más precioso aparezca con todo su esplendor. Esto es lo que llega a ser un motivo de alabanza para los demás. Alabanza en Dios, de ver que hay hermanos, que habiendo atravesado lo más doloroso de la vida, que es el encuentro y el enfrentarse con la misma muerte, han visto triunfar su vida, por la fuerza del amor de Dios, que libera de la muerte.

Liberarnos de todo miedo. De los