En el espacio de “Reflexiones para la Semana” nos acompañó el padre Mariano Oberlin, de la parroquia “Crucifixión del Señor” ubicada en barrio Muller, en Córdoba. Desde las palabras del Papa Francisco, con motivo de la preparación al Jubileo de la Esperanza, nos invitó a pensar en la fraternidad y en abrir las puertas de nuestra vida a las realidades que hoy mantenemos más alejadas.
07/01/2024 – En el inicio, el padre Mariano leyó un fragmento de la carta del Santo Padre Francisco dirigida al Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, con motivo de la preparación para el Jubileo 2025:
“Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza. Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna. (…) Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación al Jubileo que, según el mandato bíblico, devuelve a cada uno el acceso a los frutos de la tierra”.
Desde esas palabras y recuperando distintos testimonios de la vida parroquial, el padre invitó a reflexionar sobre la fraternidad y el sentido de abrir las puertas: “estamos hablando de la apertura del Año Jubilar y simbólicamente de la apertura de la Puerta Santa, una puerta que permanece cerrada durante 25 años y se abre en cada Jubileo. Creo que, quizás, también nos invite a pensar en cuáles son las puertas que tenemos cerradas en nuestra vida personal, familiar, social y también en nuestra vida de Iglesia”.
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