29/11/23- Comenzamos el caminar del Adviento junto al Evangelio de Marcos, aunque sea los dos primeros domingos. El relato de Marcos presenta una vida de Jesús directa, sin vueltas, que nos narra la historia como si fuera de primera mano. Una historia como la que estamos viviendo hoy, donde tenemos la sensación de no tener mucho tiempo, estamos cansados… ante lo cual nos nace la pregunta …. ¿Hasta cuándo Señor? La Hermana Mariana Zossi, religiosa dominica, nos da algunas claves para vivir este Adviento.
El domingo leeremos un pequeño texto del capítulo 13. Nos ubicamos en la última gran lección de Jesús a sus discípulos. En el evangelio de Marcos, además de todas las enseñanzas que se encuentran dispersas por toda la obra, solamente hay dos grandes discursos de Jesús: el “discurso en parábolas” a la orilla del lago (4,3-32) y el llamado “discurso escatológico” en el monte de los Olivos (13,5-37).
Los discípulos son invitados a la perseverancia en la espera de su venida. La “venida” del Señor (en griego “Parusía”), generalmente es interpretada como el “retorno” del Señor. Esto se comprende bien en el pasaje de este primer domingo, donde se habla del retorno de un dueño de casa que se ha ido de viaje después de haberle confiado a sus servidores diversos encargos.
Pero hay una realidad más profunda detrás de este lenguaje simbólico. Se trata del hecho de vivir con confianza y perseverancia, apoyándonos en la fidelidad de Dios, quien tiene el rostro de Jesús, el Hijo de Dios y Señor de la historia.
Nuestro pasaje es la conclusión del último discurso y la palabra que queda resonando en los oídos de los discípulos es: “¡Velen… quédense despiertos, estén atentos!”. Estamos, entonces, ante una enseñanza fundamental del discipulado, de aquellos que intentamos seguir a Jesús.
En su caminar en la historia, nos enseña este discurso, los discípulos deben estar atentos ante los peligros externos (los falsos profetas, la persecución… hoy diríamos que nos tilden de ingenuos) y los peligros internos (perder de vista al Señor… no reconocerle).
Pero no todo es negativo, en medio de la oscuridad se asoma una esperanza. Cuando llegamos a la última parte del discurso (13,28-37), Jesús cuenta dos parábolas: comienza con la parábola de la higuera (13,28-32) y termina con la parábola del patrón ausente (13,33-37).
El tema de estas parábolas es la venida del Hijo del hombre. Las imágenes nos ponen ante situaciones de ausencia, pero ausencia transitoria, en la expectativa del regreso: cuando se asoman las ramas tiernas de la higuera el verano todavía no ha llegado, pero se sabe que vendrá irremediablemente (13,28-32); cuando los empleados están encargados de la casa, el patrón todavía no está presente, pero a su tiempo él llegará para pedirles cuentas (13,33- 37).
Con esta idea comienza el evangelio que vamos a leer el domingo que viene, y con el cual comenzamos a preparar el corazón para el nacimiento de Jesús: no se sabe el tiempo de la “venida” … hasta cuando Señor tenemos que esperar. A los discípulos se les dice: “porque ignoran cuándo será el momento… porque no saben cuándo viene el dueño de la casa” (13,33b.35b).
A la luz de esta realidad se sacan las consecuencias para el discipulado: ¿cuál debe ser su actitud en el tiempo de la espera?
No te pierdas de escuchar la entrevista completa en la barra de audio debajo del título.