12/03/2021 – En “Historias de santidad”, como cada semana, nos conectamos con la Dra. Silvia Correale, quien se encuentra en Roma y es la encargada de llevar adelante en el Vaticano las causas argentinas y latinoamericanas de Canonización.
En esta oportunidad nos trajo una figura de santidad venezolana: la Hermana San Luis, de las Siervas de Jesús de Venezuela, Congregación fundada por su propia hermana de sangre, la Beata Madre Carmen Rendiles.
Junto a Silvia Correale estuvo el padre Gerardino Barracchini, Vicario Episcopal para la Santidad, párroco de la Iglesia de la Candelaria de Venezuela, quien conoció de manera personal a la hermana San Luis y nos trajo anécdotas y el testimonio lo que significó para su vida el haberla conocido.
Para comenzar, la dra. Correale nos brindó algunos aspectos biográficos de la hermana María Luisa Rendiles Martinez, quien tomó como nombre de religiosa el de ‘Hermana San Luis’, con el que siempre se la conoció:
“La Hermana San Luis nació en Caracas el 1 de octubre de 1912. En el primer momento de su vida no sintió el llamado a la vida consagrada y contrajo matrimonio. Cuando enviuda ingresa a la Congregación Siervas de Jesús.
“Siempre tuvo la delicadeza de socorrer a sacerdotes y seminaristas, ya sea de manera espiritual o material. Siempre muy solidaria, muy caritativa, en el trato con lo sacerdotes y con los más pobres”.
Dra. Silvia Correale
La dra. Correale señaló también que las principales virtudes de la hermana San Luis “eran la prudencia, la serenidad y una sonrisa permanente, que es un signo de gran esperanza y del gran amor a Dios y al prójimo. Tenía una particular devoción a la Santísima Virgen María”.
La hermana San Luis fue una madre espiritual para todos los que buscaban su consejo
Contamos con el testimonio del padre Gerardino quien comenzó relatando cómo su su primer encuentro con la religiosa: “Después de mis estudios en Roma, volví a Venezuela y confieso que mi actitud, con respecto a las religiosas, era negativa, las veía con cierto recelo y siempre hacia bromas. Cuando llego a Venezuela me piden ayudar a esta Congregación, como canonista, para elegir a la nueva Madre General”.
“Estuvimos trabajando para esta elección y, en un retiro, conozco a la hermana San Luis. Lo primero que me llamó la atención fue lo menuda y pequeña que era, su cara de angelito y su sonrisa permanente. Su ternura desarmante con la que te trataba y el amor de madre que emanaba. Era algo impresionante”, recordó.
“Una vez finalizada la elección de la madre general, yo me iba a retirar habiendo cumplido, pero la hermana San Luis, muy pícara, me dice: ‘Padre, usted sabe que la causa de mi hermana– la ahora beata Carmen Rendiles- está abandonada y quisiera que podamos reactivarla’. Yo le di un plan de lo que tenia que hacer y le dije que buscara a alguien para que lo llevara adelante. Ella me vio a los ojos y me dijo: “Tú eres esa persona“.
Padre Gerardino Barracchini
“Todo el proceso de retomar la causa de la Beata venezolana es obra de la hermana San Luis. Pero no sólo eso, sino también el testimonio, que puedo dar yo, de hombres, mujeres, laicos, casados, consagrados, religiosas, sacerdotes, que iban todos los días a su casa para hablar con ella. Tenía el don de Consejo. Sabía escuchar. Ella estaba en su mecedora e iba la gente. Y lo más importante fue su maternidad espiritual. Todos encontraban en ella a una madre”.
“Llegabas a tu casa ya cenado y con algo de dinero en el bolsillo…‘para los caramelos’ decía -recordó con una sonrisa el padre Gerardino-. Con ella viví la gracia de sentirme hijo”, reflexionó.
Podés escuchar el programa completo sobre la vida de la hermana San Luis en el audio al comienzo de esta nota
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