Alimentando lluvias, caracolasy órganos mi dolor sin instrumentosa las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.Tanto dolor se agrupa en mi costado,que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,un hachazo invisible y homicida,un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,lloro mi desventura y sus conjuntosy siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,y sin calor de nadie y sin consuelovoy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,temprano madrugó la madrugada,temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,no perdono a la vida desatenta,no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormentade piedras, rayos y hachas estridentessedienta de catástrofe y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,quiero apartar la tierra parte a partea dentelladas secas y calientes.
Quiero escarbar la tierra hasta encontrartey besarte la noble calaveray desamordazarte y regresarte.
de angelicales ceras y labores.Volverás al arrullo de las rejasde los enamorados labradores.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,llama a un campo de almendras espumosasmi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosasde almendro de nata te requiero,que tenemos que hablar de muchas cosas,compañero del alma, compañero.
Para la libertad siento más corazonesque arenas en mi pecho. Dan espumas mis venasy entro en los hospitales y entro en los algodonescomo en las azucenas.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,ella pondrá dos piedras de futura miraday hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcanen la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño,reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.Porque soy como el árbol talado, que retoñoy aún tengo la vida.
Que como el sol sea mi verso,
más grande y dulce cuanto más viejo...
Que mi voz suba a los montes y baje a la tierra y truene
eso pide mi garganta desde ahora y desde siempre.
Aquí estoy para vivir mientras el alma me suene
y aquí estoy para morir cuando la hora me llegue.
Y si me muero, que muera con la cabeza muy alta,
muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama.
Cantando espero a la muerte, que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles y en medio de las batallas.
No, no hay cárcel para el hombre, no podrán atarme, no,
este mundo de cadenas me es pequeño y exterior,
¿quien encierra una sonrisa?, ¿quien amuralla una voz?
A lo lejos tu más sola que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tu sintiendo en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late la libertad de los dos...
... libre soy, siénteme libre, libre soy, solo por amor.
El se llama barro, aunque Miguel se llame,
sentado sobre los muertos el alma se relame
es su sino sangriento afilado hacia el papel
yo navego entre sus versos, hoy converso con Miguel.
Desperté de ser niño, nunca despiertes,
triste llevo la boca, riete siempre,
Siempre en la cuna, defiendo la risa pluma por pluma.
Músicas exasperadas, duras como botas, huellan
la faz de las esperanzas y de las entrañas tiernas.
Crepita el alma, la ira. El llanto relampaguea,
¿Para qué quiero la luz si tropiezo con las tinieblas?
Un carnívoro cuchillo, de ala dulce y homicida
sostiene un vuelo y un brillo alrededor de mi vida.
Rayo de metal crispado fulgentemente caido,
picotea mi costado y hace en él un triste nido.
Pero al fin podré vencerte, ave y rayo secular,
corazón, que de la muerte nadie ha de hacerme dudar.
Sigue, pues, sigue cuchillo, volando, hiriendo, algún día
se pondrá el tiempo amarillo sobre mi fotografía.
Vientos del pueblo le llevan hasta el último rincón,
es vecino de la muerte y le sobra el corazón.
Voz de campesino, su sangre es un camino cruel,
Por las calles voy dejando algo que voy recogiendo,
pedazos de vida mía venidos desde muy lejos.
Como una fontana que, eterna en brotar persiste,
como un sendero me iré y no acabaré de irme.
Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor.
Por haberme enamorado, corazón sin corazón.
De las cosas, del aliento sin sombra de la creación,
sed con agua en la distancia pero sed alrededor.
Lucho contra la sangre, me debato
contra tanto zarpazo y tanta vena.
Y cada cuerpo que tropiezo y trato,
es otro borbotón de sangre, otra cadena.
¿No cesara este rayo que me habita?
¿No cesará esta terca estalactita?
No quiero dormir-morir, no quiero morir durmiendo
en sagrada tierra estéril, yo quiero morir viviendo.
El llegó con tres heridas...
La del amor...
La de la muerte...
La de la vida...
Hijo de la luz y de la sombra... Miguel Hernández.
Cerca del agua te quiero tenerporque te aliente su vívido ser.
Cerca del agua perdida del marque no se puede perder ni encontrar.
Cerca del agua te quiero sentirporque la espuma te enseñe a reír.
Cerca del agua te quiero, mujer,ver, abarcar, fecundar, conocer.
Nace, como la herramienta,a los golpes destinado,de una tierra descontentay un insatisfecho arado.
Entre estiércol puro y vivode vacas, trae a la vidaun alma color de olivovieja ya y encallecida.
Empieza a vivir, y empiezaa morir de punta a puntalevantando la cortezade su madre con la yunta.
Empieza a sentir, y sientela vida como una guerray a dar fatigosamenteen los huesos de la tierra.
Contar sus años no sabe,y ya sabe que el sudores una corona gravede sal para el labrador.
Trabaja, y mientras trabajamasculinamente serio,se unge de lluvia y se alhajade carne de cementerio.
A fuerza de golpes, fuerte,y a fuerza de sol, bruñido,con una ambición de muertedespedaza un pan reñido.
Cada nuevo día esmás raíz, menos criatura,que escucha bajo sus piesla voz de la sepultura.
Y como raíz se hundeen la tierra lentamentepara que la tierra inundede paz y panes su frente.
Me duele este niño hambrientocomo una grandiosa espina,y su vivir cenicientoresuelve mi alma de encina.
Lo veo arar los rastrojos,y devorar un mendrugo,y declarar con los ojosque por qué es carne de yugo.
Me da su arado en el pecho,y su vida en la garganta,y sufro viendo el barbechotan grande bajo su planta.
¿Quién salvará a este chiquillomenor que un grano de avena?¿De dónde saldrá el martilloverdugo de esta cadena?
Regresará del llantoadonde fue llevadacon su desierta mesacon su ruidosa cama.
Florecerán los besossobre las almohadas.Y en torno de los cuerposelevará la sábanasu intensa enredaderanocturna, perfumada.
El odio se amortiguadetrás de la ventana.
Será la garra suave.
Dejadme la esperanza.