20/11/2021 – La hermana Mariana Camezzana, de las Misioneras Siervas del Espíritu Santo, compartió cuál es el trabajo que realizan en el oeste de la ciudad de Neuquén. “Somos un grupo de religiosas que desarrollamos nuestra actividad en comunidades de inserción. Elegimos vivir entre los pobres como signo misionero existencial. De esta forma es que llevamos adelante el proyecto Ser Mujer. También a mí me toca dirigir la Casa Santa Teresita del Niño Jesús”, comenzó expresando la religiosa oriunda de Mar del Plata (Buenos Aires).
“Nuestra comunidad se completa con la hermana Genoveva que es de Corea y Belén que es bien sureña, de Río Gallegos. El proyecto Ser Mujer lo llevamos adelante en dos contenedores de color verde, hoy convertidos en “La casa de la barda”, así la llamamos”, agregó Mariana. “De acuerdo a la tradición de la Iglesia en América Latina, comunidades como la nuestra hacen de la presencia entre aquellos que se encuentran desplazados en los márgenes socioeconómicos de nuestra sociedad, su signo primordial. Así, tratamos de compartir, en solidaridad intencional con sus vecinos, similares condiciones de vida, casa, comida, inseguridades, limitaciones y estilo de vida en general. La actividad principal de las comunidades insertas se desarrolla en aquellos espacios de vulnerabilidad social donde la Iglesia y su actividad pastoral no han llegado todavía. Esta comunidad, aquí en Neuquén, tiene como objetivo formar una comunidad cristiana, en una zona donde no hay, y el trabajo con la mujer, creyendo en esta apuesta que somos las mujeres las que vamos sosteniendo las familias, los vínculos, las transmisoras de la fe. Esto lo hacemos desde el Ser Mujer, un proyecto propio que acompaña sistemáticamente el caminar de las mujeres de nuestro barrio”, sostuvo Camezzana.
También monseñor Fernando Croxatto, obispo de Neuquén, participó de la charla y dijo: “Es una alegría tener a las Misioneras Siervas del Espíritu Santo con nosotros, hacen un trabajo admirable, tienen actitud y disposición misionera”. Completó el prelado: “Estamos en un tiempo de sinodalidad, que como dice el papa Francico, que es encontrarse, escucharse, discernir juntos. Las hermanas viven profundamente esto, lo siento de esa manera y por eso las acompañamos y las apoyamos en su servicio misionero. Ojalá nos animemos como Iglesia a abrirnos a reconocer la dignidad profunda que cada uno tiene. El Espíritu nos habla desde cualquier realidad, no cerremos nuestros oídos”.
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