Iglesia en éxodo, tiempo del Espíritu

lunes, 2 de junio de 2014
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02/06/2014 – El Padre Javier Soteras junto a la participación de Doña Jovita en una invitación a salir al encuentro del otro y seguir los pasos del Espíritu.

 

Sus discípulos le dijeron: "Por fin hablas claro y sin parábolas. Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios". Jesús les respondió: "¿Ahora creen? Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo".

San Juan 16,29-33

Yo he vencido al mundo

Le pedimos al Espíritu Santo que venga con su gracia y nos ponga en camino. Es una Iglesia en éxodo, como dice el Papa Francisco, es tiempo del Espíritu Santo.

Intenta Jesús en su vida pública conseguir dos objetivos:

– anunciar el Reino, como Buena Noticia para los oprimidos. Así se presenta en la sinagoga de Jerusalén, haciéndose eco de las palabras de Isaías.

– formar un grupo de discípulos, que hicieran llegar esta Buena Noticia a todo lugar hasta el final de los tiempos.

Se acerca el final de su carrera. Están celebrando la Última Cena, la traición está en la misma mesa. Cuando los discípulos, autosatisfechos, creen saberlo todo de Jesús, éste quiere ayudarles a que aterricen bien, a que tengan los pies en la tierra. Por eso, les anuncia lo poco que les va a durar esa seguridad y cómo le van a dejar solo cuando se presenten las luchas, las persecuciones, etc.

Es mala la soledad. Fácilmente derrumba el corazón humano. Jesús va a palpar esta soledad y, para no quedar aplastado por ella, se descubre en referencia a Dios Padre.

Nos ofrece así una linda lección a nuestras comunidades, que no deben quedar aplastadas por la soledad, cuando se presenten el odio, la persecución, etc. Muy necesario en esos momentos activarnos en la presencia del Padre haciendo actos de confianza. Así no caeremos en la carga negativa que lleva al abandono, a la amenaza y al límite de nuestra resistencia. Es mucho más lo que tenemos por delante si nos dejamos orientar por el Espíritu. Sin duda esta Iglesia en éxodo nos pone de cara a lo nuevo, siempre más de lo que esperamos y superador de lo que creíamos que Dios tenía pensado. El corazón humano se dispone a lo nuevo y a lo grande que Dios le propone cuando suelta sus propias amarras y se lanza al movimiento del Espíritu.

Es como la hermosa experiencia que tuvimos el fin de semana que como familia tuvimos el regalo, en un comodato por 10 años, del Club Fiat en la Asociación Civil Hombre Nuevo. Allí hemos encontrado un territorio amplio, buscando contener en ese lugar de manera preventiva a los niños y jóvenes que se ven afectados por ambiente de drogas y violencia. Nos vimos sorprendidos por lo grande del espacio, pero mucho más por el desafío que el Señor nos confía, por pura bondad suya.

Si preguntamos a Jesús por qué amó tanto a unos discípulos, que le iban a abandonar y a traicionar, nos contesta simplemente: "Es así como obra mi Padre". Y de ese mismo calibre debiera ser nuestro amor: darlo libremente y sin condiciones, gozar amando y dando vida para Gloria del Padre.

Por el bautismo Jesús nos busca y nos alcanza y nos fortalece para que venzamos la injusticia, que reina en nuestro mundo. Porque nos quiere. Nos adelanta su victoria, porque su muerte, para el evangelio de Juan no va a ser fracaso sino victoria. Nos asegura, además el don de la paz en medio de luchas y sufrimientos, descubrimos por medio de la fe, que en la tierra no hay ningún poder absoluto. La fuerza de la cruz no nos ofrece muerte sino vida y vida en abundancia y nos asegura la victoria final del bien sobre el mal.

El Espíritu Santo que trae la vida nueva nos da la paz

En la primera alocución de Juan Pablo II al mundo cuando fue instituido Papa decía: ¡No tengan miedo! Desde ese momento siempre su voz ha resonado por todo el mundo con el mismo mensaje: ¡No tengáis miedo

Esto nos debe decir el corazón incluso en medio de nuestro contexto. Al ver la desaceleración de la economía, los despidos de las fábricas y las empresas, sin dudas lo que nos puede embarcar es la angustia y la desesperanza. Todo ese espíritu tiene un único lugar de convocatoria: el miedo y el temor, el no futuro. Mientras ese espíritu atenta contra la mejor disposición de poner lo nuestro, Francisco nos dice que la Iglesia está en éxodo y se anima a ir hacia adelante. Eso no es porque esté todo claro o estable sino porque el Espíritu la guía y la acompaña en este tiempo.

Así es la partida de Abrahám a la tierra prometida, de Moisés, de Elías y de los discípulos en Pentecostés. No está todo claro ni son las mejores condiciones, pero confiamos en la invitación que nos hace el Espíritu y su invitación a la confianza.

 

Por la realidad de nuestro mundo moderno, es que hoy más que nunca la Iglesia necesita dar vida, dar a luz a Jesús en el mundo, dar a conocer al único que puede redimir al hombre, devolverle su valor y dignidad, darle vida, y vida en abundancia..

Hacerle una gambeta al pecado – Doña Jovita

En la Catequesis también participó Doña Jovita, la viejita serrana que con mucho sentido del humor y picardía nos hizo una invitación a "hacerle una gambeta" al pecado.