Jesús, el sanador herido que sana nuestras heridas

lunes, 8 de julio de 2019
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08/07/2019 – En el evangelio de hoy se nos relata la sanación de la mujer hemorroísa y de la hija de Jairo. Muchos interpretan este pasaje del evangelio como un anticipo de la pascua: Jesús entra en contacto con las heridas de la mujer que piensa “con solo tocar su manto quedaré sanada” y con las de la niña que ya está muerta. El sanador herido que viene a traernos su vida nueva. Que la fuerza sanadora de Jesús nos toque el corazón donde más lo necesitamos.

Catequesis en un minuto

 

Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá”.

Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.  Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: “Con sólo tocar su manto, quedaré curada”.

Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: “Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado”. Y desde ese instante la mujer quedó curada.

Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: “Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme”. Y se reían de él.
Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó.  Y esta noticia se divulgó por aquella región.

San Mateo 9,18-26

 

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