Jesús entra, anuncia y libera

martes, 9 de enero de 2024

09/01/2024 – En la catequesis de hoy, el padre Matías Burgui, párroco de San Cayetano en la localidad bonaerense homónima, reflexionó sobre Jesús que entra, anuncia y libera el corazón humana. “En esta primera semana del tiempo ordinario la liturgia nos invita a contemplar el ministerio público de Jesús, sobre todo en Galilea. Si te acordás, Jesús vivió en Galilea y estuvo treinta años en el silencio, acompañando a su madre, aprendiendo un oficio de su padre. Treinta años oculto del mundo, treinta años discerniendo, orando, conociendo y aprendiendo de la gente, nutriéndose de la sabiduría de los demás. Hasta que, claro, llegó el momento de su predicación, su tiempo, su hora y ahí entonces eligió a sus primeros discípulos, salió a proclamar el Reino de los Cielos, a anunciar la Buena Noticia y, fundamentalmente, a evangelizar. Buena noticia significa eso, “Evangelio”. Por eso, cuando vos estás evangelizando, cuando anunciás, estás dando una buena noticia. Qué lindo que vos y yo seamos justamente eso, portadores de la buena noticia, agentes de evangelización. Es decir, aquel que se compromete a llevar este anuncio, este Evangelio. Es cierto, como dice San Pablo, “llevamos un tesoro en vasijas de barro”, pero el Señor por eso eligió. Pensá nada más en la cantidad de malas noticias con las que nos bombardean a diario, basta con que prendas la televisión, que enciendas la radio o entres en internet, con salir a la calle para que te llenes de todo eso. Entonces, qué te parece si vos y yo nos comprometemos a transmitir la buena noticia desde donde estamos. Y no hay que hacer grandes cosas y tampoco hay que transmitir de manera maravillosa las cosas, es dejar solamente que Dios se haga cargo, poder anunciar con nuestras palabras, con nuestras acciones que Dios ama, que Dios perdona, que Dios espera, que tiene un abrazo para los demás, que Él no mira tu error, tu culpa sino que te quiere levantar. Ese es el Dios que queremos transmitir. Por más espectacular que nos parezca la expulsión de demonio, el centro del mensaje del evangelio de hoy es que Jesús enseña con autoridad porque su vida respalda lo que dice”, señaló el padre Matías.


“Jesús entra. En el inicio del evangelio de hoy vemos a Jesús que sale, camina, busca, no se queda quieto y no está a la espera. Es una persona que asume los desafíos y es decidido. Esto es algo que tenemos que lograr vos y yo. Saber ser decididos en la vida e ir a la búsqueda según la misión que vos y yo tenemos en este mundo. Ese andar de Jesús también está marcado por cumplir con las normas religiosas. Él va el sábado a la sinagoga, cumple con las normas. Los compromisos no lo llevan a descuidar lo esencial. ¿Tus compromisos cotidianos, te llevan a vos a descuidar tu vida religiosa? Jesús enseña. El Evangelio nos muestra que Jesús quiere anunciar esa Buena Noticia y busca que muchos más se sumen a la construcción del reino. Eso es lo que nos dice la Palabra: el Señor entró en Cafarnaúm y empezó a enseñar. Es el primer gran gesto que nos muestra la Palabra, la enseñanza. La gente se admiraba por la autoridad de Jesús porque Él no quería imponer, porque no era violento, porque no gritaba. La imposición no sirve de nada, eso ya lo sabes en tu vida seguramente con sangre sudor y lágrimas, ya lo has aprendido. Pero Jesús enseñaba distinto. Qué bueno sería que no caigamos en esto de ser autoritarios, de querer imponer lo que nos parece, que podamos vivir con humildad y al servicio de los demás siempre desde nuestro lugar. Acordate que la autoridad se gana con la confianza y con la coherencia: que haya una unidad entre lo que pienso, lo que digo y lo que hago. Que tu sí sea sí y que tu no sea no. El Señor tenía autoridad en las palabras y la gente quedaba conmovida con esa forma de hablar y de enseñar. Hoy también vos y yo podríamos pedir esto, aprender de Jesús y tener un corazón dócil, ser alumnos del Señor, escuchar el plan que Dios tiene pensado para nosotros y para nuestras vidas”, indicó el sacerdote bahiense.


“Es necesario que el cristiano cultive su fe. Por eso Jesús libera. El tener autoridad va acompañado con tu vida y con lo que implica. Es saber enseñar con tu actuar y saber decir las cosas en su momento. El autoritarismo es cuando uno manda dejando de lado a la persona y llegando a la humillación del otro. Nosotros, desde el mando y el poder, debemos mantener siempre la dignidad de los que nos rodean y de los que están a nuestro cargo. Algo bueno está por venir. ¿Qué significa esta autoridad de Cristo? Su Palabra es viva y eficaz, obra lo que dice. Cuando escuchamos este evangelio, y con la fuerza propia de la Palabra de Dios, hacemos memoria y percibimos de manera personal la novedad de Jesús y sentimos la sanación que Él hace en nuestras vidas”, manifestó Burgui.

“San Marcos nos dice que la gente estaba asombrada ante la manera de enseñar de Jesús y se preguntaban de dónde le vendría toda esa autoridad. Él no pertenecía a la clase sacerdotal, ni si quiera a las escuelas de escribas o fariseos. La autoridad de Jesús parecía la de un padre frente a sus hijos pequeños. “Autoridad” viene de un verbo latino que significa aumentar y acrecentar. Jesús acrecentaba y fortalecía la vida de los enfermos y eso le daba una gran autoridad a sus palabras. Es interesante experimentar que la Palabra de Dios, la palabra de Jesús, tiene la autoridad de aquel que quiere ayudarnos a crecer, la fuerza de aquel que se ocupa y preocupa para que nuestra fe no disminuya sino que se fortalezca y crezca. Ésta es la Palabra de Dios. San Marcos se ocupa de indicarnos que su predicación viene llena del poder de Dios y tiene la victoria sobre el poder del mal que oprime a los hombres. “Hasta los espíritus del mal se le someten” dirá la palabra·”, sostuvo.

“Lo que admiraba de Jesús era su forma de enseñar, era su autoridad, pero la característica de ello es su coherencia y su forma de decir las cosas. Creo que es una de las fases que debemos trabajar día a día, nuestra conducta y nuestro modo de decir las cosas. Uno puede tener conocimiento de muchas cosas, es más, puede tener una inteligencia elevadísima pero si no tiene la manera de bajarla para que la entiendan los que necesitan saber queda sin fruto, queda sin producción. En Jesús vemos palabras cercanas y entendibles por y para la comunidad, las personas pueden acoger el mensaje y es eso lo que da autoridad. Capaz que sirva para que te mires y me mire de ver cómo estamos diciendo las cosas, si la estamos diciendo de manera clara y concreta, entendible, o somos vuelteros para decir las cosas y enredados. Cuando una persona se va por las ramas y es vueltera aburre y produce prejuicios, por eso mírate vos como sos de decir las cosas, cuando corregís a un hermano, o cuando tenés que hablar, en fin. Jesús no borraba con el codo lo que escribía con la mano. El saber mostrar las cosas que digo con mi actitud hace mi persona creíble y confiable, porque como diría Juan Pablo II, las palabras convencen, pero el testimonio arrastra”, cerró Matías.