10/01/2023 – Por más espectacular que nos parezca la expulsión de demonio, el centro del mensaje del evangelio de hoy es que Jesús (a diferencia de los escribas y fariseos), enseña con autoridad, “porque su vida respalda lo que dice”, compartió el Padre Sebastián García en la Catequesis.
Jesús entró a Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Pero Jesús lo increpó, diciendo: “Cállate y sal de este hombre”. El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!”. Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
San Marcos 1,21b-28
El demonio, o los demonios, son todo aquello que separa al hombre de Dios. Los escribas se atan a la ley y lejos de generar en el corazón una verdadera libertad lo que provocan es una gran esclavitud.
Jesús aparece como el que sí tiene autoridad, y tiene autoridad porque es el “autor de la vida”. La vida de Jesús engendra vida, nos hace libres, rompe las ataduras del pecado. Es el triunfo de la vida, que triunfa para que nunca, nunca, nunca más, gane la muerte.
Su Palabra no se contamina con nada del mundo ni se ata con nada que oprima. Jesús es el autor de nuestra libertad y allí radica su autoridad.
Muchas veces estamos atados a observancias y ritualismos vacíos que nos secan la fe y no nos permiten que la libertad de los hijos de Dios se engendre en nosotros.
Muchas veces aparece Jesús en la resurrección, en el volver a dar vida a las personas. Hay una tradición en el antiguo testamento que dice que el mundo había sido creado en seis días y que en el séptimo Dios había descansado, y por eso los sábados son los días que nuestros hermanos mayores, los judíos, le dedican a Dios. Nosotros lo hacemos los domingos.
Entre los rabinos había un tema a dilucidar, porque hay cosas que pasan, y que el hombre no puede controlar, como es que los hombres nacen y mueren aunque sea día de descanso. Entonces eso es lo que hace Dios, rige la vida. En esa tradición se inserta la autoridad de Jesús.
¿Por qué Jesús resucita a los muertos, expulsa a los demonios, y hace todo lo que hace? Porque es el Dios de la vida. Es aquel que se hace igual al Padre, y el sábado, rompiendo toda ley humana, da la vida. Y da la vida dando salvación y liberación donde hay esclavitud; donde hay una vida que se malgasta Jesús apuesta todo para sacar cosas más grandes. Porque donde abundó el pecado sobreabundó la gracia, comentó el Padre Sebastián.
Cuando Dios no está en el centro de la vida de la persona, la vida no vale. Ni la propia ni la de los demás. Así la vida deja de ser algo sagrado y se convierte en un producto de consumo, que se puede usar, tirar o descartar.
Que Dios nos de la gracia de descubrir que solo Jesús tiene autoridad en nuestra vida.
Amén.