04/04/2018 – Esta vez la profesora María Gloria Ladislao eligió hablar de la calle como el lugar de los asuntos públicos y donde se expresan las alegrías y tristezas de un pueblo. “En la lectura mística del Cantar de los Cantares, andando por las calles se llega al encuentro del Amado del alma”, recordó la especialista en sagradas escrituras. También recordó que “la Biblia hebrea tiene distintos términos para designar las calles. Esto nos indica que había tres variedades de calles. Una es la calle usual que era larga, angosta y sinuosa, como se indica en Josué 2,19. Por otra parte estaban las calles cerca de las puertas de la ciudad y aquellas frente a los edificios públicos o donde la una cruza con la otra, y estas eran anchas plazas. Así se explica en el libro de Nehemías. Y una tercera clase de calle era aquella que es semejante a nuestras callejuelas, tal como se indica en Proverbios 7,8. Por regla general las calles en Oriente en la actualidad son angostas, y todo indica que también fueron angostas en los tiempos antiguos”.
Ladislao agregó que “Jesús, en la parábola del banquete, dice que el dueño de casa ordena ir a buscar a los comensales a las calles de la ciudad, y aún más lejos, fuera de los cercos. Con esto se indica una acción. Lo que se busca es llegar hasta las periferias, no dejar a nadie sin recibir el anuncio”. La biblista sostuvo que algo parecido a lo que hoy nos expresa el Papa Francisco: “Espero lío en las calles. Salgan de las cuevas, salgan de las sacristías. Prefiero que los atropelle un auto y no que se queden encerrados”.
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