“Jesús no tenía ni siquiera un burro propio”, recordó Gloria Ladislao al remarcar la pobreza de Nuestro Señor

miércoles, 21 de marzo de 2018

Burro

21/03/2018 – Esta semana, la profesora Gloria Ladislao hizo foco en la figura del burro y sus apariciones dentro de la Biblia. “El burro o asno es un animal doméstico de la familia de los équidos. Los ancestros silvestres africanos de los burros fueron domesticados por primera vez a principios del quinto milenio antes de Cristo, prácticamente al mismo tiempo que los caballos de Eurasia, y desde entonces han sido utilizados por el hombre como animales de carga y como cabalgadura. La aparición de la maquinaria agrícola ha supuesto un descenso considerable en sus poblaciones”, observó Ladislao.

La especialista en Ciencias Sagradas agregó que “los burros se convirtieron en importantes animales de carga para las gentes que vivían en las regiones de Egipto y Nubia, ya que son capaces de acarrear entre el 20 y el 30 por ciento de su peso corporal, y también se usaron para arar y para ser ordeñados. Para el 1800 antes de Cristo, los burros ya se habían extendido a Oriente Medio, donde la ciudad comercial de Damasco es denominada la ciudad de los asnos en textos cuneiforme. Entre los egipcios se representaba a la ignorancia con una cabeza de este animal”.

También destacó que “a pesar de no ser tan rápidos y fuertes como los caballos, su mantenimiento es menos costoso, tienen una gran resistencia y una larga vida y son más ágiles en terrenos abruptos e irregulares que los caballos. En cuanto a su simbolismo, puede significar simpleza pero también estupidez y terquedad. En la Biblia, el burro aparece como el animal del tiempo de trabajo y de paz, en oposición al caballo, que es el animal de la guerra, usado por los ejércitos invasores”.

Finalmente, sostuvo que “Jesús entra en Jerusalén montado en un burrito y asñ realiza las profecías referidas al rey pacífico de la casa de Judá. Era lo usual que cada familia tuviera un burro para los traslados. El libro de los Jueces describe la opulencia de algunos personajes, justamente porque tenían más de un burro. Pero Jesús no tiene ni siquiera un burro propio. Esta es la opción radical de Jesús por la pobreza; no tiene ni siquiera lo mínimo necesario para viajar y trabajar”.