Jesús nos elige y fortalece: Un llamado a ser portadores de esperanza

martes, 29 de octubre de 2024

23/10/2024 – Hoy, recordamos cómo Jesús, con amor y fe inquebrantables, intercede por cada uno de nosotros, nos elige y nos envía como portadores de esperanza, aún en nuestras debilidades.


Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles:
Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,
Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote,Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,
para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados;y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
San Lucas 6,12-19.

En este día especial, el Evangelio nos invita a contemplar a Jesús en tres aspectos esenciales: Él es quien reza, quien llama y quien es cercano. Jesús pasa una noche entera en oración, en diálogo íntimo con el Padre, pidiendo fuerzas y claridad para elegir a sus discípulos, aquellos que continuarán su misión en la tierra. Nos llama, igual que a ellos, con nuestras fortalezas y fragilidades, sin exigir perfección, sino confiando en nosotros como instrumentos de su amor.

Al bajar de la montaña, Jesús se encuentra con la muchedumbre que, llena de fe y necesidad, acude para recibir consuelo, sanación y esperanza. Es aquí donde Jesús nos muestra la cercanía divina: no se aparta ni se aleja, sino que permanece junto a todos, aliviando cargas y renovando vidas. Este ejemplo nos invita a preguntarnos: ¿En qué momentos siento que el Señor me llama? ¿De qué manera siento su cercanía en mi vida? Cada uno tiene una misión particular, un llamado a llevar paz y esperanza a los demás.

Dios nos ha elegido a cada uno, sin excepción, y confía en nosotros, aun cuando a veces caemos. Su oración por nosotros es un testimonio de amor que nos fortalece en nuestras jornadas. Hoy, te invito a recordar que el Señor sigue intercediendo por ti, que ora por tu fortaleza en los momentos difíciles y que te llama, desde el bautismo, para que seas portador de su paz. Que esta reflexión nos inspire a ser “peregrinos de esperanza,” capaces de llevar la Buena Nueva y la presencia de Cristo a aquellos que más la necesitan.